Diputados: Nueve accidentes, con un resultado fatal de 12 fallecidos, experimentó la Armada en la última década, según informe entregado por el comandante de Operaciones Navales de la institución.
Nueve accidentes, con un resultado fatal de 12 fallecidos, experimentó la Armada en la última década, según informe entregado por el comandante de Operaciones Navales de la institución.
En su condición de instancia investigadora de la tragedia aérea ocurrida el año pasado en el archipiélago Juan Fernández, la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados sesionó este martes para recibir un informe de la Armada de Chile sobre los accidentes sufridos por la institución en la última década y las lecciones extraídas de dichos sucesos que han llevado a reforzar las medidas preventivas de seguridad.
En la oportunidad, compareció ante los parlamentarios el Comandante de Operaciones Navales de la Armada, vicealmirante José Miguel Romero, quien primero dio a conocer un reporte descriptivo sobre los accidentes y posteriormente, en sesión secreta, detalló los resultados de las investigaciones internas, las iniciativas correctivas y el ajuste de procedimientos como consecuencia de aquellos.
El alto oficial afirmó que en términos generales la actividad naval reviste riesgos debido a que involucra complejas operaciones militares, está expuesta a las contingencias climáticas, emplea armamento y explosivos y con frecuencia significa rescatar a personas en condiciones adversas. Agregó que en este ámbito los accidentes se deben a fallas de fabricación, negligencias, hechos fortuitos, fallas de mantenimiento y errores de procedimiento.
Precisó que en los últimos diez años la Armada registra 9 accidentes -básicamente caída de aeronaves, colisión de embarcaciones y accidentes durante ejercicios militares-, con un saldo total de 12 fallecidos, de los cuales ocho corresponde a efectivos de la institución y los restantes cuatro a civiles.
Asimismo, hizo hincapié que el terremoto y tsunami del 27 de febrero del 2010 dejó importantes experiencias que han sido difundidas y adquiridas por toda la organización naval. Dijo que ello se ha traducido en la reconstrucción de la Base Naval de Talcahuano, la mejora en los sistemas de comunicaciones marítimas -para lo cual se invirtieron 10 millones de dólares-, el cambio de dependencia del SHOA a la Directemar y el aumento de 17 a 34 del número de mareógrafos a lo largo de la costa.
El vicealmirante señaló que, como experiencia del accidente aéreo en Juan Fernández, la Armada de Chile está analizando la implementación de un “seguro a pasajeros civiles a bordo” que cubriría a quienes ocupen asientos en las unidades a flote y aeronaves institucionales.
Sostuvo que en la actividad aeronaval, la de mayor riesgo, se han implementado medidas como actualizar el manual de entrenamiento operativo de la aviación naval; se creó un manual de procedimiento de operación; se incrementaron las exigencias en los cursos teóricos y simuladores de vuelo para pilotos y tripulantes; se habilitó un Simulador de Escape de Cabina Sumergida y se estableció la obligatoriedad de aprobar un test en dicho artefacto; se aumentaron los recursos para el mantenimiento de las aeronaves a fin de disminuir al mínimo las fallas de material y se incorporaron nadadores de rescate, con cursos de capacitación en la Prefectura Naval Argentina, en las misiones SAR.
En su condición de instancia investigadora de la tragedia aérea ocurrida el año pasado en el archipiélago Juan Fernández, la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados sesionó este martes para recibir un informe de la Armada de Chile sobre los accidentes sufridos por la institución en la última década y las lecciones extraídas de dichos sucesos que han llevado a reforzar las medidas preventivas de seguridad.
En la oportunidad, compareció ante los parlamentarios el Comandante de Operaciones Navales de la Armada, vicealmirante José Miguel Romero, quien primero dio a conocer un reporte descriptivo sobre los accidentes y posteriormente, en sesión secreta, detalló los resultados de las investigaciones internas, las iniciativas correctivas y el ajuste de procedimientos como consecuencia de aquellos.
El alto oficial afirmó que en términos generales la actividad naval reviste riesgos debido a que involucra complejas operaciones militares, está expuesta a las contingencias climáticas, emplea armamento y explosivos y con frecuencia significa rescatar a personas en condiciones adversas. Agregó que en este ámbito los accidentes se deben a fallas de fabricación, negligencias, hechos fortuitos, fallas de mantenimiento y errores de procedimiento.
Precisó que en los últimos diez años la Armada registra 9 accidentes -básicamente caída de aeronaves, colisión de embarcaciones y accidentes durante ejercicios militares-, con un saldo total de 12 fallecidos, de los cuales ocho corresponde a efectivos de la institución y los restantes cuatro a civiles.
Asimismo, hizo hincapié que el terremoto y tsunami del 27 de febrero del 2010 dejó importantes experiencias que han sido difundidas y adquiridas por toda la organización naval. Dijo que ello se ha traducido en la reconstrucción de la Base Naval de Talcahuano, la mejora en los sistemas de comunicaciones marítimas -para lo cual se invirtieron 10 millones de dólares-, el cambio de dependencia del SHOA a la Directemar y el aumento de 17 a 34 del número de mareógrafos a lo largo de la costa.
El vicealmirante señaló que, como experiencia del accidente aéreo en Juan Fernández, la Armada de Chile está analizando la implementación de un “seguro a pasajeros civiles a bordo” que cubriría a quienes ocupen asientos en las unidades a flote y aeronaves institucionales.
Sostuvo que en la actividad aeronaval, la de mayor riesgo, se han implementado medidas como actualizar el manual de entrenamiento operativo de la aviación naval; se creó un manual de procedimiento de operación; se incrementaron las exigencias en los cursos teóricos y simuladores de vuelo para pilotos y tripulantes; se habilitó un Simulador de Escape de Cabina Sumergida y se estableció la obligatoriedad de aprobar un test en dicho artefacto; se aumentaron los recursos para el mantenimiento de las aeronaves a fin de disminuir al mínimo las fallas de material y se incorporaron nadadores de rescate, con cursos de capacitación en la Prefectura Naval Argentina, en las misiones SAR.
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