República Checa: Los secretos y los superlativos del palacio de Zbiroh

20-12-2014 | Dominika Bernáthová


Esta vez les llevaremos al palacio de Zbiroh, construido en una colina rica en piedras semipreciosas situada en el suroeste de Bohemia. Precisamente las curiosas propiedades de su entorno natural lo convirtieron durante largos años en la sede de las SS nazis, así como de las tropas ocupantes del Pacto de Varsovia. Esta joya neorrenacentista destaca también por otras muchas cosas.

A lo largo del programa podrán escuchar fragmentos de la composición 'Recuerdos de Zbiroh' compuesta por Václav Vačkář, en interpretación de la Orquesta de Salón de Josef Vejvoda. Quedan en compañía de Dominika Bernáthová.
En el lugar del palacio neorrenacentista Zbiroh, situado aproximadamente a unos 60 kilómetros de Praga, en la zona fronteriza de los bosques de Křivoklát y de Brdy, se hallaba originalmente un castillo románico-gótico, construido probablemente a finales del siglo XII, según indican las primeras referencias escritas.
Al haber sido construido por la voluntad de un noble, lo que en aquella época no era habitual, ya que ese privilegio correspondía al rey, se trata del primer castillo aristocrático de las tierras checas. Con sus 224 salas es además uno de los castillos más extensos del país. Y no es el único superlativo del qué Zbiroh puede jactarse, según nos cuenta su actual propietario, Jaroslav Pácha.
“También tenemos una de las capillas más antiguas del país y el pozo más profundo de Europa. Tiene unos 163 metros y a lo largo de su existencia reveló varios secretos. Por ejemplo, escondía siete cajas con documentos del archivo de la organización nazi SS. En el fondo se encuentra también una la galería de una mina todavía por explorar”.
Otra denominación de Zbiroh es el Palacio de los Tres Emperadores, puesto que a partir del siglo XIV y hasta el XVII constituyó la sede de los reyes Carlos IV, Segismundo de Luxemburgo y Rodolfo II de Habsburgo, como indica Pácha.
“Al regresar el rey Carlos IV de Francia junto a su primera esposa Blanca de Valois, obtuvo este castillo en su propiedad y se quedó viviendo allí durante tres años. En 1593 se apoderó de él el rey Rodolfo II de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Puso en marcha extensas obras, convirtiéndolo en un palacio renacentista”.
Durante sus estancias, los emperadores se dedicaban sobre todo a la caza, ya que los bosques en sus alrededores bullían de caza mayor. Según la leyenda, cuando la colina del castillo todavía estaba vacía, se perdió por allí un grupo de cazadores. Al pasar la noche, se despertaron rodeados de numerosas astas de ciervos. El jefe del grupo ordenó a recogerlas y construir un castillo. De ahí probablemente viene el nombre de Zbiroh, derivado del verbo checo “sbírat”, es decir, recoger, y del sustantivo “roh”, que significa cuerno.
En el transcurso de la Guerra de los Treinta Años, Zbiroh fue incendiado por el ejército sueco. Durante las siguientes décadas funcionó como cárcel. De esta época se ha conservado una máscara de hierro, única de su tipo presente en Chequia. Estos artefactos se colocaban en las caras de los presos para que nadie los reconociera durante los traslados e intentara liberarlos. Las manchas de sangre conservadas en ella hasta la actualidad testimonian que la manera de ponerla probablemente no era de las más delicadas.
A mediados del siglo XIV, los Habsburgo vendieron Zbiroh al barón y empresario prusiano, Bethel Henry Strousberg, que tras algunas reformas le dio su actual aspecto neorrenacentista.
El llamado ‚Rey de los ferrocarriles‘ es el protagonista de la homónima novela del escritor checo Adolf Branald, que familiariza a los lectores con los altos círculos financieros de la época, y de hecho algunos de sus episodios se desarrollan en el palacio de Zbiroh.
 Strousberg, que extraía mineral de hierro en la comarca de Zbiroh, planeaba convertirla en un poderoso complejo siderúrgico, en una especie de Manchester centroeuropea. Sin embargo, los ambiciosos planes del barón Strousberg fracasaron después del crack en la bolsa de Viena, en 1873, según afirma Jaroslav Pácha.
“Strousberg era uno de los empresarios más ricos de la época. Se dedicaba a la construcción de plantas metalúrgicas y líneas férreas. Consiguió realizar los pedidos más importantes de todo el continente europeo siendo competencia incluso para la dinastía Rotschild. Sin embargo, Strousberg acabó muy mal, y en 1897 entró en quiebra. Tras una subasta, el palacio se convirtió en una propiedad de la familia noble Colloredo-Mansfeld”.

Mística nazi, cristales de jaspe y secretos militares

Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio fue confiscado por los ejércitos SS nazi que lo convirtieron en su Estado Mayor. No fue una elección casual, ya que eran conscientes de las características de los cristales de jaspe que se hallan en grandes cantidades en el interior de la colina. Estas formaciones geológicas son capaces de reflejar e intensificar las ondas radiales. Aprovecharon esta curiosidad para realizar espionaje y hicieron del Zbiroh un centro de escuchas secreto. Y no era su única actividad, según destaca Pácha.
 “Ahora nos encontramos en una ermita, que era un lugar místico de los dueños nazis del palacio. Aquí se reunían para realizar sus rituales, lo que hoy día evoca este heptágrama”.
Se dice que al pisar el signo, se puede sentir una fuerza especial que asciende por una grieta.
En 2005, al examinar el pozo del castillo, se descubrieron armas y documentos escondidos allí en su momento por las SS. Existen sospechas, que los nazis escondían en el palacio algo más, ya que durante su estancia taparon con hormigón muchas entradas a los corredores subterráneos y pese a varios intentos, ha resultado imposible perforarlas incluso con la tecnología más avanzada.
Los nazis no fueron los únicos espías que se aprovecharon de estas características naturales. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el palacio fue tomado por el Ejército checoslovaco, siendo a partir de entonces un lugar secreto y rigurosamente guardado, según reseña Jaroslav Pácha.
“Ahora nos encontramos en una sala de descanso que hasta hace unos años sirvió de cuartel, el lugar más secreto de los Ejércitos del Pacto de Varsovia. Se trataba de un centro de combate único, encontrándose allí los radiolocalizadores secretos Tamara, Ramona y Vera, que controlaban los movimientos de los bombarderos 'invisibles' Stealth estadounidenses”.

El mágico escenario de la Epopeya Eslava

 El palacio de Zbiroh sirvió también de inspiración a varios artistas a la hora de crear sus grandes obras. Además de la composición musical de Václav Vačkář, que les acompaña a lo largo del programa, vio allí la luz también la conocida novela lírica 'El Viento de Plata' (Stříbrný Vítr) del escritor y poeta checo Fráña Šrámek.
En 1879 compraron el palacio vacío los nobles Colloredo-Mansfeld. En 1912, Josef Frantisek Colloredo-Mansfeld ofreció al pintor Alfons Mucha hospedarse en la mansión. Este alquiló una parte del palacio y vivió allí con su familia durante 18 años. El artista tenía a su disposición una espaciosa sala de baile que le servía de taller, donde plasmaría su sueño patriótico: durante 16 años trabajaría en el ciclo de monumentales lienzos ‘Epopeya eslava’ (Slovanská epopej), que evocaban los mitos y la historia de los eslavos.
La sala-taller en la que trabajaba Alfons Mucha en el palacio de Zbiroh, tenía un tejado de vidrio, en aquella época una gran rareza. El pintor creó el 80 por ciento de sus pinturas al óleo en esa espléndida sala, donde se exhibe ahora el telón que Mucha pintó para la organización de educación física Sokol de la ciudad de Zbiro, dice Pácha.
“La sala donde nos encontramos ahora fue renovada y la dedicamos a la memoria de Alfons Mucha. Hemos renovado el techo de cristal para que quede como en su época, ahora entra bien la luz, tal y como le gustaba”, indicó Pácha.
Los lazos de la familia de Alfons Mucha con el palacio de Zbiroh se fortalecieron aún más después del año 1915, cuando allí nació el hijo del pintor, Jirí Mucha, futuro periodista, escritor y traductor.
Cuando surgió en 1918 la Checoslovaquia independiente, Alfons Mucha diseñó en el palacio de Zbiroh los primeros sellos checoslovacos.
Por otro lado, una de las salas de la parte restaurada del palacio está dedicada a la masonería, porque Alfons Mucha era el gran maestro de una logia masónica.

La privatización y restauración de Zbiroh

Después del año 1989, el palacio fue devuelto en restitución a sus dueños, los Colloredo-Mansfeld, quienes se lo vendieron al Ejército checo. Durante los siguientes años Zbiroh sufrió un inmenso deterioro.
En 1997 los soldados abandonaron al castillo, regalándoselo al municipio de Zbiroh. El actual propietario, Jaroslav Pácha, lo compró en 2004 iniciando inmediatamente su reconstrucción.
 “Nadie lo quería comprar, porque estaba completamente devastado debido a la presencia del Ejército. Los techos estaban y las paredes caídos. Entonces no tenía nada que ver con un palacio”.
En 2005 Zbiroh fue abierto para el público. Actualmente se ofrecen a los visitantes dos tipos de visitas. La palaciega ofrece detalles de la historia de Zbiroh, exposiciones de objetos que acercan la vida de la aristocracia en diferentes épocas, así como detalles de la estancia de Alfons Mucha. El segundo recorrido permite a descubrir espacios subterráneos y otros lugares de interés del original castillo románico-gótico.
Precisamente numerosos lugares de la parte más profunda del castillo están todavía por descubrir, especialmente las galerías taponadas con hormigón por los nazis, por lo que es posible que el castillo de Zbiroh arroje pronto a la luz nuevos secretos.
Más:
www.zbiroh.com 

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