n la misa crismal el Papa invita a los sacerdotes a salir de sí mismos para llevar a la gente la unción divina. Con el pueblo sobre los hombros. “Al buen sacerdote se lo reconoce por cómo anda ungido su pueblo”; basta con mirar a los ojos de la gente, por ejemplo cuando sale de misa, y reconocer en cada uno la “cara de haber recibido una buena noticia”, una noticia que cambia su vida.
Nuestra gente —explicó en su homilía— “agradece cuando el Evangelio que predicamos llega a su vida cotidiana, cuando baja como el óleo de Aarón hasta los bordes de la realidad, cuando ilumina las situaciones límites”. Por ello es necesario que el sacerdote salga, antes que nada, de sí mismo y alcance a su rebaño allí donde hay “sufrimiento, sangre derramada, ceguera que desea ver”; donde hay “cautivos de tantos malos patrones”.
Al formular esta invitación, el Papa recordó que “no es precisamente en auto experiencias ni en introspecciones reiteradas que vamos a encontrar al Señor”. De este modo se corre el riesgo de “minimizar el poder de la gracia que se activa y crece en la medida en que salimos con fe a darnos y a dar el Evangelio a los demás; a dar la poca unción que tengamos a los que no tienen nada de nada”. Y es necesario hacerlo con la alegría y el amor de Dios. Así que nunca se debe ser “sacerdotes tristes”, sino —concluyó el Pontífice— “pastores con olor a oveja, pastores en medio al propio rebaño y pescadores de hombres”.
fuente. http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&last=false=&path=/news/vaticano/2013/074q13-Nella-messa-crismale-il-Papa-invita-i-sacer.html&title=Con%20el%20pueblo%20sobre%20los%20hombros&locale=es
Comentarios