Canciller Moreno y retorno de las campanas de la iglesia de la Compañía:“SON UN MENSAJE PARA LOS CHILENOS DE HOY QUE NOS PONEMOS DE PIE ANTE LA ADVERSIDAD”
Miércoles 29 de septiembre de 2010
El Ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, participó este medio día en la ceremonia de entrega oficial de las campanas de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús en Chile, la que fue destruida por un incendio en 1863 y que costó la vida de más de 2 mil personas.
En el marco de la conmemoración del Bicentenario Nacional, la Cancillería, a través de su Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC), realizó las gestiones para el retorno desde el Reino Unido de las campanas pertenecientes a la iglesia de la Compañía, y que tras el acto encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, serán exhibidas en la Plaza de la Constitución hasta el 8 de diciembre, día que se conmemorarán los 148 años del devastador incendio, y que serán trasladadas a los jardines del Ex Congreso, donde se ubicaba originalmente el templo jesuita.
Sobre la vuelta de las campanas a Chile, el Ministro Alfredo Moreno expresó que “ellas son testigos de uno de los capítulos más tristes de nuestra historia, y en nuestro Bicentenario, es un gran mensaje para los chilenos de hoy que también hemos sufrido la adversidad, pero el país se está poniendo de pie y saliendo adelante a pesar del tremendo terremoto y maremoto que sufrimos”.
Hoy, gracias al gesto de la comunidad anglicana de la Iglesia de Todos los Santos en Oystermouth, en Gales, en cuya iglesia estaban las campanas, y del Gobierno del Reino Unido, estas vuelven a Chile. Al respecto el Canciller Moreno, señaló que “es un gran regalo para nuestro país el que las campanas vuelvan a replicar en la Plaza de la Constitución y posteriormente, en su memorial definitivo en los jardines del ex Congreso Nacional. Ellas han hecho un largo viaje por el mundo y finalmente están de vuelta, por lo que queremos expresar en nombre del pueblo y del Gobierno de Chile el profundo agradecimiento por este regalo que nos está haciendo Reino Unido”
En el acto participaron también el Embajador británico, Jon Benjamin y el representante de la Iglesia Anglicana en Chile, el Obispo Diocesano Héctor Zavala, además de Martina Maturana, la niña que tocó el gong en la Isla Juan Fernández, alertando a los isleños sobre el maremoto el 27 de febrero, quien dio un toque de campana al inicio de la ceremonia.
El valor de este proyecto de entrega patrimonial también radica en la motivación que despertó en los ámbitos público y privado, que se unieron para hacer realidad este anhelo, presentado a la Cancillería por el realizador audiovisual Pedro Pablo Cabrera y su madre María Teresa Guzmán.
Liderado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, participaron en su realización la Embajada Británica, la Real Armada Británica e instituciones públicas como la Presidencia, el Congreso de la República, la Armada de Chile, el Ejército, la Intendencia de Santiago, el Consejo de Monumentos Nacionales, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la Comisión Bicentenario. En la concepción y realización del proyecto y su montaje que permitirá la exhibición de las campanas, bajo el alero de “El Observatorio de Lastarria” aportaron su talento y trabajo la arquitecta Cazú Zegers y la escultora Jessica Torres y sus respectivos equipos y el intelectual Miguel Laborde. El relato histórico sobre las campanas es obra de David Vásquez, de la Biblioteca del Congreso.
A este esfuerzo se sumaron también Bomberos de Chile, el Coro de Cámara de la Universidad Alberto Hurtado, dirigido por Violaine Soublette, la Universidad Finis Terrae y la Universidad de las Américas. Asimismo, prestaron su colaboración la Compañía de Jesús, la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana y el diario El Mercurio.
Un valor adicional fueron los aportes de las empresas - Fundación CAP, Mega, Banco Santander, Aira y Atika – sin los cuales no habría sido posible materializar esta iniciativa.
El largo camino a casa
El siniestro de la Iglesia de la Compañía demostró la necesidad de organizar el socorro en la capital en casos de incendio. Y es así como el 20 de diciembre, apenas 12 días después del incendio, se fundó el Cuerpo de Bomberos de Santiago, con las primeras cuatro compañías (tres de agua y una de salvamento). A ellas se integraron parlamentarios, artesanos, estudiantes y las colonias europeas inmigrantes (francesa, británica, española, italiana, alemana), formando hasta estos días el último voluntariado que existe en el mundo contemporáneo.
Tras el incendio, tres campanas fueron enviadas a la ciudad de Swansea, en Gales, por el comerciante oriundo de esa región Graham Vivian para fundirlas. Sin embargo, su hermano Henry, al darse cuenta de su valor, propuso que la comunidad donde la familia tenía sus tierras, en Oystermouth, cerca de Swansea, las instalase en su campanario, donde permanecieron colgadas por un siglo.
Una vez instaladas las campanas en la espadaña normanda de la Iglesia de Todos los Santos de Oystermouth, la comunidad que la recibió, tal como Henry Vivian, reconoció su valor e historia y cuidaron de ellas hasta ahora. En 1964 fueron descolgadas debido al daño que su peso estaba causando al campanario y fueron ubicadas en el pórtico de la Iglesia junto a los jardines, siendo expuestas desde entonces bajo la inscripción “The Bells of Santiago, Chile” (“Las Campanas de Santiago de Chile”). En esa localidad, las campanas eran muy apreciadas, al punto que se compuso una pieza musical en su homenaje, “The Bells of Santiago” y anualmente se celebraba un concierto en los jardines del Castillo de Oystermouth.
Las campanas arribaron a Chile a mediados de septiembre a bordo de un buque de la Real Armada Británica y desde hoy, permanecerán en la Plaza de la Constitución hasta el 8 de diciembre, cuando sean trasladadas a los jardines del edificio del ex Congreso Nacional, a la espera de la construcción del memorial definitivo, que recordará tanto a las víctimas del incendio como a las del reciente terremoto. Este memorial se sumará a la obra del escultor Giacometti erigida en recuerdo de las víctimas de ese incendio, emplazada en el mismo lugar.
El Ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, participó este medio día en la ceremonia de entrega oficial de las campanas de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús en Chile, la que fue destruida por un incendio en 1863 y que costó la vida de más de 2 mil personas.
En el marco de la conmemoración del Bicentenario Nacional, la Cancillería, a través de su Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC), realizó las gestiones para el retorno desde el Reino Unido de las campanas pertenecientes a la iglesia de la Compañía, y que tras el acto encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, serán exhibidas en la Plaza de la Constitución hasta el 8 de diciembre, día que se conmemorarán los 148 años del devastador incendio, y que serán trasladadas a los jardines del Ex Congreso, donde se ubicaba originalmente el templo jesuita.
Sobre la vuelta de las campanas a Chile, el Ministro Alfredo Moreno expresó que “ellas son testigos de uno de los capítulos más tristes de nuestra historia, y en nuestro Bicentenario, es un gran mensaje para los chilenos de hoy que también hemos sufrido la adversidad, pero el país se está poniendo de pie y saliendo adelante a pesar del tremendo terremoto y maremoto que sufrimos”.
Hoy, gracias al gesto de la comunidad anglicana de la Iglesia de Todos los Santos en Oystermouth, en Gales, en cuya iglesia estaban las campanas, y del Gobierno del Reino Unido, estas vuelven a Chile. Al respecto el Canciller Moreno, señaló que “es un gran regalo para nuestro país el que las campanas vuelvan a replicar en la Plaza de la Constitución y posteriormente, en su memorial definitivo en los jardines del ex Congreso Nacional. Ellas han hecho un largo viaje por el mundo y finalmente están de vuelta, por lo que queremos expresar en nombre del pueblo y del Gobierno de Chile el profundo agradecimiento por este regalo que nos está haciendo Reino Unido”
En el acto participaron también el Embajador británico, Jon Benjamin y el representante de la Iglesia Anglicana en Chile, el Obispo Diocesano Héctor Zavala, además de Martina Maturana, la niña que tocó el gong en la Isla Juan Fernández, alertando a los isleños sobre el maremoto el 27 de febrero, quien dio un toque de campana al inicio de la ceremonia.
El valor de este proyecto de entrega patrimonial también radica en la motivación que despertó en los ámbitos público y privado, que se unieron para hacer realidad este anhelo, presentado a la Cancillería por el realizador audiovisual Pedro Pablo Cabrera y su madre María Teresa Guzmán.
Liderado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, participaron en su realización la Embajada Británica, la Real Armada Británica e instituciones públicas como la Presidencia, el Congreso de la República, la Armada de Chile, el Ejército, la Intendencia de Santiago, el Consejo de Monumentos Nacionales, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la Comisión Bicentenario. En la concepción y realización del proyecto y su montaje que permitirá la exhibición de las campanas, bajo el alero de “El Observatorio de Lastarria” aportaron su talento y trabajo la arquitecta Cazú Zegers y la escultora Jessica Torres y sus respectivos equipos y el intelectual Miguel Laborde. El relato histórico sobre las campanas es obra de David Vásquez, de la Biblioteca del Congreso.
A este esfuerzo se sumaron también Bomberos de Chile, el Coro de Cámara de la Universidad Alberto Hurtado, dirigido por Violaine Soublette, la Universidad Finis Terrae y la Universidad de las Américas. Asimismo, prestaron su colaboración la Compañía de Jesús, la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana y el diario El Mercurio.
Un valor adicional fueron los aportes de las empresas - Fundación CAP, Mega, Banco Santander, Aira y Atika – sin los cuales no habría sido posible materializar esta iniciativa.
El largo camino a casa
El siniestro de la Iglesia de la Compañía demostró la necesidad de organizar el socorro en la capital en casos de incendio. Y es así como el 20 de diciembre, apenas 12 días después del incendio, se fundó el Cuerpo de Bomberos de Santiago, con las primeras cuatro compañías (tres de agua y una de salvamento). A ellas se integraron parlamentarios, artesanos, estudiantes y las colonias europeas inmigrantes (francesa, británica, española, italiana, alemana), formando hasta estos días el último voluntariado que existe en el mundo contemporáneo.
Tras el incendio, tres campanas fueron enviadas a la ciudad de Swansea, en Gales, por el comerciante oriundo de esa región Graham Vivian para fundirlas. Sin embargo, su hermano Henry, al darse cuenta de su valor, propuso que la comunidad donde la familia tenía sus tierras, en Oystermouth, cerca de Swansea, las instalase en su campanario, donde permanecieron colgadas por un siglo.
Una vez instaladas las campanas en la espadaña normanda de la Iglesia de Todos los Santos de Oystermouth, la comunidad que la recibió, tal como Henry Vivian, reconoció su valor e historia y cuidaron de ellas hasta ahora. En 1964 fueron descolgadas debido al daño que su peso estaba causando al campanario y fueron ubicadas en el pórtico de la Iglesia junto a los jardines, siendo expuestas desde entonces bajo la inscripción “The Bells of Santiago, Chile” (“Las Campanas de Santiago de Chile”). En esa localidad, las campanas eran muy apreciadas, al punto que se compuso una pieza musical en su homenaje, “The Bells of Santiago” y anualmente se celebraba un concierto en los jardines del Castillo de Oystermouth.
Las campanas arribaron a Chile a mediados de septiembre a bordo de un buque de la Real Armada Británica y desde hoy, permanecerán en la Plaza de la Constitución hasta el 8 de diciembre, cuando sean trasladadas a los jardines del edificio del ex Congreso Nacional, a la espera de la construcción del memorial definitivo, que recordará tanto a las víctimas del incendio como a las del reciente terremoto. Este memorial se sumará a la obra del escultor Giacometti erigida en recuerdo de las víctimas de ese incendio, emplazada en el mismo lugar.
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