España: El río Verde entra en la sala de reanimación

Teresa Albendín, Alzira Brasil, Bolivia, Paraguay o Granada tienen un río Verde. Pero ninguno con características tan singulares como el Verde que discurre por la Ribera Alta, que posee una serie de peculiaridades que le hacen único, como es el hecho de que alberga especies exclusivas de fauna y flora. Es el único propio de la comarca, ya que nace en Benimodo y concluye 14 kilómetros más abajo, en Alzira, cuando desemboca en el Xúquer. También es el único que con menor longitud se contamina más: Las cristalinas aguas que salen del manantial natural, en su nacimiento, se convierten sólo unos kilómetros después en aguas turbias. El nivel de degradación del río ha llegado a tal extremo en algunos tramos que sus aguas no son aptas para la vida piscícola. Para que el valioso patrimonio natural no muera, la Confederación Hidrográfica del Júcar, ha impulsado un proyecto de restauración, que tiene un plazo de cuatro años y costará 16 millones. Con el proyecto para recuperar el Verde arranca en la Comunitat Valenciana la Estrategia Nacional de Restauración de ríos que desarrolla el Ministerio de Medio Ambiente. Los ingenieros de la UTE formada por Tecnoma y Arin, que han elaborado para la CHJ la memoria medioambiental del proyecto de regeneración, analizan en el documento las amenazas a las que está sometido el río y plantean diferentes actuaciones para acabar con estos impactos. A lo largo de los últimos años, los vertidos han sido un gran problema que ha agravado el mal estado de salud del río. Si bien hoy los vertidos urbanos son mayoritariamente tratados, aún existen vertidos aislados de aguas residuales procedentes de actividades pecuarias e industriales. Del mismo modo, los vertidos fitosanitarios y abonos procedentes de las parcelas agrícolas alcanzan el sistema fluvial aportando al mismo su carga de agroquímicos. También existen vertidos de residuos sólidos, como escombros, enseres y basuras. Limpiar los fangos contaminados Durante años, las aguas del río se han teñido muchas veces de blanco o gris y su cauce ha quedado cubierto por masas viscosas y grasientas en el tramo de Alzira, donde se podía observar cantidad de restos de pasta de papel en esta zona por los vertidos de una industria. En este tramo se detectó en 2006 una emisión de carbono orgánico de 55.200 kilos al año, según el estudio medioambiental para regenerar el río. La empresa fabricante de papel dejó de funcionar en el verano de 2006. Los técnicos que han elaborado el informe proponen la eliminación de las deposiciones de celulosa detectados en este tramo. Años de contaminación han dejado una masa de lodos en el fondo del río. Para acabar con este problema, los técnicos abogan por la eliminación de los fangos contaminados. Se calcula que se deberían retirar unos 800 metros cúbicos de fangos. Otra actuación para mejorar la calidad de las aguas y recuperar el hábitat acuático se centrará en la limpieza de los cauces y riberas del río, retirando los residuos sólidos acumulados. Acabar con la turbidez del agua La sedimentación y el aterramiento de manantiales y cauces es otra de las amenazas. El proyecto de regeneración diseña la retirada de alrededor de 400 metros cúbicos de sedimentos del lecho. Con ello se espera que disminuya la turbidez del agua y se devuelva al sustrato su composición original, proporcionando unas mejores condiciones de hábitat para las especies de fauna que utilizan el lecho del río. Para recuperar la morfología fluvial del cauce se plantea realizar movimientos de tierras para volver a la pendiente original de los taludes del cauce. Los ingenieros, además, proponen la descompactación de suelos y la eliminación de los drenajes artificiales introducidos por el hombre con el fin de conseguir una adecuada estructura del suelo, que después permitirá replantar la zona con especies autóctonas. Otro de los problemas del río ha sido la ocupación de sus riberas por plantaciones citrícolas, con ello prácticamente ha desaparecido la vegetación natural original y sólo existe un cortina de cañas junto a la orilla. Con el fin de devolver al río Verde su histórica franja fluvial, los técnicos instan a comprar las parcelas agrícolas colindantes al cauce para ampliar el espacio fluvial a una anchura de hasta 50 metros. Se eliminarán los frutales y quedará espacio para la plantación y regeneración de especies nativas. Uno de los objetivos del proyecto es aumentar la diversidad vegetal de la zona y potenciar el bosque de ribera. También se eliminarán las especies alóctonas. Adecuación de la zona húmeda El régimen natural de caudales del río se encuentra alterado por las captaciones de agua que se realizan en el acuífero del Ave para uso agrícola. Ello, según los expertos, puede generar movimientos y retornos de la masa de agua que remueve los sedimentos y altera su transparencia, principalmente en los ullals. La propuesta medioambiental también plantea la adecuación del entorno de la zona húmeda donde nace el río, y proponen una serie actuaciones para devolver los ullals a su estado original. Después de años de degradación por los vertidos, el río saldrá de la UCI para entrar en la sala de reanimación. Hace años que la comarca clama por su recuperación e, incluso, la Mancomunitat de la Ribera Alta y los ayuntamientos de los cuatro municipios por los que discurre (Benimodo, Massalavés, Alberic y Alzira) se unieron para presentar un proyecto de regeneración y obtener fondos de la UE, que finalmente rechazó la propuesta. Mientras, se han sucedido denuncias por los vertidos al cauce que después acababan contaminando el Xúquer.


Teresa Albendín, Alzira
Brasil, Bolivia, Paraguay o Granada tienen un río Verde. Pero ninguno con características tan singulares como el Verde que discurre por la Ribera Alta, que posee una serie de peculiaridades que le hacen único, como es el hecho de que alberga especies exclusivas de fauna y flora. Es el único propio de la comarca, ya que nace en Benimodo y concluye 14 kilómetros más abajo, en Alzira, cuando desemboca en el Xúquer. También es el único que con menor longitud se contamina más: Las cristalinas aguas que salen del manantial natural, en su nacimiento, se convierten sólo unos kilómetros después en aguas turbias.
El nivel de degradación del río ha llegado a tal extremo en algunos tramos que sus aguas no son aptas para la vida piscícola. Para que el valioso patrimonio natural no muera, la Confederación Hidrográfica del Júcar, ha impulsado un proyecto de restauración, que tiene un plazo de cuatro años y costará 16 millones. Con el proyecto para recuperar el Verde arranca en la Comunitat Valenciana la Estrategia Nacional de Restauración de ríos que desarrolla el Ministerio de Medio Ambiente.
Los ingenieros de la UTE formada por Tecnoma y Arin, que han elaborado para la CHJ la memoria medioambiental del proyecto de regeneración, analizan en el documento las amenazas a las que está sometido el río y plantean diferentes actuaciones para acabar con estos impactos. A lo largo de los últimos años, los vertidos han sido un gran problema que ha agravado el mal estado de salud del río. Si bien hoy los vertidos urbanos son mayoritariamente tratados, aún existen vertidos aislados de aguas residuales procedentes de actividades pecuarias e industriales. Del mismo modo, los vertidos fitosanitarios y abonos procedentes de las parcelas agrícolas alcanzan el sistema fluvial aportando al mismo su carga de agroquímicos. También existen vertidos de residuos sólidos, como escombros, enseres y basuras.
Limpiar los fangos contaminados
Durante años, las aguas del río se han teñido muchas veces de blanco o gris y su cauce ha quedado cubierto por masas viscosas y grasientas en el tramo de Alzira, donde se podía observar cantidad de restos de pasta de papel en esta zona por los vertidos de una industria. En este tramo se detectó en 2006 una emisión de carbono orgánico de 55.200 kilos al año, según el estudio medioambiental para regenerar el río. La empresa fabricante de papel dejó de funcionar en el verano de 2006. Los técnicos que han elaborado el informe proponen la eliminación de las deposiciones de celulosa detectados en este tramo. Años de contaminación han dejado una masa de lodos en el fondo del río. Para acabar con este problema, los técnicos abogan por la eliminación de los fangos contaminados. Se calcula que se deberían retirar unos 800 metros cúbicos de fangos. Otra actuación para mejorar la calidad de las aguas y recuperar el hábitat acuático se centrará en la limpieza de los cauces y riberas del río, retirando los residuos sólidos acumulados.
Acabar con la turbidez del agua
La sedimentación y el aterramiento de manantiales y cauces es otra de las amenazas. El proyecto de regeneración diseña la retirada de alrededor de 400 metros cúbicos de sedimentos del lecho. Con ello se espera que disminuya la turbidez del agua y se devuelva al sustrato su composición original, proporcionando unas mejores condiciones de hábitat para las especies de fauna que utilizan el lecho del río. Para recuperar la morfología fluvial del cauce se plantea realizar movimientos de tierras para volver a la pendiente original de los taludes del cauce. Los ingenieros, además, proponen la descompactación de suelos y la eliminación de los drenajes artificiales introducidos por el hombre con el fin de conseguir una adecuada estructura del suelo, que después permitirá replantar la zona con especies autóctonas.
Otro de los problemas del río ha sido la ocupación de sus riberas por plantaciones citrícolas, con ello prácticamente ha desaparecido la vegetación natural original y sólo existe un cortina de cañas junto a la orilla. Con el fin de devolver al río Verde su histórica franja fluvial, los técnicos instan a comprar las parcelas agrícolas colindantes al cauce para ampliar el espacio fluvial a una anchura de hasta 50 metros. Se eliminarán los frutales y quedará espacio para la plantación y regeneración de especies nativas. Uno de los objetivos del proyecto es aumentar la diversidad vegetal de la zona y potenciar el bosque de ribera. También se eliminarán las especies alóctonas.
Adecuación de la zona húmeda
El régimen natural de caudales del río se encuentra alterado por las captaciones de agua que se realizan en el acuífero del Ave para uso agrícola. Ello, según los expertos, puede generar movimientos y retornos de la masa de agua que remueve los sedimentos y altera su transparencia, principalmente en los ullals. La propuesta medioambiental también plantea la adecuación del entorno de la zona húmeda donde nace el río, y proponen una serie actuaciones para devolver los ullals a su estado original.
Después de años de degradación por los vertidos, el río saldrá de la UCI para entrar en la sala de reanimación. Hace años que la comarca clama por su recuperación e, incluso, la Mancomunitat de la Ribera Alta y los ayuntamientos de los cuatro municipios por los que discurre (Benimodo, Massalavés, Alberic y Alzira) se unieron para presentar un proyecto de regeneración y obtener fondos de la UE, que finalmente rechazó la propuesta. Mientras, se han sucedido denuncias por los vertidos al cauce que después acababan contaminando el Xúquer.
Recuperar el cauce como espacio de ocio y aprendizaje Hubo un tiempo en que el nacimiento del río Verde era un enclave muy preciado por la población y era visitado con frecuencia por muchos vecinos, que paseaban a la sombra de un profuso arbolado y se bañaban en sus aguas cristalinas. Pero conforme ha aumentado su degradación ha ido cayendo en el olvido. Por ello, el plan de regeneración del río, no sólo aboga por recuperar su estado ecológico, sino también por adecuar el entorno para fomentar el uso recreativo del cauce y potenciar la zona como espacio de aprendizaje.
Entre las propuestas que plantean los técnicos para recuperar el uso público de la zona se encuentra la restauración de los diversos elementos hidráulicos

fuente: http://www.levante-emv.com

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