FAO propone ciudades verdes para ciudades súper pobladas y así lograr subsistencia .

28 de septiembre de 2010, Roma - Para 2025, más de la mitad de la población del mundo en desarrollo -unos 3 500 millones de personas- vivirá en las ciudades. Para los encargados de elaborar las políticas y los responsables de la planificación urbana, que las ciudades sean más verdes podría ser la clave para asegurar la provisión de alimentos inocuos, nutritivos, medios de subsistencia sostenibles y comunidades más sanas.


El concepto de "ciudades verdes" se suele asociar a la planificación urbana en el mundo más desarrollado, pero en los países en desarrollo de bajos ingresos tiene una aplicación especial y dimensiones sociales y económicas significativamente diferentes.


Conforme crecen las ciudades se pierden valiosas tierras agrícolas a causa de la construcción, la industria y la infraestructura, y la producción de alimentos frescos se aleja más hacia las zonas rurales. El costo del transporte, el embalaje y la refrigeración, las malas condiciones de las carreteras rurales y las fuertes pérdidas durante el tránsito se suman a la escasez y el costo de la fruta y las hortalizas en los mercados urbanos.


Nueva bomba demográfica


"A lo largo de la historia en las ciudades se han encontrado oportunidades, empleo y mejores condiciones de vida -indica Shivaji Pandey, Director de la División de Producción y Protección Vegetal, de la FAO-. Pero en muchos países en desarrollo lo que impulsa el acelerado crecimiento urbano no son las oportunidades económicas, sino las elevadas tasas de nacimientos y la llegada de masas rurales en busca de evadir el hambre, la pobreza y la inseguridad."


Para el año 2020 la proporción de la población urbana que vive en la pobreza podría llegar al 45%, o 1 400 millones de personas. Para entonces, el 85% de la población pobre de América Latina y casi la mitad de la de África y Asia se concentrarán en los centros urbanos.


Esa perspectiva se ha denominado la nueva bomba demográfica y una pesadilla para la gobernanza: ciudades que se desparraman, degradadas y empobrecidas, con numerosos sectores de la población socialmente excluidos, vulnerables, jóvenes y sin empleo.


Reinventar la ciudad verde


El reto estriba en desviar la urbanización de su ruta actual e insostenible, para dirigirla hacia ciudades más verdes que ofrezcan a sus habitantes opciones, oportunidades y esperanza. Una solución es la horticultura urbana y periurbana, indica la FAO.


No es una novedad la producción de cultivos en y alrededor de las ciudades. La ciudadela inca de Machu Picchu, en el Perú, tenía una zona residencial y otra de terrazas intensamente cultivadas.


La FAO estima que 130 millones de pobladores de los centros urbanos de África y 230 millones en América Latina practican la agricultura, sobre todo la horticultura, a fin de proporcionar alimentos a sus familias o para obtener ingresos de la venta de sus productos.


"La horticultura urbana ofrece una salida de la pobreza", indica el Dr. Pandey, y menciona los costos iniciales bajos, los ciclos cortos de producción y el alto rendimiento por unidad de tiempo, tierra y agua. Los alimentos urbanos, muchas veces compuestos de grasas baratas y azúcar, son responsables del incremento de la obesidad, el exceso de peso y las enfermedades crónicas asociadas a la dieta, como la diabetes.


La producción de fruta y hortalizas, las fuentes naturales más ricas de micronutrientes, en las ciudades y sus alrededores aumenta el suministro de productos frescos y nutritivos y mejora el acceso económico de las personas pobres de las ciudades a los alimentos.


Apoyo a los horticultores urbanos


Gobiernos de 20 países han pedido ayuda a la FAO en los últimos 10 años para eliminar obstáculos y dar incentivos, insumos y capacitación a "horticultores urbanos" de bajos ingresos. La FAO también ha aportado herramientas, semillas y capacitación a fin de establecer cientos de huertos escolares, un medio comprobado de promover la nutrición de los niños, en más de 30 países.


Desde las florecientes metrópolis del África occidental y central hasta los barrios pobres de Managua, Caracas y Bogotá, la FAO ha ayudado a los gobiernos a promover una horticultura comercial en la periferia urbana, sencillos microhuertos hidropónicos en zonas de barrios marginales y azoteas verdes en los centros urbanos densamente poblados.


En la República Democrática del Congo la FAO recomendó medidas que regularizaron los títulos de propiedad de 1 600 hectáreas de zonas verdes que trabajaban unos 20 000 agricultores de tiempo completo en cinco ciudades. Este proyecto introdujo variedades mejoradas de hortalizas e instaló 40 estructuras mejoradas de irrigación, que amplían la disponibilidad de agua durante todo el año.


Para garantizar la calidad e inocuidad de los productos se dio capacitación a 450 asociaciones de productores en buenas prácticas agrícolas, incluido el uso de fertilizantes orgánicos y bioplaguicidas. Los huertos comerciales de la capital, Kinshasa, hoy producen alrededor de 75 000 a 85 000 toneladas de hortalizas al año, o un 65% del suministro de la ciudad.

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