Aire limpio y pulmones sanos: Cómo combatir mejor la contaminación atmosférica



Cuando se oye hablar de que la contaminación del aire causa muertes, es probable que se piense en paisajes urbanos llenos de smog y carreteras congestionadas. Las ciudades de India y China se han convertido en un símbolo de la polución atmosférica y sus repercusiones en la salud.

Pero los habitantes de las ciudades de India y China no son los únicos que enfrentan este problema. De Senegal a Perú, millones de personas respiran aire contaminado todos los días, sufriendo una serie de consecuencias en su salud. Se estima que en 2012, unos 3,7 millones de habitantes murieron a raíz de enfermedades provocadas por inhalar aire sucio. Y la contaminación atmosférica no se limita a las grandes ciudades. Si se le suma la polución proveniente de fuentes domésticas, como las cocinas y la calefacción, la cifra asciende a unos 7 millones de víctimas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las familias, las ciudades y las sociedades sufren los impactos, que se traducen en altos costos de la atención de salud, el deterioro de la calidad de vida, la disminución de la productividad y la pérdida de oportunidades económicas.

Un nuevo informe del Banco Mundial titulado “Clean Air and Healthy Lungs: Enhancing the World Bank’s Approach to Air Quality Management” (Aire Limpio y pulmones sanos: Mejorar el enfoque del Banco Mundial con respecto a la gestión de la calidad del aire) analiza el trabajo del Banco durante una década con los países en desarrollo para mejorar la calidad del aire, con el fin de que la institución y estas naciones estén mejor preparadas para enfrentar este importante desafío en el futuro.

El documento llega justo después de la creación de un Programa de Salud Ambiental y de Gestión de la Contaminación, cuyo objetivo es ayudar a los países en desarrollo a reducir la polución y promover comunidades más sanas y con economías más estables. El Banco encargó recientemente una revisión de su metodología para estimar el costo de los daños de la contaminación del aire, (i) lo que proporcionará pruebas más sólidas para la toma de medidas en esta materia. El Banco también está asociado con coaliciones de apoyo e intercambio de conocimientos, como la Alianza Mundial para la Salud y la Contaminación (GAHP, por sus siglas en inglés) (i) y la Coalición de Clima y Aire Limpio (CCAC, por sus siglas en inglés), que buscan mejorar la comprensión del problema de la contaminación y las soluciones eficaces en este campo. (i)

¿África se unirá a Asia?

La mayoría de las personas diría, y con razón, que la peor contaminación se encuentra probablemente en Asia. Según la base de datos de contaminación atmosférica 2014 de la OMS, la mayor parte de las 50 ciudades con mayor concentración de polución ambiental está en Asia. Pero ciudades como Dakar (Senegal) y las ciudades del delta en Egipto también figuran entre las 50 primeras, y Lagos (Nigeria) y Accra (Ghana) no se quedan atrás.

“Necesitamos un planteamiento proactivo para combatir la contaminación del aire en África con el fin de evitar muertes que se pueden prevenir”, dijo Yewande Awe, ingeniera ambiental superior del Banco Mundial, que dirigió el informe. “Debemos actuar ahora en lugar de responder a esta crisis a través del tiempo o cuando los patrones de contaminación se hayan establecido de manera fija”. Se espera que la población urbana del continente se triplique a 1230 millones entre 2010 y 2050, lo que significa que 1 de cada 5 personas del mundo que se está urbanizando vivirá en África.
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Cuando los líderes proactivos están dispuestos a formular políticas y realizar inversiones adecuadas, se puede lograr que la calidad del aire mejore en las ciudades Close Quotes

Paula Caballero
Directora superior de las Prácticas Mundiales de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Banco Mundial

Mejor seguimiento de los datos

El informe también encontró que, con unas pocas excepciones, los proyectos del Banco Mundial que fueron analizados no incluían el control de la contaminación del aire como un objetivo primario. Como resultado, en estos proyectos se perdió la oportunidad de recopilar datos esenciales, y establecer líneas de base que ayudarían a medir el éxito de las intervenciones de reducción de la contaminación ambiental que se respaldaban en tales proyectos.

Muchos países en desarrollo carecen de la infraestructura y los métodos estandarizados que se necesitan para la recopilación e interpretación de datos que permitan orientar de manera más adecuada la toma de decisiones y ayuden a establecer normas nacionales de calidad del aire. Se requieren mejores datos y un seguimiento sistemático para que los países puedan dar respuesta a la contaminación. Datos analíticos sólidos y seguimiento de los cambios en el tiempo fueron algunos de los factores fundamentales de éxito en Santiago (Chile), por ejemplo, donde las autoridades implementaron soluciones más limpias para el transporte que fueron eficaces para reducir la contaminación del aire.

Proyectos del Banco Mundial en Chile, Mongolia y Perú demuestran la importancia de un diálogo dinámico con todas las partes interesadas en los países en desarrollo; la necesidad de tener enfoques integrados que comiencen con la identificación de todas las fuentes de contaminación y terminen con la identificación de intervenciones efectivas en función del costo, y la obligación de involucrar a múltiples sectores, entre ellos, el transporte, la salud, la planificación urbana y la agricultura. La experiencia muestra además que en los países donde se han logrado avances en materia de contaminación del aire, fue eficaz la combinación de medidas técnicas, políticas y económicas. En China, por ejemplo, se establecieron multas por descarga de contaminantes en las ciudades, y la Ciudad de México eliminó los regresivos e ineficientes subsidios a los combustibles fósiles.

El crecimiento futuro de África y Asia tendrá lugar en gran medida en las ciudades. Esta urbanización no tiene por qué significar que el mortífero e irrespirable aire contaminado se convierta en la nueva normalidad. El transporte, la industria, la energía, la construcción, la agricultura y los sistemas de desechos más ecológicos, respaldados por mejores normas, pueden salvar vidas y apoyar a las ciudades del futuro.

“Cuando los líderes proactivos están dispuestos a formular políticas y realizar inversiones adecuadas, se puede lograr que la calidad del aire mejore en las ciudades”, dijo Paula Caballero, directora superior de las Prácticas Mundiales de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Banco Mundial. “Una nación puede tener aire limpio y [habitantes con] pulmones sanos, además de los beneficios económicos de la urbanización”.


Fuente: Banco Mundial 

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