Crisis financiera tendrá un fuerte y negativo efecto en América Latina, dice la CEPAL

Un fuerte y negativo efecto sobre las economías de América Latina tendrá la actual crisis financiera internacional, que es la más severa desde la Gran Depresión de los años 1930. Además, la actual coyuntura demuestra la necesidad urgente de mejorar el tratamiento del riesgo y la regulación de los mercados.

En sendos documentos publicados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se analizan los antecedentes, causas y lecciones que se pueden extraer así como de anteriores períodos de turbulencia.

En La actual crisis financiera: Vino añejo en nuevos odres, o será distinto esta vez para América Latina? (The current financial crisis: Old wine in new goatskins or is this time different for Latin America?), los economistas Ramón Pineda, Esteban Pérez-Caldentey y Daniel Titelman revisan el comportamiento económico de los países durante episodios anteriores de crisis internacionales, como la crisis de la deuda en América Latina (1980-83), la de ahorro y préstamos en Estados Unidos (1987-91), la mexicana (1994-95), la ruso-asiática (1997-99) y la argentina (2001-2002).

El impacto de las crisis financieras en la región está estrechamente relacionado al grado en que el financiamiento externo se torna escaso y costoso, y a la magnitud de las turbulencias en el comercio internacional, concluyen los autores. Además, muestran que las crisis financieras han tenido efectos profundos, extensos y generalizados en la región, con independencia de las características de los países y de sus condiciones iniciales.

Tras aportar datos que reflejan los efectos de la actual coyuntura en América Latina, concluyen que, al igual que en anteriores ocasiones, estas economías sufrirán profundos efectos negativos de manera generalizada, sin importar su grado de conexión con los mercados financieros internacionales, su nivel de apertura al comercio externo, o sus condiciones iniciales.

Como ejemplo citan que el promedio regional de PIB per cápita cayó en un rango entre 1,2% durante la crisis argentina y un 12,6% durante la crisis de la deuda. En tanto, la inversión cayó entre 13,7% en las crisis mexicana y argentina, y un 46,6% durante el episodio de la crisis de la deuda. El financiamiento externo también sufrió caídas importantes en estas ocasiones.

En el caso de las turbulencias actuales, desde el segundo semestre de 2008 los flujos de capitales privados a la región han disminuido, e incluso se han revertido en algunos países. Se estima que para 2009 estos recursos serán un 50% inferiores a los de 2008, y el comercio global declinará cerca del 9%.

“La evidencia empírica sugiere que en el caso de América Latina el actual episodio y sus manifestaciones no difieren del patrón observado en crisis anteriores… A pesar de los esfuerzos de los países por contrarrestar sus efectos, éstos pueden ser insuficientes para evitar el estancamiento o incluso la contracción de la actividad económica en la región”, concluyen los autores.

Por su parte, en el documento de la CEPAL La crisis sub-prime en Estados Unidos y la regulación y supervisión financiera: lecciones para América Latina y el Caribe, Sandra Manuelito, Filipa Correia y Luis Felipe Jiménez, señalan que el deterioro del proceso crediticio, la insuficiente supervisión y las fallas en la autorregulación de los mercados financieros en Estados Unidos están en la raíz de la crisis económica global.

Agregan que una de las causas de la actual crisis financiera es el hecho de que algunos segmentos del mercado no regulados e insuficientemente supervisados contribuyeron a una excesiva expansión del crédito y una temeraria toma de riesgos. Además, en América Latina han surgido intermediarios cuya regulación y supervisión es insuficiente y que son factores potenciales de inestabilidad.

Los economistas agrupan en cuatro grandes áreas las lecciones que América Latina puede sacar en cuanto a los aspectos regulatorios internos:

1. La necesidad de un enfoque macro-prudencial complementario al actual enfoque regulatorio. Postulan una perspectiva global para la regulación financiera, que se preocupe del comportamiento del conjunto del sistema financiero y no sólo de las actuaciones individuales de algunas instituciones.
2. La reducción de la prociclicidad de los sistemas financieros. En otras palabras, la disminución de la retroalimentación por parte de las instituciones particulares tanto de los períodos de auge económico, como los de recesión.
3. La ampliación del ámbito tradicional de la regulación y supervisión a toda institución financiera que tenga el potencial de afectar al conjunto de la economía.
4. Ciertos aspectos de la relación entre las agencias calificadoras de riesgo, las empresas de auditoría externa y las instituciones financieras que derivan en un deficiente tratamiento del riesgo.

Según los autores, el actual marco regulatorio requiere ser complementado por una visión más amplia, que reconozca como factores detonantes de crisis financieras a la acumulación de desequilibrios macroeconómicos, el alza sostenida del endeudamiento y la concentración del crédito en ciertos sectores económicos.

Asimismo, instan a adoptar mecanismos y políticas que contrarresten el comportamiento procíclico de los sistemas financieros, el cual exacerba las fluctuaciones económicas y no amortigua los efectos que se derivan de los períodos de auge y depresión económica.







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