Estudiantes de geología realizaron su tesis en Antártica y fueron carteros en la oficina de correos más austral de Chil

Jeremy Donaire y Gyslaine Mansilla valoran su experiencia viviendo en isla Rey Jorge, donde no solo pudieron trabajar en sus respectivas tesis de pregrado, también se relacionaron con personas de otros lugares del mundo.
Punta Arenas, 27 de febrero de 2020. Un letrero colocado en la puerta de la oficina de Correos de Chile en Villa Las Estrellas, isla Rey Jorge, Antártica informa que solo funciona durante los días lunes, miércoles y viernes. El encargado de recibir y atender las múltiples solicitudes de los visitantes es Jeremy Donaire Zamora, joven oriundo de Valparaíso, que además de estar cumpliendo funciones para la institución, se encuentra trabajando en su tesis para titularse este 2020 como geólogo de la Universidad Andrés Bello (UNAB) sede Viña del Mar.
El estudiante de la UNAB, Jeremy Donaire en módulo Correos de Chile, isla rey Jorge.  Foto INACH
Él accedió a esta oportunidad por medio de un concurso para tesis de pregrado que organizan en conjunto el Instituto Antártico Chileno (INACH), la Fuerza Aérea de Chile (FACH) y Correos de Chile desde el año 2009, y que convoca a estudiantes de último año de universidades chilenas a que postulen sus trabajos de investigación o proyectos de título relacionados con bahía Fildes, isla Rey Jorge o islas Shetland del Sur. Instancia que les permite a los seleccionados poder integrarse a la LVI Expedición Científica Antártica (ECA 56).
Ningún día es normal para Jeremy, afirma que le toca desempeñar una doble función: por un lado cumple con su labor de enviar cartas y postales desde la oficina más austral del país, y aprovecha el resto del tiempo (días martes, jueves, sábado o domingo) para avanzar en su tesis que lleva por nombre: “Propiedades sedimentológicas de las partículas contenidas en los iceberg de bahía Fildes y su efecto en la biodisponibilidad de hierro en aguas costeras antárticas”, y que trata principalmente sobre las propiedades sedimentológicas de los icebergs.
“Mi trabajo consiste en analizar las propiedades sedimentológicas de las partículas contenidas en icebergs o hielos flotantes que están en el glaciar Collins. Dentro de la metodología, tuve que dirigirme a esta zona de estudio, para recolectar una muestra de hielo que pesa entre los 30 y 45 kilogramos y ver que este contenga una gran cantidad de sedimento, es decir, que tú los puedes ver a distancia y observar una masa más oscura”, explicó.
Luego ocurre lo más pesado y arduo del proceso, ya que debe trasladar esta gran muestra de hielo hasta la base Escudero donde se aplica agua (por ejemplo: de un peso de 20 kilos) en una fuente de gran tamaño para luego ser analizada. “Yo regreso después de dos horas y veo cuál es la tasa de derretimiento de este glaciar en condiciones locales de temperatura. Entonces anotó que se derritió a una tasa de dos litros por hora y cayó tal cantidad de sedimento, porque también recolecto el sedimento que cayó en ese transcurso de tiempo, esto para determinar cuáles son las cualidades de este sedimento. Es decir, si son biodisponibles para los organismos que se encuentran en la producción primaria como el fitoplancton”, explicó, agregando que estas muestras serán posteriormente analizadas en diferentes laboratorios chilenos y de Alemania para luego analizar sus propiedades y entender el mecanismo de derretimiento del hielo y del glaciar también con todo lo que está ocurriendo actualmente.
A priori ha podido determinar que a mayor cantidad de sedimento, la tasa de derretimiento es mayor. “Es decir, que si tu glaciar tiene mayor cantidad de tierra inmersa, puede que esta zona sea propensa al derretimiento o que se derrita con mayor facilidad y se desprendan mayores cantidades volumétricas”, complementó.   
Ya totalmente aclimatado y a pocas semanas de dejar Antártica para retornar a Valparaíso, él valora lo vivido durante su estancia en el continente. “Ha sido una experiencia súper enriquecedora, tanto en lo laboral como en lo académico y personal porque aprendes a lidiar con algunas cosas de las que no estás acostumbrado. Y evidentemente lo que más destaco es el contacto directo con la naturaleza, es decir, los glaciares, la vida biológica (los pingüinos, las focas, las ballenas) el estar muestreando con toda esa diversidad de organismos es increíble. También las relaciones personales que se forman, que te contienen también, algunas porque tienen mayor experiencia con este tipo de expediciones”.
Definitivamente, él recomendaría esta experiencia a otros jóvenes universitarios. “Sin duda que lo recomiendo y que ojalá puedan venir en las mismas condiciones que yo, como alumno de pregrado. Es importante que puedan tener estas experiencias antes de tener un título profesional. Te da una perspectiva de vida mucho más amplia y un mejor dominio del inglés, ya que compartes tu día a día con personas de diferentes nacionalidades”.
De Copiapó a Antártica
“Fue una bonita experiencia, cumplí con todos mis objetivos que establecí en mi proyecto de tesis. Es realmente sorprendente y me pareció que es una gran oportunidad para todos los estudiantes, ya que es un campo tremendo para desarrollar mayor interés en las ciencias antárticas en diferentes áreas, disciplinas. Durante mi estadía allá tuve la oportunidad de ver cómo se efectúan distintos proyectos, ampliar mi alcance respecto a las metodologías de investigación. Conocer personas nuevas siempre es enriquecedor y el ambiente se torna a favor de la ciencia, siendo muy gratificante”, relató la joven Gyslaine Mansilla Escobar, tesista de la carrera de Geología de la Universidad de Atacama (Copiapó), quien estuvo cumpliendo las mismas funciones de Jeremy pero desde mediados de noviembre a principios de enero.
Sobre su experiencia en la oficina postal, ella rescata que lo mejor fue compartir y conocer a personas que llegan desde diferentes lugares del mundo. “Fue totalmente enriquecedor, sobre todo culturalmente, ya que solo el hecho de compartir con personas de diferentes países que están interesadas en enviar y recibir cartas o postales, abre el espacio para la comunicación intercultural, esto igual nos ayuda a abrir nuestra forma de pensar y nos invita a conocer otras culturas, de diferentes países e idiomas, si bien igual nos entendíamos en inglés, el acento era totalmente distinto, y cada uno de ellos tiene una historia y una experiencia distinta de la cual me hacían parte”, describió.    
Durante este período, ella avanzó en su proyecto de título denominado: “Reconstrucción paleoclimática de la península de Fildes”, dedicándose a estudiar el domo Bellingshausen con el objetivo de obtener parámetros que permitan determinar la variabilidad climática del sector. “Tomé dos metros de testigos de hielo en la cima del domo Bellingshausen, que está aledaño a la estación uruguaya, y realicé perfiles de georradar, perfiles geofísicos, estos me ayudaban a verificar el alcance nival en el sector y ver estructuras”, comentó.
Gyslaine Mansilla muestreando hielo en domo Bellingshausen, isla rey Jorge.Foto INACH
Lo que más captó su atención fue poder muestrear sobre el glaciar, “Fue estar ahí en la inmensidad del paisaje, estar en el glaciar mismo, toda la logística que se despliega y lo que significa estar ahí en ese momento, además tuve la suerte de trabajar con Bulat Mavlyudov (glaciólogo y científico de la base rusa), él me enseñó demasiado sobre estructuras, procesos climáticos, los cambios que ha tenido el glaciar durante los últimos diez años. Me sorprendió el apoyo entre estaciones y yo fui con las ganas de aprender y recibí mucho más que eso. Me sorprendió la calidad humana de los científicos, lo que hizo mi estadía más amena”, señaló aún emocionada por la experiencia.    
A Gyslaine aún le queda por procesar más de treinta perfiles geofísicos que recolectó en terreno. “Fui durante varios días a terreno, donde pude obtener 31 perfiles geofísicos, esto suma alrededor de seis kilómetros, es un aproximado ya que los estoy estudiando por segmentos y todavía no llegó al total, debo procesar todos estos perfiles geofísicos que obtuve mediante la metodología GPR (Ground Penetrating Radar)”, explicó.
Posteriormente, todos los datos que le entregó esta metodología los van procesar mediante la utilización de diferentes software para luego poder hacer la interpretación estructural. “Más adelante espero modelar el glaciar, eso sumado al análisis de los testigos de hielo en el laboratorio, en donde se realizan estudios isotópicos que me permitan interpretar procesos ambientales mediante la composición del hielo. Ambas metodologías son complementarias para que yo pueda concluir sobre la variabilidad climática, ayudándome de la base bibliográfica y las imágenes satelitales, las cuales también me aportan a establecer conclusiones sobre la tendencia del glaciar”, aclaró.  
Para ella es de suma relevancia contar con esta información, primero porque le permitirán concluir sobre la variabilidad climática, y también a título personal porque le gustaría especializarse en Glaciología. “Es un tema que está en boga, porque si bien todos sabemos que hay una tendencia climática, pero últimamente se ha hecho más notorio en los medios de comunicación, y para mí es un tema más interesante, más satisfactorio, y a futuro me gustaría seguir desarrollándome en esa área”, concluye la joven tesista.     

Fuente: INACH

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