COLUMNA DE OPINIÓN DEL CUERPO DE BOMBEROS DE CHILE: Organización para una respuesta eficiente .Las lecciones tras el terremoto de febrero/2010

Organización para una respuesta eficiente .Las lecciones tras el terremoto de febrero/2010

Inmediatamente la tierra dejó de moverse la madrugada del 27 de febrero de 2010, todos los servicios de emergencia distribuidos a lo largo del país comenzaron a prepararse para las duras jornadas que se registrarían posteriores al terremoto –y en algunas zonas también tsunami- que azotó con inusitada violencia a la zona centro –sur del país. Una de las organizaciones que atendió las diversas emergencias registradas desde el primer minuto, fue Bomberos de Chile. Acostumbrados, y reconocidos, por responder a tiempo cada vez que son requeridos, a pesar de los problemas comunicacionales registrados esa noche, en todos los niveles, en pocos minutos los carros bombas estaban en la calle, socorriendo a todos aquellos que lo necesitaron.


Una vez que el servicio de energía eléctrica comenzó a ser re establecido, la televisión y el internet dieron la posibilidad a todo el país de dimensionar la magnitud y los efectos de la tragedia. Localidades completas habían, literalmente, desaparecido del mapa y otras tantas vieron seriamente dañadas la infraestructura pública y privada. Desde esos momentos había comenzado a correr un cronómetro en contra de aquellos que habían quedado atrapados bajo escombros y clamaban por un rápido auxilio. Además, y en cierta medida menos urgente, también había que recuperar en el menor plazo un gran número de cuerpos, hecho que mitigaría en parte el dolor de cientos de familias afectadas.








Por ello, los equipos de rescate de los distintos cuerpos de bomberos a lo largo de Chile quisieron hacerse presentes en las zonas más críticas y así aportar en las tareas de salvamento. Para ser claros, en esos momentos de caos y desesperación, toda ayuda fue bien recibida, y el buen desempeño se reflejó en la destacada participación que les correspondió a bomberos, situación aprobada por la prensa y la ciudadanía en general.


Sin embargo, y llegado el momento de analizar a fondo el cometido de los distintos grupos de rescate. Existe, desde todo punto de vista, certeza del excelente trabajo desarrollado en lo operativo: se consiguió rescatar con vida a cuantas personas fue posible, sin embargo, la falta de regulación en el envío de personal hacia las zonas que lo requerían fue un factor que –en varios casos- convirtió las buenas intenciones en un problema o dificultad adicional que resolver que, para las devastadas condiciones en que se encontraban las distintas localidades, se debían haber evitado.








El lado B del 27 de febrero lo constituyó la auto convocatoria de algunos equipos de rescate que se presentaron en las zonas damnificadas, conforme transcurrían los días. Esto trajo consigo una serie de dificultades logísticas importantes, producto de la carencia de autonomía de muchos de estos grupos en su desempeño. En otras palabras, si la emergencia se hubiese extendido por más días, probablemente se habría lidiado con un problema interno, paralelo a la emergencia en sí.


Para dar solución a situaciones como la descrita, es que se planteó a nivel organizativo la posibilidad de implementar un “Sistema Nacional de Operaciones”. Tras la ejecución de la clasificación y acreditación de los grupos de búsqueda y rescate –proceso a desarrollar desde marzo próximo por parte de la Academia Nacional de Bomberos- se ha considerado poco operativo no contar con un sistema que reúna toda la información referente a los distintos equipos repartidos en el país, destacando sus cualidades, competencias y capacidades operativas reales, ya sea para actuar al interior de nuestras fronteras políticas, como en el extranjero cuando sea requerido.


Si hoy se repitiera un fenómeno como el de febrero pasado, a nivel de cuerpos de bomberos la respuesta debería ser igual de rápida, no obstante, y tras todos los análisis realizados al tema, se ha llegado a la conclusión que la implementación de este sistema nacional operativo permitirá ordenar la distribución de recursos. Este sistema ya fue planteado, analizado y evaluado positivamente por una mesa de trabajo a la que asistieron los presidentes de los consejos regionales de Comandantes (o sus reemplazantes), en octubre de 2010, en la ciudad de Osorno. Ahora solo falta presentar la operacionalización de dicho sistema al Directorio de la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos, para su aprobación y puesta en marcha.








Hoy no se puede adelantar que ítems contendrá este protocolo, aunque de todos modos, existe la certeza que va a permitir un ordenamiento en la manera que los distintos cuerpos de bomberos responden, a través de personas que actuarán como coordinadores de los recursos existentes. Estos organizadores probablemente serán denominados puntos focales operativos zonales y tal como existirá un punto operativo nacional, se deberá designar, probablemente, cuatro puntos operativos zonales, que abarcarían la zona norte, centro norte, centro sur y sur del país.


Este proyecto es beneficioso toda vez que se tendrá certeza respecto a las capacidades y el equipamiento con los que se cuenta a nivel nacional. Por ejemplo, se podrá realizar la clasificación de cada grupo según las emergencias que estén en condiciones de responder, desestimando la partición de un determinado equipo de “menor complejidad” en un escenario que amerite mayores recursos, o viceversa, cuando un grupo de respuesta sea sobredimensionado para las características reales de la emergencia.


De este modo, existirá también un registro virtual permanente, el que además de establecer con rapidez cuál es la realidad de cada zona, puede incluso ser contrastado con la información existente en otros países, para el caso de ser requerido el apoyo internacional, todo esto conforme a las normativas internacionales vigentes, emanadas desde INSARAG.








Esta organización tendrá tanto una estructura política como otra operativa. En el caso de Chile, se definió que el punto focal político nacional residía en ONEMI y por otro lado, se designó como punto focal operativo nacional a Bomberos de Chile. En este caso, la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos designó en la persona de Crostóbal Goñi E., Comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago, la función operativa nacional.


Hoy existe un consenso nacional respecto a la necesidad de estar organizados. No responder en forma autónoma y hacerlo de manera ordenada son parte de las lecciones que dejó el terremoto y es por ello que este “Sistema Nacional Operativo” es la punta del iceberg en materias de organización de emergencias que involucren el trabajo mancomunado de varios cuerpos de bomberos bajo condiciones extremas.


fuente: http://www.bomberos.cl 

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