Mercurio en vacunas y autismo: dudas fundadas. Por Carlos Cantero, senador por la Región de Antofagasta

OPINIÓN 

Publicado el: 27/12/2013

He recibido planteamientos de padres y madres que dicen que sus hijos han visto afectada su salud producto de las vacunas con timerosal. A propósito del proyecto que analizamos, ellos me manifiestaron su preocupación y denunciaron derechamente que la causa que generó el autismo en sus hijos está vinculada a dicha vacunación.

La pregunta que me hago es ¿esta iniciativa legal -que no es de mi autoría, pero que me parece respetable- surge de qué? ¿Qué hace que los legisladores presenten este proyecto? La propuesta ya se vio en la Cámara de Diputados, donde se respaldó, de allí que debamos debatirla.

Entonces ¿por qué se presenta este proyecto? Porque se ha reconocido que hay fundadas dudas respecto a que este compuesto sería el que podría ocasionar daño a las niñas y niños que son vacunados.

Tanta duda despierta esta posibilidad en los senadores que apoyan el proyecto que en su artículo 1° plantean: “Prohíbase la fabricación, importación, comercialización, distribución y suministro, a cualquier título, de todo tipo de vacunas destinadas a inocular a niñas y niños menores de ocho años, mujeres embarazadas y adultos mayores de sesenta años, que entre sus componentes contengan timerosal o compuestos organomercúricos”, en particular etilmercurio.

Si se tiene dudas, si estos padres y apoderados dan la voz de alarma, si un grupo de senadores que ha estudiado el tema escuchan a científicos que tienen la duda, la pregunta que yo me hago es ¿será necesario ser científico para pronunciarse respecto de esto o hay que tener algún mínimo de prudencia ética? Yo por lo menos, siento que no necesito ninguna caracterización científica para pronunciarme.

Si hay senadores, si hay padres y madres que denuncian esta situación; si se atreven a enviar sus antecedentes al Parlamento; si se da origen a una iniciativa como ésta que ya ha cursado por lo menos la mitad de su tramitación, me parece a mí muy pertinente hacerse cargo de esas fundadas dudas.

Nuestras niñas y niños no pueden ser víctimas de una situación como esta, por no ser capaces de hacernos cargo de esta duda, aún más cuando hemos visto infamias en materia de consorcios farmacéuticos que por intereses económicos ocultan informes sin ninguna consideración hacia la salud de las personas.

Creo que en este caso hay material fundado para actuar con coherencia. Estoy a favor de que se prohíba el uso de todos los elementos de timerosal y compuestos organomercúricos mientras no se aclare si esto efectivamente es el gatillante que provoca el autismo en nuestro país, que -vale la pena señalar- además, es un mal que está creciendo en la sociedad chilena.