Si no puedo vender mi casa, la rifo

Víctima de la crisis financiera, el mercado inmobiliario no pasa por el mejor de los momentos. Por eso, en Gran Bretaña, en Austria, y ahora también en Alemania, hay quien opta por sortear su casa en lugar de venderla.

David Trigueros, un español residente en Novelda, provincia de Alicante, le contaba la semana pasada al diario El País que su piso no se vende, se regala. La crisis financiera dejó a Trigueros en la calle. Después de un año desempleado, ya no tiene derecho a subsidio, así que cobra una minúscula ayuda social de 500 euros mensuales. 407 euros le cuesta al mes la hipoteca de su departamento: por eso es gratis. “Regalo mi casa. Que paguen las letras que faltan y nos marchamos a cualquier sitio, a cuidar cabras al campo”, decía Trigueros al diario.

La crisis financiera no sólo está destruyendo puestos de trabajo, sino que se ha cebado especialmente con el mercado inmobiliario. Después del boom y los precios al alza, la actual situación no es la más propicia para poner inmuebles a la venta. A ello se suma que, en general, los artículos de lujo se vuelven fácilmente prescindibles cuando las cosas van mal.

Así, algunos propietarios que no están, claro, en la posición extrema de personas como Trigueros, han decidido recurrir a la imaginación para, al menos, no perder dinero. La semana pasada se rifó en Austria una villa de 400 metros cuadrados: cada participación en el sorteo costaba 99 euros. El 15 de marzo se sabrá quién es el nuevo dueño de una casa de 156 metros cuadrados a las afueras de Múnich. Éste habrá pagado por ella tan sólo 19 euros.

Un negocio rentable

A primera vista, puede parecer un chiste, pero la cuestión va totalmente en serio: en Europa se sortean casas. Y, además, resulta que el negocio es rentable. Lo único importante es hacer bien los cálculos: cuánto se quiere por el inmueble, cuánto se queda Hacienda, cuánto cuestan todos los trámites. Dependiendo de esta suma se fijan el precio de las papeletas y el número de participaciones a vender para alcanzar el monto total. Los boletos se ofrecen a través de Internet y el sorteo se realiza ante notario.

De este modo han conseguido desprenderse de sus posesiones más de un británico y más de un austriaco que, en tiempos de crisis, no lograban obtener por ellas la cantidad que pedían. Por los 400 metros cuadrados de villa se recaudaron 989.901 euros y tuvieron que venderse 9.999 papeletas. También en el pequeño país centroeuropeo, Rudi Aichbauer repartió 8.888 participaciones a 65 euros cada una, por lo que percibió 577.720 euros por una casa tasada en 430.000.

Juego sí, pero no de azar

Teniendo en cuenta su éxito, la idea empieza a hacer escuela y en Baviera se está rifando la primera casa. Aunque, para solventar aquí los problemas legales, hubo que añadir una dosis adicional de inventiva: en Alemania, el Estado posee el monopolio sobre los juegos de azar. Lo mismo sucede en Austria, sólo que en el país vecino las autoridades decidieron hacer la vista gorda, siempre y cuando la acción permaneciera única y privada.

Pero los alemanes cumplen con sus leyes a rajatabla y no hay ojo que pueda cerrarse. Por lo tanto, Volker Stiny tuvo que ingeniárselas para poder sortear la casa que sus padres ya no habitan y que está valorada en 600.000 euros.

La solución: el juego ya no es de azar, sino de destreza. Participar cuesta 19 euros, podrán hacerlo 48.000 personas y éstas tendrán que responder a una serie de preguntas a través de Internet. Los que contesten acertadamente entrarán en el sorteo final del inmueble y, además, los menos de 20 euros por cabeza dan para incluir otros premios en el paquete, como un coche de 8.500 euros.

dpa/ lbm (pk)
fuente. http://www.dw-world.de

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