Los trastornos somatomorfos

¿Qué son los trastornos somatomorfos?

Los trastornos somatomorfos son un amplio grupo de enfermedades psiquiátricas que toman forma clínica en el cuerpo. Su principal característica va a ser la preocupación corporal, la presencia de síntomas físicos para la que no se va a encontrar una explicación médica. Son, los muchas veces mal llamados, enfermos imaginarios.
En la población general mas del 75% de las personas sanas sufren algún tipo de molestia física periódicamente, dolor, acidez, estreñimiento entre otros, pero solo en un 5% de todos estos malestares serán debidos a una enfermedad, enfermedad, que por otra parte, en el 90% de los casos será leve y solucionable. En ese otro 70%, las molestias físicas van ser debidas a hábitos de vida poco saludables, a malas posturas corporales y a factores ambientales, pero en un 25% la causa es psicológica y se produce la somatización.
La característica común de estos trastornos, de los cuales la hipocondría es el más conocido, pero no el único, es la presencia reiterada de síntomas somáticos, de quejas físicas, de lamentos de malestar y gravedad, acompañados de demandas persistentes de exploraciones clínicas, a pesar de repetidos resultados negativos en análisis y otras pruebas diagnósticas y de las explicaciones medicas garantizando que los síntomas no provienen de una enfermedad.
Según las estadísticas son trastornos que aumentan cada vez mas, afectando entre un 5 y un 10 % de la población mundial. Es mas frecuente en varones y los primeros síntomas pueden aparecer en la adolescencia pero las edades de mayor incidencia se da en los hombres alrededor de los 30 y en las mujeres que rondan los 40 años.


¿Por qué se producen? ¿Cuales son sus causas?
Los conflictos psicológicos pueden causar perturbaciones físicas, al igual que el dolor puede provocar alteraciones psíquicas, por que no son entidades separadas. Reprimir o expresar una emoción, como la cólera, la angustia o el miedo, se acompaña con frecuencia de alguna modificación corporal. Los trastornos somatomorfos son manifestaciones de malestares psicológicos y emocionales en forma de molestias físicas. La raíz de esta forma de expresar los conflictos nos lleva al niño recién nacido que no vive el cuerpo y la mente como separados y expresa sus sufrimientos y deseos en forma de llantos, vómitos o risas. Según las teorías psicoanalíticas se piensa que los somatizadores han sufrido en los primeros años de su vida una alteración en las relaciones con los padres y esto ha producido una incapacidad para autorregularse, convirtiéndose en personas incapaces de exteriorizar sus conflictos. El supuesto malestar físico que padece el hipocondríaco puede ser una defensa para huir de problemas personales y no afrontar una existencia insatisfactoria. Bajo los síntomas físicos pueden ocultarse sentimientos de fracaso o de culpa, una baja autoestima o una excesiva dependencia afectiva. También puede ocultar una gran carencia de cariño. Algunos hechos pueden desencadenar estos problemas como la vivencia de la muerte de una persona querida, los antecedentes familiares o el haber pasado una enfermedad seria.


¿Cómo se manifiestan? ¿Cómo pueden diagnosticarse?

Dentro de los trastornos somatomorfos existen distintos cuadros clínicos con entidad propia, aunque no hay una homogeneidad de criterios entre las distintas clasificaciones a la hora de agruparlos. Estamos hablando de enfermedades psicosomáticas y nos vamos a referir a aquellas que se contemplan y diagnostican en psiquiatría.
1.- Trastornos de somatización. El rasgo mas destacado de este trastorno es la existencia de síntomas variables como dolor de cabeza, mareo, molestias digestivas, entre otros, que por lo general han estado presentes durante al menos dos años. La mayoría de estos enfermos han seguido un largo y prolongado camino a través de servicios de medicina primaria y especializada en los que se han llevado a cabo múltiples exploraciones con resultados negativos o intervenciones infructuosas. Los síntomas pueden afectar a cualquier parte o sistema corporal todas ellas sin causa que las justifique y condicionando toda la vida del paciente.
2.- La hipocondría. La característica esencial de este trastorno es la preocupación persistente, el miedo ante la posibilidad de tener una o más enfermedades somáticas graves. Se presenta con frecuencia en otras enfermedades como la depresión, pero existen pacientes cuya hipocondría no puede explicarse por la presencia de otros diagnósticos. Al igual que en el caso anterior el paciente emprenderá un largo peregrinar por distintos médicos hasta llegar al psiquiatra, y a pesar de los mensajes tranquilizadores suele haber solo una respuesta transitoria. Los pacientes hipocondríacos son excesivamente sensibles a los cambios de sus funciones corporales, por ejemplo pueden tener conciencia hasta del latido cardiaco.
3.- Trastorno dismórfico corporal. En estos casos existe una preocupación exagerada sobre un defecto imaginario o acerca de una anomalía física menor como el tamaño de la nariz , pecas lunares. etc. sin que esta preocupación llegue a tener un carácter delirante.
4.- Trastorno de dolor crónico. Es un trastorno por dolor psicógeno, esto es sin causa orgánica que lo justifique, y este cuadro de dolor , intento y penoso, es el único síntoma.
5.- Trastorno somatoforme indiferenciado. Es similar al trastorno de somatización pero no tan completo en sus características clínicas y es la forma mas frecuente de presentación de todos los trastornos somatoformes.
6.- Trastornos de conversión. En otras clasificaciones están incluidos en trastornos disociativos, consiste en síntomas motores o sensoriales, como parálisis o anestesias, que aparecen bruscamente, no pueden explicarse fisio patológicamente y pueden ser atribuidos a conflictos de índole psicológica. Suele existir una incongruencia entre la gravedad del déficit y la actitud del paciente, algo que se denomina "la bella indiferente" ante su enfermedad.
En resumen, en el trastorno de somatización, el trastorno somatomorfo indiferenciado, el trastorno por dolor y el trastorno de conversión la preocupación se centra en los síntomas físicos. En la Hipocondría se centra en la creencia de tener una enfermedad física importante y en el Trastorno dismórfico corporal en la creencia de un defecto en la apariencia física.
La determinación de si un síntoma físico inexplicable es atribuible a un conflicto psicológico, los factores claves que hacen sospechar al medico un diagnóstico psiquiátrico son la asociación con alteración de animo, la naturaleza cambiante de los problemas físicos y la sospecha de que el paciente obtiene un beneficio secundario a su enfermedad. La dificultad radica en la idea de "motivación inconsciente" por que si los síntomas físicos son controlados por el paciente estaríamos ante una simulación con fines rentistas que son diferentes de la somatización. En los trastornos somatomorfos el paciente utiliza de forma inconsciente las situaciones con fines de manejo afectivo del ambiente mas que en su aspecto material.


¿Cuándo ir al medico y a que médico? ¿Cómo se soluciona?

Si uno no se encuentra bien desde hace tiempo, lo primero es descartar que exista una enfermedad física y para ello debemos asesorarnos con nuestro médico de cabecera. Si tras escuchar a nuestro cuerpo y fiarnos de la intuición del facultativo que nos tranquiliza, creemos que nuestros males son de origen psíquico conviene acudir a un especialista. Da igual un psicólogo, un psiquiatra o un medico con formación psicosomática, lo importante es que esté convencido de la interacción entre la mente y el cuerpo. En la actualidad está aceptado que los factores psíquicos son determinantes en los trastornos somatomorfos y, por tanto, la psicoterapia resulta imprescindible. La orientación de dicha terapia dependerá de las distintas escuelas, pero en general se acepta que bajo los síntomas físicos se oculta una baja autoestima, siendo personas que se sienten incomprendidas y necesitan afecto. La psicoterapia les hará tomar conciencia de los miedos que se ocultan tras las supuestas enfermedades y de las causas reales de sus propios temores y preocupaciones.
Es importante que el paciente entienda que los aspectos psicológicos pueden ayudar a mejorar sus síntomas, que la enfermedad no es mentira, ni se la inventa. Puede ser útil también seguir técnicas de relajación y de habilidades sociales. La ayuda farmacológica no debe rechazarse si existe ansiedad, depresión o dolor, pero no todo debe basarse en las pastillas, a veces las medicinas alternativas pueden dar buenos resultados.


fuente. www.saludalia.com

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