Goethe-Institut Chile se suma a proyecto regional titulado “El arte de la independencia”
“El arte de la Independencia” es un proyecto interdisciplinario de las sedes del Goethe-Institut en Hispanoamérica que, en miras de las celebraciones del Bicentenario, busca reflexionar sobre las visiones iniciales de la independencia nacional y la transformación de éstas en el transcurso de los últimos 200 años.
En Chile el proyecto comenzó a gestionarse el pasado lunes 18 de mayo con un encuentro que fue concebido como una suerte de Think Tank con miras a preparar “El arte de la Independencia”. La artista chilena Claudia Aravena, la artista búlgara residente en Alemania, Mariana Vassileva, y el filósofo alemán Alexander García Düttmann dieron inicio a la participación chilena en el proyecto, con una fase de investigación que se extenderá por un plazo de dos meses a partir de esa primera reunión que convocó no sólo a los invitados y la artista nacional, sino que también al director del MAC Francisco Brugnoli, el politólogo Miguel Vatter, el crítico de arte Guillermo Machuca, los filósofos Ricardo Löbell, Eduardo Sabrovsky y William Thayer y al director de Matucana 100, Ernesto Ottone.
Latinoamérica fue, desde su “descubrimiento”, un punto neurálgico de conceptos, teorías, utopías, visiones y proyecciones en grandes dimensiones. Desde los primeros informes realizados por los conquistadores sobre el “Paraíso terrenal”, “El Dorado” y “El Mundo Nuevo” acompañaban la historia del continente cargas metafóricas que marcaron la identidad tanto en las artes como en las letras.
El héroe independista latinoamericano Simón Bolívar esbozó en “La Carta de Jamaica” un gran panorama para América que se extendía desde los EE.UU. hasta Argentina y Chile. Rodeados de mitos están las dos reuniones que sostuvieron Alexander von Humboldt con su amigo Bolívar en 1804 en París y 1805 en Roma. Hasta hoy día hay algunos que sostienen que el padre intelectual del movimiento independista de Latinoamérica y el que inspiró al “Libertador”, fue Humboldt.
A partir del escenario antes expuesto, reflexionan artistas e intelectuales de Latinoamérica y Alemania juntos en workshops en Bogotá, Lima, Caracas, Montevideo, Buenos Aires, La Paz y Santiago, sobre el concepto de la independencia. Los resultados de esos encuentros se materializarán en textos y obras de arte que serán exhibidos en la muestra itinerante curada por Alfons Hug titulada “Menos tiempo que lugar” y que visitará los países participantes durante el año 2010.
Durante su encuentro en nuestro país las artistas y el pensador no sólo mantuvieron conversaciones con intelectuales de diferentes ámbitos de nuestro país, sino que también visitaron lugares que marcaron la historia de Chile y visitaron San Pedro de Atacama y sus alrededores, como un lugar que marcara un contrapunto a la mega urbe que es nuestra capital. Durante todo este recorrido las artistas, que trabajan el formato video, comenzaron a recolectar imágenes que pudieran inspirar sus trabajos.
Según la artista chilena Claudia Aravena, “mi punto de partida para abordar este proyecto es, como lo sugirió el curador, la Carta de Jamaica que escribió Simón Bolívar hace casi 200 años durante su destierro en Jamaica. De todo lo expresado en esta extensa y sin duda bella carta, la frase que más hace eco dentro de mis intereses actuales es: “…más es el odio que nos ha inspirado la península, que el mar que nos separa de ella…”. Mi preocupación en este video intentará contemporaneizar esta idea del odio, no ya hacia la lejana península -puesto que esta no es la relación actual que tiene Chile o los demás países del continente hacia España-, sino más bien indagar en las relaciones contemporáneas la idea del odio, relacionada a la diferencia hacia el otro, lo que me separa del otro”.
Mientras tanto, la artista búlgara Mariana Vassileva sostiene que „la independencia hay que conquistarla si no, no tiene ni un valor. Ese es el pensamiento que más me ha impresionado en este intercambio que hemos tenido. En realidad no hay nada ni nadie que realmente sea independiente. Solamente si nosotros podemos elegir libremente nuestras dependencias somos libres. Sin embargo, somos dependientes de nuestro propio cuerpo con todas sus necesidades y características, lo que no podemos evitar. Actualmente la lucha por la independencia de una o varias personas es un necesidad de hacer valer su propia vida y respetar al otro. Creo que actualmente se habla mucho sobre el Bicentenario, gracias a aquellas personas que, guiadas por sus ideales sobre la humanidad, pelearon con sus vidas. Creo que, aunque suene como un deseo utópico, que vivimos en una época que nos permite conquistar nuestra independencia sin necesidad de recurrir a la violencia”.
Finalmente el filósofo alemán Alexander García Düttman ya cuenta con un título para el ensayo: “El minuto feliz de la independencia”. Cuenta que “cuando poco después de mi llegada a Santiago me hablaron de los cafés con piernas y también del Minuto Feliz, se me ocurrió que existía una analogía entre esta institución tan singular y el significado de la independencia. Pues a mi entender un individuo, un grupo, un pueblo no pueden declarar su independencia sin cerrar las puertas, aunque sea sólo por un minuto. Es éste el momento en el que el individuo, el grupo, el pueblo en cuestión se reconocen como tales, en la intimidad de su ser, de su origen, del lazo que los une. Hay pues un Minuto Feliz de la independencia, el minuto o momento del descubrimiento a puertas cerradas. Y también se intuye que en este minuto de felicidad existen ya, de forma soterrada o encubierta, nuevas - y quizás no tan nuevas - dependencias y asimetrías. Como en el minuto feliz de los cafés con piernas”.
En Chile el proyecto comenzó a gestionarse el pasado lunes 18 de mayo con un encuentro que fue concebido como una suerte de Think Tank con miras a preparar “El arte de la Independencia”. La artista chilena Claudia Aravena, la artista búlgara residente en Alemania, Mariana Vassileva, y el filósofo alemán Alexander García Düttmann dieron inicio a la participación chilena en el proyecto, con una fase de investigación que se extenderá por un plazo de dos meses a partir de esa primera reunión que convocó no sólo a los invitados y la artista nacional, sino que también al director del MAC Francisco Brugnoli, el politólogo Miguel Vatter, el crítico de arte Guillermo Machuca, los filósofos Ricardo Löbell, Eduardo Sabrovsky y William Thayer y al director de Matucana 100, Ernesto Ottone.
Latinoamérica fue, desde su “descubrimiento”, un punto neurálgico de conceptos, teorías, utopías, visiones y proyecciones en grandes dimensiones. Desde los primeros informes realizados por los conquistadores sobre el “Paraíso terrenal”, “El Dorado” y “El Mundo Nuevo” acompañaban la historia del continente cargas metafóricas que marcaron la identidad tanto en las artes como en las letras.
El héroe independista latinoamericano Simón Bolívar esbozó en “La Carta de Jamaica” un gran panorama para América que se extendía desde los EE.UU. hasta Argentina y Chile. Rodeados de mitos están las dos reuniones que sostuvieron Alexander von Humboldt con su amigo Bolívar en 1804 en París y 1805 en Roma. Hasta hoy día hay algunos que sostienen que el padre intelectual del movimiento independista de Latinoamérica y el que inspiró al “Libertador”, fue Humboldt.
A partir del escenario antes expuesto, reflexionan artistas e intelectuales de Latinoamérica y Alemania juntos en workshops en Bogotá, Lima, Caracas, Montevideo, Buenos Aires, La Paz y Santiago, sobre el concepto de la independencia. Los resultados de esos encuentros se materializarán en textos y obras de arte que serán exhibidos en la muestra itinerante curada por Alfons Hug titulada “Menos tiempo que lugar” y que visitará los países participantes durante el año 2010.
Durante su encuentro en nuestro país las artistas y el pensador no sólo mantuvieron conversaciones con intelectuales de diferentes ámbitos de nuestro país, sino que también visitaron lugares que marcaron la historia de Chile y visitaron San Pedro de Atacama y sus alrededores, como un lugar que marcara un contrapunto a la mega urbe que es nuestra capital. Durante todo este recorrido las artistas, que trabajan el formato video, comenzaron a recolectar imágenes que pudieran inspirar sus trabajos.
Según la artista chilena Claudia Aravena, “mi punto de partida para abordar este proyecto es, como lo sugirió el curador, la Carta de Jamaica que escribió Simón Bolívar hace casi 200 años durante su destierro en Jamaica. De todo lo expresado en esta extensa y sin duda bella carta, la frase que más hace eco dentro de mis intereses actuales es: “…más es el odio que nos ha inspirado la península, que el mar que nos separa de ella…”. Mi preocupación en este video intentará contemporaneizar esta idea del odio, no ya hacia la lejana península -puesto que esta no es la relación actual que tiene Chile o los demás países del continente hacia España-, sino más bien indagar en las relaciones contemporáneas la idea del odio, relacionada a la diferencia hacia el otro, lo que me separa del otro”.
Mientras tanto, la artista búlgara Mariana Vassileva sostiene que „la independencia hay que conquistarla si no, no tiene ni un valor. Ese es el pensamiento que más me ha impresionado en este intercambio que hemos tenido. En realidad no hay nada ni nadie que realmente sea independiente. Solamente si nosotros podemos elegir libremente nuestras dependencias somos libres. Sin embargo, somos dependientes de nuestro propio cuerpo con todas sus necesidades y características, lo que no podemos evitar. Actualmente la lucha por la independencia de una o varias personas es un necesidad de hacer valer su propia vida y respetar al otro. Creo que actualmente se habla mucho sobre el Bicentenario, gracias a aquellas personas que, guiadas por sus ideales sobre la humanidad, pelearon con sus vidas. Creo que, aunque suene como un deseo utópico, que vivimos en una época que nos permite conquistar nuestra independencia sin necesidad de recurrir a la violencia”.
Finalmente el filósofo alemán Alexander García Düttman ya cuenta con un título para el ensayo: “El minuto feliz de la independencia”. Cuenta que “cuando poco después de mi llegada a Santiago me hablaron de los cafés con piernas y también del Minuto Feliz, se me ocurrió que existía una analogía entre esta institución tan singular y el significado de la independencia. Pues a mi entender un individuo, un grupo, un pueblo no pueden declarar su independencia sin cerrar las puertas, aunque sea sólo por un minuto. Es éste el momento en el que el individuo, el grupo, el pueblo en cuestión se reconocen como tales, en la intimidad de su ser, de su origen, del lazo que los une. Hay pues un Minuto Feliz de la independencia, el minuto o momento del descubrimiento a puertas cerradas. Y también se intuye que en este minuto de felicidad existen ya, de forma soterrada o encubierta, nuevas - y quizás no tan nuevas - dependencias y asimetrías. Como en el minuto feliz de los cafés con piernas”.
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