INNOVACIÓN EN LA REGIÓN ES CLAVE PARA EXPANDIR LA COMPETITIVIDAD dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL
“La innovación es condición necesaria para generar nuevos espacios de competitividad”, dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) durante su participación en el III Foro de Competitividad de las Américas.
Las economías que han logrado dar un salto importante hacia adelante en su desarrollo lo han hecho diversificando su estructura productiva y su perfil exportador, a través de la innovación y el aprendizaje, señaló durante su exposición en la sesión “Competitividad: visión de organismos regionales”.
El III Foro de Competitividad de las Américas es organizado por el Gobierno de Chile, con la colaboración de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
El encuentro fue inaugurado por los Presidentes de Chile y Guatemala, Michelle Bachelet y Álvaro Colom, respectivamente. Reúne a ministros y empresarios de la región quienes analizarán los desafíos de la competitividad en el contexto de la crisis internacional.
Alicia Bárcena reconoció que la situación de América Latina en materia de investigación y desarrollo (I+D) es aún desfavorable comparada con otras regiones del mundo y destacó que es fundamental adaptarse a las tendencias que están surgiendo en la economía y que han generado nuevos paradigmas.
Mencionó especialmente los patrones de competitividad de ventajas comparativas basadas en conocimiento y tecnología, y los nuevos paradigmas tecnoeconómicos como las TIC (tecnologías de información y comunicaciones), la biotecnología y la nanotecnología.
“La emergencia y difusión de estos nuevos paradigmas debe ser vista como un necesario punto de partida estratégico para repensar las políticas de desarrollo en el siglo XXI”, señaló Bárcena.
Como ejemplo señaló que el gasto en I+D en América Latina se ha mantenido prácticamente inalterado en la última década, a pesar de la aceleración del cambio técnico en el mundo. Brasil ha sido la excepción, ya que elevó su gasto en I+D de un 0,5% del PIB a mediados de los 90 a más de un 1% en 2006.
Enfatizó que ante la magnitud de los desafíos actuales es necesario mantener y expandir la competitividad “auténtica”, es decir, aquella basada en la tecnología e innovación y que garantiza un crecimiento compatible con una mejor distribución del ingreso y con la protección del medio ambiente.
Insistió en que se debe recuperar la idea de construir una estrategia de desarrollo de “largo plazo”, ya que la innovación para la competitividad requiere una visión de este tipo. Asimismo, implementar políticas de Estado –no de Gobierno- que tengan continuidad en el espacio y en el tiempo y que permitan encontrar el balance óptimo entre el mercado y el ciudadano.
Las economías que han logrado dar un salto importante hacia adelante en su desarrollo lo han hecho diversificando su estructura productiva y su perfil exportador, a través de la innovación y el aprendizaje, señaló durante su exposición en la sesión “Competitividad: visión de organismos regionales”.
El III Foro de Competitividad de las Américas es organizado por el Gobierno de Chile, con la colaboración de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
El encuentro fue inaugurado por los Presidentes de Chile y Guatemala, Michelle Bachelet y Álvaro Colom, respectivamente. Reúne a ministros y empresarios de la región quienes analizarán los desafíos de la competitividad en el contexto de la crisis internacional.
Alicia Bárcena reconoció que la situación de América Latina en materia de investigación y desarrollo (I+D) es aún desfavorable comparada con otras regiones del mundo y destacó que es fundamental adaptarse a las tendencias que están surgiendo en la economía y que han generado nuevos paradigmas.
Mencionó especialmente los patrones de competitividad de ventajas comparativas basadas en conocimiento y tecnología, y los nuevos paradigmas tecnoeconómicos como las TIC (tecnologías de información y comunicaciones), la biotecnología y la nanotecnología.
“La emergencia y difusión de estos nuevos paradigmas debe ser vista como un necesario punto de partida estratégico para repensar las políticas de desarrollo en el siglo XXI”, señaló Bárcena.
Como ejemplo señaló que el gasto en I+D en América Latina se ha mantenido prácticamente inalterado en la última década, a pesar de la aceleración del cambio técnico en el mundo. Brasil ha sido la excepción, ya que elevó su gasto en I+D de un 0,5% del PIB a mediados de los 90 a más de un 1% en 2006.
Enfatizó que ante la magnitud de los desafíos actuales es necesario mantener y expandir la competitividad “auténtica”, es decir, aquella basada en la tecnología e innovación y que garantiza un crecimiento compatible con una mejor distribución del ingreso y con la protección del medio ambiente.
Insistió en que se debe recuperar la idea de construir una estrategia de desarrollo de “largo plazo”, ya que la innovación para la competitividad requiere una visión de este tipo. Asimismo, implementar políticas de Estado –no de Gobierno- que tengan continuidad en el espacio y en el tiempo y que permitan encontrar el balance óptimo entre el mercado y el ciudadano.
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