Terremoto en Haití: Equipo del Banco Mundial se prepara para evaluación de daños y plan de recuperación
Ciudad de WASHINGTON, 15 de enero de 2010— Un grupo de expertos del Banco Mundial comienza a prepararse para la difícil tarea de reconstrucción de la infraestructura y economía de Haití tras el reciente terremoto.
Los expertos formarán parte de un equipo multilateral —integrado por personal de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo— que llegará al país caribeño en las próximas semanas para llevar a cabo las evaluaciones de daños y necesidades de restauración en cada uno de los sectores fundamentales: salud, educación, suministro de agua, servicios sanitarios, electricidad y carreteras.
Es probable que el arribo se concrete poco después de la finalización de las tareas de socorro.
El experto en desastres naturales, Francis Ghesquiere, lidera el grupo del Banco. Una vez en el lugar, “se hacen las evaluaciones lo más rápido posible para poder comenzar con la operación de recuperación y ayudar a la población tan pronto como podamos”, dice Ghesquiere. “Con suerte, en un mes dispondremos de una estimación detallada de la situación".
El gobierno y los donantes utilizarán dichas evaluaciones para determinar el monto de la asistencia financiera necesaria y la manera en que será administrada.
“Al emprender la reconstrucción de Haití tendremos que cerciorarnos de que la nueva infraestructura no sólo sea resistente a los terremotos, sino además a los huracanes y otros peligros", afirma Ghesquiere.
Las lecciones aprendidas en catástrofes anteriores servirán de pauta para el trabajo del Banco. Las devastaciones recientes en distintas partes del planeta —por ejemplo, el tsunami de 2004 en el Océano Índico y los sismos subsiguientes en Cachemira y China— aumentaron la concienciación de la comunidad internacional sobre la necesidad de “construir de nuevo y mejor”, según el experto.
El daño provocado por el sismo a la capital de Haití fue "catastrófico", según funcionarios del gobierno y organizaciones de socorro. El fenómeno de magnitud 7.0, con epicentro cerca de la superficie, provocó un temblor masivo que derribó todos los edificios de más de dos o tres pisos.
Además del palacio presidencial y la sede de las Naciones Unidas, el terremoto destruyó o dañó en gran medida muchas de las principales edificaciones de Puerto Príncipe, entre ellos el Parlamento, la Catedral, los ministerios de Economía y Finanzas y de Obras Públicas, la Secretaría de Hacienda y un gran número de hogares y escuelas.
Se desconoce aún el número de víctimas, pero la Cruz Roja de Haití en Puerto Príncipe estimó dicha cantidad entre 45.000 y 50.000 muertos, mientras que unos tres millones de personas —un tercio de la población del país— fue afectada de una u otra manera.
Las estimaciones preliminares del Banco Mundial indican que el costo de este desastre superará sin duda las pérdidas ocasionadas por los huracanes en 2008, que ascendieron según los cálculos a un 15% del producto interno bruto (PIB) del país caribeño. El Banco prometió la entrega de US$100 millones en fondos de disposición inmediata para ayudar a la recuperación y reconstrucción y donó US$1.200 millones en junio de 2009 para la reducción de la deuda de Haití.
.
El equipo de reconstrucción se concentrará en las escuelas “porque es importante que los niños vuelvan a clases, pero en el caso de los terremotos, la vivienda y los servicios básicos también son un gran problema”, aclara Ghesquiere y agrega que es crucial que las poblaciones locales participen en estas tareas. “Ayudaremos a los haitianos para que se hagan cargo por sí mismos de la recuperación y salgan adelante”.
La Unidad Global para la Reducción de Riesgos de Desastre, administrada por el Banco Mundial, en la actualidad financia un proyecto en Haití para fortalecer la capacidad del Ministerio de Planificación en la incorporación de actividades de gestión de riesgos en todos los sectores.
“Esta tragedia es un recordatorio de que muchos países en desarrollo están expuestos a acontecimientos naturales adversos y que tenemos que integrar este aspecto a todos los programas de desarrollo”, dice Ghesquiere.
Movilización de ayuda posterior a desastres
La ayuda del Grupo del Banco Mundial a Haití, devastado por el terremoto, aprovechará la extensa experiencia recogida en los esfuerzos de respuesta y recuperación en todo el planeta, que incluyen los recientes desastres en Indonesia, China y Pakistán.
Desde 1998, el Banco adoptó un enfoque más estratégico de respuesta a las catástrofes, que combina la preparación ante estas situaciones con la reconstrucción y la formación de cuadros de personal especialmente capacitado. Asimismo, la institución enmendó su política de préstamos para permitir la utilización de fondos para socorro o ayuda humanitaria bajo determinadas circunstancias.
Debido a que las pérdidas económicas a causa de desastres naturales son 20 veces mayores (si se calcula como porcentaje del PIB) en los países en desarrollo que en los desarrollados, la ayuda del Banco a los primeros para recuperarse de dichos fenómenos es esencial.
Los siguientes son ejemplos de paquetes de asistencia para calamidades recientes:
China: Las pérdidas por el terremoto de Wenchuan de 2008 se evaluaron en US$120.000 millones. El Banco otorgó un préstamo de emergencia de US$710 millones para la reconstrucción de infraestructura, como carreteras, puentes, suministro de agua, tratamiento de aguas residuales y desechos sólidos, instalaciones sanitarias y centros educativos.
Pakistán: Se estima que este país necesitó US$5.200 millones para recuperarse del terremoto de 2005 i. El Banco respondió con un paquete que incluyó una “ayuda para dar sustento” a la población en forma de pagos en efectivo, US$448 millones para la reconstrucción y capacitación de 100.000 personas en técnicas de construcción resistentes a terremotos.
Indonesia: El tsunami de diciembre de 2004 provocó daños por casi US$3.000 millones en esta nación asiática. Un Fondo de Múltiples Donantes para la Reconstrucción de Aceh y Nias, establecido por el Banco, recaudó rápidamente US$650 millones provenientes de 15 donantes, incluido un subsidio de US$25 millones otorgado por la propia institución.
fuente: Banco Mundial
Los expertos formarán parte de un equipo multilateral —integrado por personal de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo— que llegará al país caribeño en las próximas semanas para llevar a cabo las evaluaciones de daños y necesidades de restauración en cada uno de los sectores fundamentales: salud, educación, suministro de agua, servicios sanitarios, electricidad y carreteras.
Es probable que el arribo se concrete poco después de la finalización de las tareas de socorro.
El experto en desastres naturales, Francis Ghesquiere, lidera el grupo del Banco. Una vez en el lugar, “se hacen las evaluaciones lo más rápido posible para poder comenzar con la operación de recuperación y ayudar a la población tan pronto como podamos”, dice Ghesquiere. “Con suerte, en un mes dispondremos de una estimación detallada de la situación".
El gobierno y los donantes utilizarán dichas evaluaciones para determinar el monto de la asistencia financiera necesaria y la manera en que será administrada.
“Al emprender la reconstrucción de Haití tendremos que cerciorarnos de que la nueva infraestructura no sólo sea resistente a los terremotos, sino además a los huracanes y otros peligros", afirma Ghesquiere.
Las lecciones aprendidas en catástrofes anteriores servirán de pauta para el trabajo del Banco. Las devastaciones recientes en distintas partes del planeta —por ejemplo, el tsunami de 2004 en el Océano Índico y los sismos subsiguientes en Cachemira y China— aumentaron la concienciación de la comunidad internacional sobre la necesidad de “construir de nuevo y mejor”, según el experto.
El daño provocado por el sismo a la capital de Haití fue "catastrófico", según funcionarios del gobierno y organizaciones de socorro. El fenómeno de magnitud 7.0, con epicentro cerca de la superficie, provocó un temblor masivo que derribó todos los edificios de más de dos o tres pisos.
Además del palacio presidencial y la sede de las Naciones Unidas, el terremoto destruyó o dañó en gran medida muchas de las principales edificaciones de Puerto Príncipe, entre ellos el Parlamento, la Catedral, los ministerios de Economía y Finanzas y de Obras Públicas, la Secretaría de Hacienda y un gran número de hogares y escuelas.
Se desconoce aún el número de víctimas, pero la Cruz Roja de Haití en Puerto Príncipe estimó dicha cantidad entre 45.000 y 50.000 muertos, mientras que unos tres millones de personas —un tercio de la población del país— fue afectada de una u otra manera.
Las estimaciones preliminares del Banco Mundial indican que el costo de este desastre superará sin duda las pérdidas ocasionadas por los huracanes en 2008, que ascendieron según los cálculos a un 15% del producto interno bruto (PIB) del país caribeño. El Banco prometió la entrega de US$100 millones en fondos de disposición inmediata para ayudar a la recuperación y reconstrucción y donó US$1.200 millones en junio de 2009 para la reducción de la deuda de Haití.
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El equipo de reconstrucción se concentrará en las escuelas “porque es importante que los niños vuelvan a clases, pero en el caso de los terremotos, la vivienda y los servicios básicos también son un gran problema”, aclara Ghesquiere y agrega que es crucial que las poblaciones locales participen en estas tareas. “Ayudaremos a los haitianos para que se hagan cargo por sí mismos de la recuperación y salgan adelante”.
La Unidad Global para la Reducción de Riesgos de Desastre, administrada por el Banco Mundial, en la actualidad financia un proyecto en Haití para fortalecer la capacidad del Ministerio de Planificación en la incorporación de actividades de gestión de riesgos en todos los sectores.
“Esta tragedia es un recordatorio de que muchos países en desarrollo están expuestos a acontecimientos naturales adversos y que tenemos que integrar este aspecto a todos los programas de desarrollo”, dice Ghesquiere.
Movilización de ayuda posterior a desastres
La ayuda del Grupo del Banco Mundial a Haití, devastado por el terremoto, aprovechará la extensa experiencia recogida en los esfuerzos de respuesta y recuperación en todo el planeta, que incluyen los recientes desastres en Indonesia, China y Pakistán.
Desde 1998, el Banco adoptó un enfoque más estratégico de respuesta a las catástrofes, que combina la preparación ante estas situaciones con la reconstrucción y la formación de cuadros de personal especialmente capacitado. Asimismo, la institución enmendó su política de préstamos para permitir la utilización de fondos para socorro o ayuda humanitaria bajo determinadas circunstancias.
Debido a que las pérdidas económicas a causa de desastres naturales son 20 veces mayores (si se calcula como porcentaje del PIB) en los países en desarrollo que en los desarrollados, la ayuda del Banco a los primeros para recuperarse de dichos fenómenos es esencial.
Los siguientes son ejemplos de paquetes de asistencia para calamidades recientes:
China: Las pérdidas por el terremoto de Wenchuan de 2008 se evaluaron en US$120.000 millones. El Banco otorgó un préstamo de emergencia de US$710 millones para la reconstrucción de infraestructura, como carreteras, puentes, suministro de agua, tratamiento de aguas residuales y desechos sólidos, instalaciones sanitarias y centros educativos.
Pakistán: Se estima que este país necesitó US$5.200 millones para recuperarse del terremoto de 2005 i. El Banco respondió con un paquete que incluyó una “ayuda para dar sustento” a la población en forma de pagos en efectivo, US$448 millones para la reconstrucción y capacitación de 100.000 personas en técnicas de construcción resistentes a terremotos.
Indonesia: El tsunami de diciembre de 2004 provocó daños por casi US$3.000 millones en esta nación asiática. Un Fondo de Múltiples Donantes para la Reconstrucción de Aceh y Nias, establecido por el Banco, recaudó rápidamente US$650 millones provenientes de 15 donantes, incluido un subsidio de US$25 millones otorgado por la propia institución.
fuente: Banco Mundial
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