Banco Mundial incrementa inversiones en juventud latinoamericana

Conferencia Mundial de la Juventud se celebra en el marco de un aumento en la demanda de asesoramiento sobre políticas para la juventud y la niñez.
Tan sólo en América Latina y Asia Meridional, el Banco ha prestado más de US$ 550 millones, en los años fiscales 2009 y 2010.
De manera creciente, los gastos en la juventud son vistos como inversiones que generan retornos a la sociedad a través de un mayor crecimiento económico.

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LEÓN, México, 24 de agosto de 2010 - En el medio del bullicio de cientos de jóvenes que hablan sobre política, las últimas aplicaciones para celulares o su futuro, con música folclórica mexicana y reggaetón como telón de fondo, las palabras "oportunidad", "educación", "trabajo" se elevan por encima de la cacofonía.

A medida que cobra impulso la Conferencia Mundial de la Juventud 2010 organizada por la ONU en el Poliforum León, miles de jóvenes de todo el mundo parecen llegar a un consenso respecto a la necesidad de que estas tres palabras se conviertan en algo "mejor y más grande", en un mundo post crisis financiera donde la economía mundial aún se recupera y ofrece escasas perspectivas para las personas jóvenes que buscan mejores oportunidades y trabajos.

"La falta de oportunidades para los jóvenes es muy grande, y si uno no asiste a buenas escuelas o buenas universidades, es imposible encontrar trabajo", dijo Pedro Mendoza, 21 años, de Monterrey.

La conferencia de esta semana, y la participación del Banco Mundial en la misma, espera renovar el foco de la atención regional en los desafíos que enfrentan unos 100 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe a medida que luchan por encontrar su lugar en una economía mundial cada vez más competitiva.

El elevado costo personal y económico derivado de algunos de estos temas – salud precaria, baja calidad educativa, falta de habilidades comercializables, y una alta tasa de desempleo – empuja cada vez más a los gobiernos a buscar asesoramiento en materia de políticas para aprovechar el enorme potencial de los jóvenes y niños del mundo, dijo la economista en jefe del Banco Mundial Wendy Cunningham.

"Los gobiernos empiezan a darse cuenta que los gastos en la juventud y la niñez deben ser vistos como inversiones públicas que generan retornos a la sociedad a través del crecimiento económico, menores costos sociales, y una mayor calidad de vida para todos", dijo Cunningham, indicando que los comportamientos riesgosos por parte de los jóvenes de América Latina y el Caribe reducen el crecimiento económico anual hasta en un 2 por ciento.

Un incentivo adicional para que los diseñadores de políticas actúen de manera anticipada radica en que las inversiones tempranas en la vida de un niño son más efectivas que las intervenciones posteriores, cuando los adultos mal equipados terminan careciendo de habilidades, desempleados o con poca salud. Por lo tanto – arguye la experta – la asignación de recursos públicos suficientes para el desarrollo de los jóvenes y niños, aún en tiempos de estrés económico y limitaciones presupuestarias, es una condición previa para el desarrollo y la competitividad de un país.

Aun en medio de la crisis financiera mundial, el Banco Mundial incrementó sus esfuerzos por atender las necesidades de la juventud. Contando solo a América Latina y Asia Meridional, el Banco ya ha prestado más de US$ 550 millones, tanto en el año fiscal 2009 como en el 2010. El financiamiento total del Banco para programas relacionados con la juventud alcanzó US$2,300 millones en 2010.

Los proyectos para la juventud en América Latina se extienden a lo largo de áreas y etapas en la vida de esos niños donde el respaldo es fundamental, incluyendo los programas para la infancia temprana, e iniciativas de educación básica y capacitación laboral.

Por quÉ se debe invertir en la juventud

Las inversiones en capital humano y social son la base del desarrollo económico y bienestar social. La educación y la experiencia laboral, así como las redes sociales, aumentan la capacidad productiva, el ingreso, y el bienestar general de una persona. Las políticas que mejoren estas capacidades humanas se traducen en una mayor productividad para el individuo y la sociedad.

La acumulación de capital humano y social debe comenzar a una edad temprana. La infancia temprana y la adolescencia son los períodos en que el cerebro se encuentra en rápido crecimiento, el aprendizaje y la experimentación están en su máximo, y los patrones de comportamiento de toda una vida se establecen.

Invertir en programas hechos a la medida de la niñez y la juventud fomenta el desarrollo socioeconómico, estableciendo una base sólida que promueve las oportunidades individuales, la movilidad social y una buena ciudadanía. Esto es especialmente relevante en grupos vulnerables, cuyas condiciones de vida los ponen en desventaja a la hora de acceder al capital humano y social.

Muchos países no invierten lo suficiente en sus jóvenes. Dada la evidencia, un esquema óptimo de gasto social invertiría abundantemente en la niñez y la juventud para reducir la necesidad de inversiones ulteriores. Sin embargo, el gasto público actual está sesgado hacia la población adulta (>25 años), más que nada como reflejo de las pensiones y del costo de la asistencia médica.


A comienzos de este año, el Banco estableció una alianza innovadora con la Fundación ALAS de Shakira para promover programas de Desarrollo Infantil Temprano en América Latina a través de un financiamiento a dos años de US$ 300 millones. El programa de transferencia condicionada de efectivo mexicano, Oportunidades, ha logrado aumentar la asistencia escolar en un 10 por ciento gracias a un financiamiento de US$ 3 mil millones. En Argentina y Bolivia, el Banco ha respaldado programas de capacitación laboral para jóvenes que ingresan al mercado laboral por primera vez. El programa Mi Primer Empleo de Bolivia ayudó para que miles de jóvenes obtengan pasantías pagas en compañías locales que luego los preparan para empleos futuros y de manera general aumentan su "empleabilidad", dijo la jefa de proyecto Patricia Álvarez.

Otros programas, como Boys at Risk (Muchachos en peligro), se focalizan en jóvenes que contemplan participar o participan de conductas llamadas de riesgo: abandono de la escuela, abuso de drogas y participación en relaciones sexuales inseguras. La iniciativa está siendo implementada en todo el Caribe, donde la falta de oportunidades para los jóvenes es uno de los factores que más contribuye a la violencia y el crimen, según los expertos.

"Las investigaciones muestran que la inactividad es una de las principales causas de conductas riesgosas o violentas en los jóvenes, mientras que la asistencia a la escuela es el factor más importante a la hora de reducir comportamientos violentos", indicó la economista principal del Banco Mundial María Beatriz Orlando.

Este proyecto avanza a buen paso – dijo Orlando – gracias a un nuevo enfoque multisectorial que genera "intervenciones" simultáneas en áreas claves para el desarrollo como la salud, el trabajo y la educación, en lugar de abordarlas de manera individual. Últimamente el Banco también propuso un enfoque centrado en el género para temas relacionados con los riesgos que puede contribuir aún más a fomentar la agenda juvenil.

"Si bien las mujeres siguen estando en desventaja de acuerdo a varios indicadores, el bajo rendimiento educativo de los varones y su participación como autores y víctimas del crimen requieren de un nuevo paradigma de género que incluya temas masculinos", indicó.

Todas estas propuestas parecen resonar con la mayoría de los adolescentes que asisten a la conferencia sobre juventud, donde las expectativas son muy altas.

"Uno de los principales problemas que enfrentan los jóvenes como nosotros es la falta de apoyo público, incluyendo la falta de compromiso para luchar contra el crimen y las drogas", dijo Keidin, 21 años, de Costa Rica, mientras que Perla Primavera González, 23 años, de Ciudad de México se quejó del acceso limitado a la educación de calidad en su país.

"La triste realidad es que muchos jóvenes abandonan la escuela o la universidad para conseguir un trabajo y empezar a ganar dinero para sobrevivir", concluye Eric Zurita, de 22 años, recientemente graduado en tecnología de la información.

Por suerte eso está cambiando, si bien de manera lenta.

Cunningham indica que actualmente los diseñadores de políticas y los gobiernos son más conscientes de la importancia de "invertir inteligentemente" en sus jóvenes y niños. "Los dirigentes entienden que los países que invierten en sus jóvenes recogen los beneficios de esas inversiones a través de un mayor crecimiento y del bienestar social de las generaciones venideras", dijo.


fuente: Banco Mundial

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