Afganistán: mujeres emprendedoras contribuyen al dinamismo económico en las comunidades rurales

TITULARES

  • Las mujeres en las aldeas de la provincia de Balkh tienen la oportunidad de iniciar pequeñas empresas mediante préstamos otorgados por las asociaciones de ahorro y préstamo comunales (VSLA).
  • Los grupos de ahorro y las asociaciones mencionadas reciben apoyo del Programa de Desarrollo de Empresas Rurales de Afganistán (AREDP) y son un medio para aumentar las oportunidades de empleo y los ingresos de los pobres que viven en las zonas rurales.
  • AREDP proporciona asistencia técnica y capacitación a estos grupos para aumentar la disciplina financiera a través del ahorro y prácticas de financiamiento internas.

Distrito de Nahr-e-Shahi, provincia de Balkh. Halima, de 35 años, enseña a sus hijas cómo alimentar a los pollos que se pavonean en el patio. Además de ser madre, es dueña de una pequeña granja avícola en la aldea de Noor-e-Khuda.
Su granja avícola, creada en 2014, alberga a100 gallinas y gallos. “Ahora las mujeres también tienen un papel en las finanzas familiares”, dice Halima, una emprendedora y madre de siete hijos. Hubo un tiempo en que Halima era ama de casa y no tenía ninguna fuente de ingresos independiente. Los ingresos de su marido como jornalero no eran suficientes para llegar a fin de mes, pero ella no tenía cómo ayudar a la familia. En las zonas rurales de Afganistán, las mujeres no trabajan fuera del hogar por temor a ser víctimas del ostracismo social en sus comunidades.
Halima tuvo una oportunidad de salir de la pobreza, gracias a un préstamo de la asociación de ahorro y préstamo comunal de su pueblo en el distrito de Nahr-e-Shahi, provincia de Balkh. “Recuerdo que algunos hombres me decían que las mujeres son inútiles, pero nunca les hice caso”, cuenta Halima, mientras muestra con mucho orgullo su granja. “Soñaba con hacer algo más con mi vida y la asociación de ahorro y préstamo comunal me ayudó a conseguirlo”.
La mencionada asociación se creó con el apoyo del Programa de Desarrollo de Empresas Rurales de Afganistán (AREDP, por sus siglas en inglés), (i) que alienta a las mujeres a unirse y crear grupos de ahorro. La aldea de Halima adoptó este modelo, y estableció grupos de ahorro y una asociación de ahorro y préstamo comunal. Tras convertirse en miembro de esta última, Halima recibió cuatro préstamos de entre 5000 y 30 000 afganis cada uno (entre USD 75 y USD 450).
Con los préstamos, inició una granja avícola y compró una vaca y una motocicleta para su marido para que él también pudiera trabajar. El marido de Halima trabaja ahora como portero, mientras ella se ocupa de las aves de corral y la vaca. Vende diariamente 40 huevos, leche y productos lácteos, actividad que le permite ganar 350 afganis (unos USD 5) diarios y complementar los ingresos de su esposo.

"Recuerdo que algunos hombres me decían que las mujeres son inútiles, pero nunca les hice caso. Soñaba con hacer algo más con mi vida y la asociación de ahorro y préstamo comunal (VSLA) me ayudó a conseguirlo."
Halima, emprendedora
aldea Noor-e-Khuda


A nivel mundial, las microfinanzas y los grupos de autoayuda han dado acceso a fondos y mercados para millones de habitantes atrapados en la pobreza. Las zonas rurales de Afganistán no son una excepción. Los hogares aumentaron sus ahorros con el apoyo de programas, como el AREDP, que ayudó a muchas personas como Halima a poner en marcha pequeños negocios. “Ahora las personas como yo son autosuficientes”, dice Halima. “Tenemos nuestros propios ahorros y los juntamos en el grupo de ahorro y en la asociación de ahorro y préstamo comunal. La vida es agradable”.
El programa AREDP fue puesto en marcha en 2010 por el Ministerio de Rehabilitación y Desarrollo Rural (MRRD, por sus siglas en inglés). (i) Su objetivo es aumentar las oportunidades de empleo y los ingresos de los hombres y las mujeres que viven en las zonas rurales, y se ocupa de aumentar la movilización y la actividad económica organizando a los pobres en grupos de ahorro, asociaciones de ahorro y préstamo comunales, y grupos empresariales.
Proporciona asistencia técnica a estos grupos para aumentar la disciplina financiera a través del ahorro y prácticas de financiamiento internas. El programa AREDP recibe asistencia financiera de la Asociación Internacional de Fomento[MIS1]  (AIF), el fondo del Grupo Banco Mundial para los países más pobres, y del Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Afganistán (ARTF, por sus siglas en inglés). (i)
En la actualidad, el programa se lleva a cabo en Balkh, Herat, Bamyan, Parwan y Nangarhar, cinco de las 34 provincias de Afganistán. En Balkh, abarca cuatro distritos: Dihdadi, Nahr-e-Shahi, Charkent y Balkh. Hasta la fecha, en el marco del programa se han creado 581 grupos de ahorro, 59 asociaciones de ahorro y préstamo comunales, 246 grupos empresariales y 144 pequeñas y medianas empresas en la provincia de Balkh. Cada grupo de ahorro está integrado por 10 a 12 miembros y cada asociación agrupa a más de 15 grupos de ahorro, recaudando una cantidad mensual de dinero de cada miembro previamente acordada.
Capacitación en finanzas y negocios
El programa AREDP también proporciona capacitación y apoyo logístico. Después de la creación de un grupo de ahorro o una asociación de ahorro y préstamo comunal, el programa entrega capacitación a cada grupo en temas como teneduría de libros, contabilidad, banca, planificación, liderazgo e inversiones. Esto permite a los miembros saber mejor cómo implementar y gestionar un grupo de ahorro, una asociación de ahorro y préstamo comunal y una pequeña empresa. “Aprendimos maneras para planificar un negocio y distribuir préstamos entre los miembros de la asociación”, cuenta Fátima, de 34 años, que dirige la asociación de ahorro y préstamo comunal de la aldea de Noor-e-Khuda y es propietaria de un pequeño taller de costura.
La asociación ha brindado a sus miembros la oportunidad de obtener un préstamo y realizar inversiones, algo que no habrían podido hacer de otra manera. “No teníamos dinero para invertir en más máquinas”, dice Fátima. “Fui muchas veces a los bancos pero rechazaban mi solicitud de préstamo porque no tenía ninguna garantía. Ahora puedo fácilmente recibir créditos de la asociación”. En la actualidad, Fátima tiene cuatro máquinas de coser y confecciona y arregla ropa de mujeres y niños. También capacita a aprendices y enseña a tres estudiantes.
El aumento de los medios de subsistencia genera un espíritu positivo de logro y competición. “Cuando me di cuenta de que mi vecina había iniciado un negocio de costura, decidí pedir un préstamo y empezar a ganar dinero también”, dice Sakina, de 24 años, residente del pueblo de Noor-e-Khuda y una orgullosa propietaria de un pequeño taller de costura instalado en su casa. “Quiero recibir más trabajo para poder comprar más máquinas de coser y tener más estudiantes”, dice, y agrega que ahorra dinero a diario para crear una empresa grande de confección en el futuro.

Fuente: Banco Mundial 

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