Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena: LAS TRES CLAVES PARA MEJORAR LA VIDA RURAL EN LA REGIÓN
“En América Latina y el Caribe debemos volver los ojos hacia una nueva ruralidad, el modelo exportador neoliberal basado en bienes sin innovación y sin sostenibilidad ambiental debe pasar a la historia”, dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, durante su intervención en la Quinta Reunión Ministerial sobre Agricultura y Vida Rural en las Américas, inaugurada hoy en Jamaica.
“Para mejorar la vida rural y garantizar la seguridad alimentaria en la región es fundamental fomentar la cantidad y calidad de la inversión en agricultura, promover la investigación, el desarrollo y la innovación agrícola y mejorar las instituciones del sector”, sostuvo Bárcena.
En términos relativos, los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia la producción agrícola son poco significativos: sólo un 0,47% del flujo total de IED hacia la región en 2007.
Sin embargo, en términos globales, América Latina es la segunda receptora mundial de IED en agricultura (con 20,5% del total), tras Asia y Oceanía (51,3%).
Brasil es el tercer receptor mundial —después de China y Malasia— mientras que Perú, Chile, Honduras, Ecuador y Costa Rica se ubican entre los 20 mayores receptores, según el reciente Informe sobre la inversión en el mundo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
“Urge fomentar la innovación agrícola. Como en cualquier otro sector, la innovación es condición necesaria para generar nuevos espacios de competitividad”, enfatizó Bárcena.
La inversión en ciencia y tecnología agropecuaria ha experimentado un crecimiento muy lento en la región. En términos reales, subió a una tasa media anual de sólo 0,67% entre 1991 y 2006, mientras que el valor agregado agrícola creció 3%.
Respecto del papel del Estado, la Secretaria Ejecutiva de CEPAL destacó la importancia de desarrollar esquemas interinstitucionales, multisectoriales y territoriales novedosos para atender la complejidad de la nueva ruralidad.
Según datos del informe Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2009, la agricultura generó en promedio alrededor de 5% del producto interno bruto (PIB) regional, con grandes disparidades entre los países. Mientras en varios Estados del Caribe el sector generó 1% del PIB, en Paraguay ese porcentaje llegó a 21.2% y en Guyana a 30,2%.
Este estudio, presentado en el marco de la reunión ministerial, fue elaborado conjuntamente por la CEPAL, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL hizo finalmente un llamado a los países de la región para que consideren desde ya el tema de la adaptación al cambio climático dentro de sus políticas agrícolas.
“La inversión pública orientada a mejorar la capacidad de adaptación de la agricultura al cambio climático, enmarcada en una estrategia global de política pública, es absolutamente necesaria para el sector agrícola y rural de América Latina y el Caribe”, dijo.
Las medidas aisladas que los agricultores pueden tomar para la adaptación al cambio climático, como cambiar de cultivo o de variedades, utilizar riego, adelantar los períodos de siembra y otras, revisten gran importancia. Sin embargo, estas adaptaciones pueden tener consecuencias ambientales no deseadas si no son guiadas por marcos integrales de políticas de adaptación, que deben ser multisectoriales, alertó.
“Para mejorar la vida rural y garantizar la seguridad alimentaria en la región es fundamental fomentar la cantidad y calidad de la inversión en agricultura, promover la investigación, el desarrollo y la innovación agrícola y mejorar las instituciones del sector”, sostuvo Bárcena.
En términos relativos, los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia la producción agrícola son poco significativos: sólo un 0,47% del flujo total de IED hacia la región en 2007.
Sin embargo, en términos globales, América Latina es la segunda receptora mundial de IED en agricultura (con 20,5% del total), tras Asia y Oceanía (51,3%).
Brasil es el tercer receptor mundial —después de China y Malasia— mientras que Perú, Chile, Honduras, Ecuador y Costa Rica se ubican entre los 20 mayores receptores, según el reciente Informe sobre la inversión en el mundo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
“Urge fomentar la innovación agrícola. Como en cualquier otro sector, la innovación es condición necesaria para generar nuevos espacios de competitividad”, enfatizó Bárcena.
La inversión en ciencia y tecnología agropecuaria ha experimentado un crecimiento muy lento en la región. En términos reales, subió a una tasa media anual de sólo 0,67% entre 1991 y 2006, mientras que el valor agregado agrícola creció 3%.
Respecto del papel del Estado, la Secretaria Ejecutiva de CEPAL destacó la importancia de desarrollar esquemas interinstitucionales, multisectoriales y territoriales novedosos para atender la complejidad de la nueva ruralidad.
Según datos del informe Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2009, la agricultura generó en promedio alrededor de 5% del producto interno bruto (PIB) regional, con grandes disparidades entre los países. Mientras en varios Estados del Caribe el sector generó 1% del PIB, en Paraguay ese porcentaje llegó a 21.2% y en Guyana a 30,2%.
Este estudio, presentado en el marco de la reunión ministerial, fue elaborado conjuntamente por la CEPAL, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL hizo finalmente un llamado a los países de la región para que consideren desde ya el tema de la adaptación al cambio climático dentro de sus políticas agrícolas.
“La inversión pública orientada a mejorar la capacidad de adaptación de la agricultura al cambio climático, enmarcada en una estrategia global de política pública, es absolutamente necesaria para el sector agrícola y rural de América Latina y el Caribe”, dijo.
Las medidas aisladas que los agricultores pueden tomar para la adaptación al cambio climático, como cambiar de cultivo o de variedades, utilizar riego, adelantar los períodos de siembra y otras, revisten gran importancia. Sin embargo, estas adaptaciones pueden tener consecuencias ambientales no deseadas si no son guiadas por marcos integrales de políticas de adaptación, que deben ser multisectoriales, alertó.
Comentarios