DOCUMENTO 2 : CHILOÉ TEMPLO DE ACHAO UN TESTIMONIO VIVO DE LA RELIGIOSIDAD CHILOTA . Relatos de la época dan cuenta que la fundación de la Iglesia de Achao se remonta al año 1730 y es la iglesia de madera más antigua de Chile . Construida sin clavos ni sierra
En el
siglo XVIII se construyó la Iglesia Santa María de Achao declarada Monumento
Nacional. Es el templo de madera más antiguo que se conserva y más elaborado en
tallados y molduras. En el presente siglo se han hecho restauraciones de
importancia .
La Iglesia Santa María de Achao por su aspecto exterior no se diferencia
mucho de un gran número de iglesias de Chiloé: construcción rectangular, ancho
pórtico de arcos que abarca todo el frente y rematando el frontón excepto su
amplitud y la feliz proporción de los
arcos del pórtico.
Se señala asimismo que tiene 50 varas de
largo, y es de tres naves, la bóveda de la principal es de estilo arabesco como también su cornisa; las columnas están
rodeadas en espiral con festones
tallados. Esta bóveda y los techos de las naves laterales son de preciosa
artesanía; multitud de listones y molduras y otras figuras en que en ninguna se
ve el empalme de las maderas ni la
ensambladura de las tablas. Las maderas conservan su color natural. El estilo
es de un extraordinario churriguerismo.
De la
primitiva construcción quedan intactas las armaduras de la cubierta, los pies
derechos de los perimetrales, las columnas de las naves, todo el basamento, la
bóveda, los altares, el púlpito y la baranda del presbiterio…. En todos estos
elementos se advierte la huella de las
herramientas empleadas en su ejecución y
la presencia de tarugos grandes y pequeños.
La armadura del techo se realizó trabajando
las piezas, tallando las uniones y reforzando los ensambles con gruesos
tarugos. Una triangulación de la parte alta del esqueleto aseguró su perfecta
rigidez, reforzada por largas vigas que
desde el exterior lo apoyaban diagonalmente, a manera de los arbotantes de las
iglesias góticas .
El ancho recinto interior está dividido por
dos hileras de pilares. Una bóveda colgada de la estructura cubre el cielo de
la nave central .
Las catorce columnas dóricas ,embutidas en
roca que dividen la nave del templo, llevan en su interior el fuste del cedro
de Chiloé, e incluso conservan la forma de cono truncado que tiene el árbol
desprovisto de sus ramas. Los jesuitas
emplearon el clavo, cortado español, pequeño, de sección cuadrada, hechas a
mano sobre la forja para fijar las
tablas delgadas llamadas “tejuelas de
dos varas”. En lugar de pernos usaron tarugos de madera de luma, reconocida por
su dureza .
LOS ALTARES
.
Junto a la bóveda, los altares constituyen uno de los mayores
méritos de esta iglesia. Se ha atribuido al Padre Francisco Alfonso de Reina,
la talla del altar mayor y de los cuatro menores, notables piezas barrocas cuyo trabajo realizado con
herramientas de talla, encarece aún más su valor. El altar mayor comprende un
cuerpo central y dos cuerpos laterales de menor altura. Al fondo de cada una de
las naves laterales y bajo una cúpula interior se levanta un altar. Estos
altares cuya factura afirma una original concepción barroca -¿podríamos ver en
ella una lejana inspiración churriguesca?- constituyen un conjunto de
plasticidad clara y abierta. Esbeltas columnas salomónicas rematadas por
curiosos capiteles se elevan y sostienen amplios frentones de graciosas curvas.
Un altar lateral de poca importancia se levanta en el centro del muro en cada
una de las naves menores.
REJAS
DEL COMULGATORIO .
Se ha dicho de ellas que son bellísimas piezas talladas en la técnica del
calado, no sólo evidencian buen gusto y habilidad manual, agregan una feliz y
delicada nota de jerarquía estética.
En cuanto a las maderas empleadas, éstas son
el ciprés y el alerce principalmente. Es posible que al principio las paredes
interiores hubieran carecido de paramentos y que el juego de colores que
producen las dos maderas: alerce y ciprés y seguramente mañío se hubiera
incorporado a los elementos decorativos .
Exteriormente, mediaguas laterales protegían los basamentos
y los muros exteriores, las que
constituyeron una protección para el edificio y que servían la función
de albergar a los cientos de feligreses venidos
de las islas vecinas, que debido al mal tiempo han debido de permanecer en
algunos casos más de una semana. Antes de la reciente restauración podían
verse sus señales en torno al muro exterior de la iglesia.
OTROS
ELEMENTOS .
Otros elementos valiosos que posee la iglesia
son: el tabernáculo móvil. En el altar mayor en la puerta del tabernáculo están talladas en madera las
efigies de San Ignacio de Loyola con el libro de la Regla de la Compañía de
Jesús , y de San Francisco Javier, con
la cruz del misionero, ambos revestidos de los paramentos sagrados.
En una pieza policromada cuyos colores
actuales no corresponden a los
primitivos, un ancho marco de estupenda talla
se mantiene en buen estado, se ignora su origen, pero se duda que se
trate de una obra local.
Su interior está decorado con efigies de ángeles y otros diseños. Estas
figuras son acuarelas sobre yeso conservadas en toda su frescura durante dos siglos en las que resalta la experta mano del artesano jesuita.
VIRGEN
DEL CARMEN .
Hay en el templo una preciosa imagen tallada
artísticamente y traída de España en
tiempo de la Colonia. Está revestida de un ropaje, todo tallado de color café, como vestían en
aquellos tiempos en España. Tenían incrustadas en el traje ciento setenta
perlas y una gran corona de plata en la cabeza; a sus plantas tiene dos ángeles
, también en madera que se conserva muy
bien.
Es una imagen que fue muy venerada en las
islas desde los primeros tiempos de las misiones jesuitas, tallada en madera y
policromada con técnica estopada de origen quiteña, al parecer por su factura, es sin duda la
pieza de arte religiosa más perfecta que existe en Chiloé.
CRISTO
CRUCIFICADO .
Es una imagen de tamaño casi natural que bien
pudo haber sido hecha en Achao, no se identifica fácilmente con otras
representaciones de Cristo en la cruz, los rasgos angulares en notable
tratamiento de la cabellera, la talla vigorosa, el ritmo de las formas hacen de
este Cristo una pieza de gran originalidad.
Notable pieza de estilo barroco español de
principios del siglo XVIII, verdaderas joyas del arte de Chiloé.
DECLARACIÓN
DE MONUMENTO HISTÓRICO .
La
primera solicitud para que la Iglesia de Achao fuera declarada Monumento
Nacional fue hecha por el cura párroco de entonces don Germán Ampuero, el año 1916 . Al año siguiente se pidió un informe
sobre la antigüedad de la iglesia al
historiador R.P. Roberto Lagos, quien en forma documentada opinó favorablemente
a dicha solicitud.
Pasaron los años y sólo en 1950, el Consejo de
Monumentos Nacionales resolvió declararla Monumento Nacional y envió una
comunicación al entonces Obispo de Ancud .
RESTAURACIÓN
.
Con motivo del terremoto del año 1960 se acentuó el
desplome de su fachada norte, el cielo presentaba desprendimiento de elementos
ornamentales, algunos trozos del cielo colgaban sobre la nave central, el
segmento cilíndrico que corre a lo largo de toda la iglesia se encontraba bastante
desprendido y el cornisamiento que se forma a partir de los arcos podía caerse
en cualquier momento.
El Instituto
de Teoría e Historia de la Arquitectura de la Universidad de Chile acogió el
llamado de los arquitectos de la zona y envió a un profesor que realizó un
minucioso análisis arquitectónico del templo y presentó un informe al
Ministerio de Obras Públicas.
La
restauración se hizo a nivel artesanal por carpinteros de la zona, quienes de
acuerdo a las recomendaciones, arreglaron los desperfectos y respetando su
factura original le devolvieron su clásica belleza.
El templo de
Achao, es sin duda desde el Bío Bío hacia el sur el más interesante y uno de
los ejemplos más originales de la arquitectura colonial en Chile y su
estructura muestra la capacidad y voluntad de vencer los tremendos obstáculos
que la lejanía y el medio ambiente se encargaron de acumular.
Es, además,
un testimonio vivo y vibrante de la excelencia de la madera chilena.
UNA IGLESIA PROTOTIPO
.
Los jesuitas
que llegaron a la Isla de Chiloé a comienzos del siglo XVII construyeron más de
treinta iglesias con sus respectivas casas parroquiales antes de ser
expulsados del país, determinación que se cumplió el 8 de diciembre de 1767.
Luego, los franciscanos continuaron la
obra y el número fue aumentando. Sin embargo a pesar de que siete han sido
declaradas Monumentos Nacionales, sobresale la Iglesia Santa María de Achao que
fue el prototipo de las levantadas posteriormente.
Las comunidades chilotas se rigen por aquel
conocido refrán: donde hay iglesia, hay
vida e historia. Son años de tradición, siglos, incluso, los que han conformado
una cultura muy particular, propia de un pueblo alimentado con madera que es el
único elemento que ofrece el medio .
Relatos de la época dan cuenta que la
fundación de la Iglesia de Achao se remonta al año 1730 y es la iglesia de
madera más antigua de Chile.
E l historiador R . Montadón manifiesta.: “Un
buen día del año 1730 llegaron los
misioneros jesuitas con sus canoas a una ensenada denominada Achao, y que
habiendo encontrado el lugar conveniente decidieron levantar allí un templo.
Iban acompañados de indios chonos evangelizados y con ellos acometieron la tarea
descomunal de construir la iglesia sin clavos ni sierras. En el bosque labraron
las tablas, las tejuelas de alerce, los tablones de mañío y los gruesos pilares
de cipreses, grandes bloques de piedra
sirvieron de base de la construcción”.
Fue declarada Monumento Nacional por petición
del cura párroco de ese entonces Germán Ampuero P. Loa jesuitas se establecieron en Achao por
solicitud del Obispo don Pedro Felipe de Azúa.
Más tarde, el P. Alfonso Reina, se esmera en el adorno y compostura de aquella iglesia colocando en ella imágenes y proveyendo a la
sacristía de varios ornamentos. La decoración interior es de estilo barroco,
con columnas, interior de orden dórico,
bóveda arabesco. El Cristo Crucificado de la iglesia fue construido por santeros chilotes y la
imagen de la Virgen del Carmen es policromada y fue traída de España.
En el año 1854 el Intendente Rondizzoni
refiriéndose a las iglesias de la provincia señala: “Distinguese , entre ellas, la del curato de Achao, por conservarse en
mejor estado a pesar de ser obra de los jesuitas, lo que equivale a decir que
es la más antigua de todas. Verdad es que ha sido refaccionada y techada de nuevo hace años, pero, sin embargo, hay
que admirar siempre su duración y el trabajo interior que es el mismo de su
primitiva construcción, el cual manifiesta
el gusto y perfecto conocimiento que tenían de la arquitectura los
citados religiosos.
En cuanto a la dimensión de los templos de
Chiloé se observa una notoria desproporción con relación al número de
habitantes. Se señala que la explicación
estaría en que los indígenas manifestaban su devoción al Santo Patrono y
aprecio a los misioneros, entregando elevados aportes para la construcción de una iglesia o capilla, lo que por cierto
no guardaba relación alguna con el poblado. De esta forma, quienes visitan la
Isla pueden apreciar el fenómeno en
referencia.
La
estructura de la Iglesia de Achao muestra la capacidad y voluntad de vencer los obstáculos que la lejanía y el medio
ambiente se encargaron de acumular. Es además un testimonio vivo de la excelencia de las maderas
chilenas. En el interior se observa el altar mayor. De la primitiva construcción
quedan intactas la armadura de la cubierta, los pies derechos de los
perimetrales, las columnas de las naves, el basamento , la
bóveda, los altares, el púlpito y la baranda del presbiterio.
Fuente:
Diario El Llanquihue de Puerto Montt, Cuerpo C, , sábado 4 de abril de 1987, pp
c6 y c 7
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