España: Turismo gastronómico.Aunque la difusión turística de las fiestas gastronómicas sea relativamente reciente, estas celebraciones han ido unidas desde la antigüedad a la mayoría de los festejos
Turismo gastronómico.Aunque la difusión turística de las fiestas gastronómicas sea relativamente reciente, estas celebraciones han ido unidas desde la antigüedad a la mayoría de los festejos
15.10.11 - 02:37 -
FRANCISCO FEO PARRONDO
PROFESOR DE GEOGRAFÍA EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID
Ahora que decae el turismo de sol y playa, creo que llegado el momento de potenciar otras modalidades, como el turismo gastronómico, valor cultural de cada país que se tiende a generalizar en la mayor parte de los países desarrollados. Fue hace aproximadamente un cuarto de siglo cuando se difundió en radio y televisión, se potenció la valoración de alimentos de calidad (Denominación de Origen) y empezaron a organizarse fiestas gastronómicas con un buen impacto económico en las zonas que las organizan.
Hasta el punto fue así que uno de los recursos turísticos más potenciados en las dos últimas décadas es el gastronómico en países como Francia, Alemania, Bélgica, Irlanda, Italia, Portugal, Noruega, Suecia, India, Japón, Argentina, Perú, Brasil, Colombia, etcétera, en los que se organizan numerosas jornadas de turismo gastronómico.
Esta importancia se debe a la necesidad de alimentarse, pero también a la búsqueda de alimentos de calidad y distintos a los habituales en el resto del año. Hace ya casi tres décadas que el gasto en alimentos de los turistas representan aproximadamente la cuarta parte del total de gastos, solo ligeramente superados por los alojamientos. Todo apunta a que la mayoría de los turistas no viajan por la gastronomía, pero que juega un papel fundamental al ser imprescindible alimentarse, conocer nuevos productos y dietas, demandar alimentos de la zona visitada tras el retorno, etcétera.
En las últimas décadas, por este motivo, la cocina española ha mejorado notablemente su prestigio dentro y fuera de las fronteras, promocionando productos y marcas alimenticias y siendo uno de los pilares que sostiene el sector turístico en cada una de las comunidades autónomas españolas.
El turismo gastronómico puede jugar un papel decisivo para evitar la concentración turística en Semana Santa y/o verano ofreciendo platos de la cocina tradicional en las jornadas gastronómicas que atraen visitantes que benefician a los alojamientos, ferias gastronómicas, rutas por bodegas, bares y comercios que venden productos de la zona (alimentos, artesanos.), contribuyendo a mantener alguna población en zonas rurales.
Aunque la difusión turística de las fiestas gastronómicas sea relativamente reciente, estas celebraciones han ido unidas desde la antigüedad a la mayoría de los festejos. Las bacanales romanas son famosas desde hace dos milenios y las comidas familiares en las fiestas locales asturianas tienen también amplia tradición de siglos.
Ahora se han sumado las jornadas gastronómicas como atractivo turístico, repartidas por todas las comarcas y, en un estudio realizado por Turespaña en 2009, se señala que la comida es la segunda motivación más importante de los turistas a la hora de elegir nuestro país como destino para sus vacaciones, siendo la causa de la llegada de unos 5,5 millones de turistas anuales, la décima parte del total de visitantes. Cifra en la que juega un papel importante el turismo enológico (con visitas a bodegas y cata de vinos) y el gastronómico, con jornadas gastronómicas en más de tres cuartas partes de los municipios españoles y casi un 85% en los asturianos.
Solo cabe desear que el proceso continúe y se haga extensivo a la casi totalidad de localidades rurales para que puedan pervivir sin llegar a despoblarse y ofrecer alimentos de calidad y naturales.
fuente: http://www.elcomercio.es/v/20111015/opinionarticulos/turismo-gastronomico-20111015.html
15.10.11 - 02:37 -
FRANCISCO FEO PARRONDO
PROFESOR DE GEOGRAFÍA EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID
Ahora que decae el turismo de sol y playa, creo que llegado el momento de potenciar otras modalidades, como el turismo gastronómico, valor cultural de cada país que se tiende a generalizar en la mayor parte de los países desarrollados. Fue hace aproximadamente un cuarto de siglo cuando se difundió en radio y televisión, se potenció la valoración de alimentos de calidad (Denominación de Origen) y empezaron a organizarse fiestas gastronómicas con un buen impacto económico en las zonas que las organizan.
Hasta el punto fue así que uno de los recursos turísticos más potenciados en las dos últimas décadas es el gastronómico en países como Francia, Alemania, Bélgica, Irlanda, Italia, Portugal, Noruega, Suecia, India, Japón, Argentina, Perú, Brasil, Colombia, etcétera, en los que se organizan numerosas jornadas de turismo gastronómico.
Esta importancia se debe a la necesidad de alimentarse, pero también a la búsqueda de alimentos de calidad y distintos a los habituales en el resto del año. Hace ya casi tres décadas que el gasto en alimentos de los turistas representan aproximadamente la cuarta parte del total de gastos, solo ligeramente superados por los alojamientos. Todo apunta a que la mayoría de los turistas no viajan por la gastronomía, pero que juega un papel fundamental al ser imprescindible alimentarse, conocer nuevos productos y dietas, demandar alimentos de la zona visitada tras el retorno, etcétera.
En las últimas décadas, por este motivo, la cocina española ha mejorado notablemente su prestigio dentro y fuera de las fronteras, promocionando productos y marcas alimenticias y siendo uno de los pilares que sostiene el sector turístico en cada una de las comunidades autónomas españolas.
El turismo gastronómico puede jugar un papel decisivo para evitar la concentración turística en Semana Santa y/o verano ofreciendo platos de la cocina tradicional en las jornadas gastronómicas que atraen visitantes que benefician a los alojamientos, ferias gastronómicas, rutas por bodegas, bares y comercios que venden productos de la zona (alimentos, artesanos.), contribuyendo a mantener alguna población en zonas rurales.
Aunque la difusión turística de las fiestas gastronómicas sea relativamente reciente, estas celebraciones han ido unidas desde la antigüedad a la mayoría de los festejos. Las bacanales romanas son famosas desde hace dos milenios y las comidas familiares en las fiestas locales asturianas tienen también amplia tradición de siglos.
Ahora se han sumado las jornadas gastronómicas como atractivo turístico, repartidas por todas las comarcas y, en un estudio realizado por Turespaña en 2009, se señala que la comida es la segunda motivación más importante de los turistas a la hora de elegir nuestro país como destino para sus vacaciones, siendo la causa de la llegada de unos 5,5 millones de turistas anuales, la décima parte del total de visitantes. Cifra en la que juega un papel importante el turismo enológico (con visitas a bodegas y cata de vinos) y el gastronómico, con jornadas gastronómicas en más de tres cuartas partes de los municipios españoles y casi un 85% en los asturianos.
Solo cabe desear que el proceso continúe y se haga extensivo a la casi totalidad de localidades rurales para que puedan pervivir sin llegar a despoblarse y ofrecer alimentos de calidad y naturales.
fuente: http://www.elcomercio.es/v/20111015/opinionarticulos/turismo-gastronomico-20111015.html
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