Refuerzo de financiamiento para vacunas genera resultados

Gracias a un gran impulso a la fabricación, distribución y financiamiento de la inmunización y las vacunas en los países en desarrollo en la década pasada, nunca antes se inoculó a tantos niños contra enfermedades infecciosas.

Así lo señala el informe Vacunas e inmunización: situación mundial (pdf), dado a conocer en octubre por el Banco Mundial, UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En los últimos 10 años, la intensificación de las campañas de vacunación dio como resultado un “avance sorprendente” en la derrota de enfermedades como el sarampión y la poliomielitis.

La inmunización, así como el abastecimiento de agua limpia y mejores servicios sanitarios, redujeron las muertes anuales de niños menores de cinco años, de 17 millones en 1970 a 10,5 millones en 2000 y 9,2 millones en 2007.

El informe reconoce a la Alianza GAVI i el mérito de gran parte de este avance en 72 de los países en desarrollo más pobres. GAVI es una sociedad público-privada para el financiamiento de vacunas entre cuyos miembros se encuentran UNICEF, la OMS, el Banco Mundial, la Fundación Bill y Melinda Gates i, gobiernos de países donantes y en desarrollo, la industria privada y organizaciones de la sociedad civil.

Los esfuerzos de esta alianza, en combinación con mecanismos innovadores de financiamiento, permitieron la vacunación de 200 millones de niños y evitaron la muerte prematura de unos 3,4 millones desde el año 2000.

“Es un éxito sorprendente para la salud pública”, dice Amie Batson, representante del Banco Mundial en la Alianza GAVI y asistente del director gerente del Banco Mundial, Graeme Wheeler.

Resultados desafían tendencias de década de 1990

Cuando se creó la GAVI en el año 2000, con el fin de dar un nuevo ímpetu a la inmunización y convertirla en arma principal contra las enfermedades y la mortalidad infantiles, los resultados no estaban garantizados.

A fines de los años noventa, el futuro era incierto para los programas de inmunización en los países de ingreso bajo. Las vacunas de bajo costo para enfermedades como difteria, sarampión y poliomielitis se agotaban y los fabricantes comenzaban a producir fórmulas combinadas más costosas dirigidas a los países industrializados, según el informe sobre vacunas. Los nuevos preparados disponibles en los países ricos no llegaban a los más pobres. La investigación y la creación de vacunas cayeron a bajos niveles.

“En ese entonces existía una gran preocupación porque la inmunización era una de las herramientas más importantes en el arsenal de la salud pública y parecía estancada”, señala Batson.

En respuesta a esta situación, los asociados crearon la Alianza GAVI para corregir las injusticias mediante el lanzamiento –financiado- de vacunas nuevas y subutilizadas en los países en desarrollo.

Al no contar con la capacidad para supervisar el proceso de inmunización, GAVI se concentró en los resultados, reembolsando a los países una determinada cantidad de dinero por cada niño adicional vacunado, mientras que la OMS se encargó de analizar las consecuencias. Se trató de un sistema innovador que rindió sus frutos, dice Batson.

Se materializan nuevas ideas de financiamiento

Al mismo tiempo, los grupos de GAVI encargados del financiamiento y el Banco Mundial analizaron varias opciones para financiar el programa de inmunización y, finalmente, adoptaron la idea de un nuevo mecanismo internacional, sugerida por primera vez por el entonces ministro de Economía del Reino Unido, Gordon Brown, como una manera de financiar los objetivos de desarrollo del milenio.

El Mecanismo de Financiamiento Internacional para la Inmunización i (IFFIm, por sus siglas en inglés) se creó en 2006 para que los fondos destinados a los programas de vacunación estuvieran disponibles más rápido y de modo más predecible para 70 de los países más pobres del planeta, que cuentan con el respaldo de la Alianza GAVI.

La IFFIm se estableció como una institución supranacional y la calificación de sus bonos es triple A. El Banco Mundial actúa como asesor financiero y gerente del tesoro.

“Es una forma de generar financiamiento predecible para los países y anticipar los fondos de los donantes. Estas naciones se comprometen a largo plazo — con donaciones de hasta 20 años — pero el dinero se entrega antes de transcurridos ocho años, de modo que los países lo obtienen más pronto”, explica Logan Brenzel, especialista principal en salud de la Red de Desarrollo Humano i del Banco Mundial y colaborador del capítulo sobre inversiones en inmunización del informe Vacunas e inmunización: situación mundial (pdf).

El Reino Unido, Francia, Italia, España, Suecia, Noruega y Sudáfrica asignaron un total de US$5.300 millones en un período de 20 años, equivalente a US$3.200 millones en términos del valor neto actual. El IFFIm utiliza estos compromisos para emitir bonos en los mercados de capital internacionales. La recaudación producto de los bonos se utiliza para financiar los programas de GAVI.

A fines de 2009, el IFFIm había emitido US$2.300 millones en bonos de inmunización y desembolsado US$1.500 millones para la entidad afiliada Fondo GAVI, destinados a los países pobres.

Los Países Bajos también se comprometieron a contribuir €80 millones al IFFIm y en septiembre, el Reino Unido, Noruega y Australia prometieron US$1.000 millones adicionales a la entidad destinados a fortalecer el sistema de salud, dice Brenzel.

Compromiso Anticipado de Mercado proporciona incentivos para creación de vacunas

En 2005, el Centro para el Desarrollo Mundial concibió un nuevo mecanismo —el Compromiso Anticipado de Mercado i (AMC, por sus siglas en inglés)— para estimular el desarrollo y la fabricación de vacunas que fueran especialmente adecuadas para los países en desarrollo. La idea fue impulsada por donantes interesados, la Fundación Bill y Melinda Gates, GAVI y el Banco Mundial.


La industria de las vacunas casi se triplicó desde el año 2000 —llegando a más de US$17.000 millones en ingresos mundiales a mediados de 2009— pero la mayor parte de su expansión provino de las ventas de vacunas más nuevas y costosas en los países industrializados, según el citado informe.

El AMC ayudará a corregir este defecto del mercado, subsidiando la adquisición de una cantidad determinada de dosis de una nueva vacuna necesaria en los países pobres, a cambio del compromiso de los fabricantes de proveerla a un precio más bajo durante un período prolongado, subraya Brenzel.

Los gobiernos de Italia, el Reino Unido, Canadá, la Federación Rusa y Noruega, junto con la Fundación Gates, asignaron US$1.500 millones para realizar la prueba piloto de un AMC dirigido a la producción de la vacuna antineumocócica. Si pudiera conseguirse con facilidad en los países en desarrollo se podrían salvar más de siete millones de vidas antes del 2030, detalla el informe.

Se seleccionó esta vacuna para la primera prueba piloto por recomendación de un comité independiente de expertos: la neumonía mata más niños que cualquier otra enfermedad infecciosa. Esta iniciativa se puso en marcha formalmente el pasado mes de junio.

El Banco Mundial es el director financiero de los AMC y dio el paso inusual de dar prioridad a esta gran iniciativa en respaldo de los compromisos de los donantes, dice Susan McAdams, quien en su carácter de directora del Departamento de Financiamiento en Condiciones Concesionarias y Asociaciones Mundiales del Banco Mundial es responsable de los acuerdos que establece el Banco para el IFFIm y de la prueba piloto de AMC.

Financiamiento innovador considera realidad económica

“No es realista decirles a las compañías que inviertan cientos de millones para desarrollar una nueva vacuna y, cuando lo logren, esperar que la entreguen en forma gratuita”, dice Batson.

“Pero al mismo tiempo, tampoco es aceptable que una vacuna que salva vidas esté fuera del alcance de las personas más pobres del planeta, segmento que más la necesita. De modo que estos mecanismos financieros innovadores son una forma de reconocer las realidades económicas: proveen una solución realista basada en el mercado que logra el objetivo de salud pública al que se apunta”.

“Dichas iniciativas —el AMC y el IFFIm— proporcionan financiamiento bien diseñado que acelera el logro de los objetivos mundiales de inmunización”, dice Axel van Trotsenburg, vicepresidente del Departamento de Financiamiento en Condiciones Concesionarias y Asociaciones Mundiales del Banco Mundial.

“Estas innovaciones salvan vidas y demuestran cuán formidables pueden ser los resultados logrados cuando las organizaciones combinan toda su creatividad y pericia”, agrega Wheeler.

Preocupación por costos en alza

Si bien la inmunización es una de las intervenciones menos costosas en el sector salud, los precios aumentan constantemente en los países en desarrollo —desde US$3,50-US$5 por niño en la década de 1980 hasta US$6 en el año 2000. En 2010, el valor promedio de vacunar a un niño se elevará a unos US$18, según las estimaciones.

Es probable que el incremento de inoculación para proteger a los niños de 14 enfermedades —objetivo de la visión y estrategia de inmunización mundial i— valga más de US$30 por niño, a fin de salvar dos millones más de vidas por año, según el informe. El aumento de los costos se origina en los esfuerzos por llegar a niños de áreas más remotas y lograr la vacunación contra un número mayor de enfermedades.

Otro desafío consiste en inocular a los 24 millones de bebés que cada año son inmunizados de forma inadecuada o no reciben ninguna vacuna. El documento proyecta que garantizar que se entreguen las vacunas nuevas y existentes a todos los niños de los 72 países más pobres tendrá un valor adicional de US$1.000 millones por año.

Además, se necesitan con urgencia nuevas vacunas para disminuir las afecciones y muertes por enfermedades de alto costo como el paludismo, la tuberculosis y el SIDA.

Si bien parece que los montos involucrados aumentan de manera abrupta, el informe señala que aquellos relativos a la inmunización pueden disminuirse más radicalmente que los de tratamiento. La erradicación de la viruela, por ejemplo, costó US$100 millones durante un período de 10 años hasta 1977, pero esa inversión ha ahorrado al mundo desde entonces unos US$1.300 millones anuales en gastos de tratamiento y prevención, según un cálculo.

“En efecto, los valores aumentan pero la inmunización sigue siendo una de las intervenciones menos costosas en el área de la salud", dice Julian Schweitzer, vicepresidente interino y director de Salud, Nutrición y Población de la Red de Desarrollo Humano del Banco Mundial.

“Las vacunas nuevas y más caras protegen contra más enfermedades. La clave será el fortalecimiento de los sistemas de salud para proveerlas eficiente y eficazmente y encontrar las estrategias correctas para garantizar la inmunización de los niños en zonas de difícil acceso”, agrega Schweitzer

fuente: BANCO MUNDIAL

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