ARTES Y LETRAS DE “EL MERCURIO” DESTACA EXPOSICIÓN “VISIÓN DEL CAMPO” que se presentanen el reciente inaugurado Museo de la Chilenidad, ubicado en la Casona Santa Rosa de Apoquindo (Av. Padre Hurtado 1155)
ARTES Y LETRAS DE “EL MERCURIO” DESTACA EXPOSICIÓN “VISIÓN DEL CAMPO”
Obras de Pedro Lira, Rugendas, Alberto Valenzuela Llanos, Arturo Gordon, entre otros, se presentan en el reciente inaugurado Museo de la Chilenidad, ubicado en la Casona Santa Rosa de Apoquindo (Av. Padre Hurtado 1155)
La decimonónica casa de Santa Rosa de Apoquindo, de arquitectura ecléctica y donada flamante, no escapó de los estragos del reciente terremoto. Así, la actual exposición de pintura dedicada a nuestro pasado se muestra en una de las reconstruidas bodegas, donde el ambiente de época se ha sabido rescatar. En ese adecuado marco, un conjunto de pintura tiene el campo chileno como temática fundamental. Pero antes de ingresar a él, ya destacan unos viejos y hermosos objetos en madera procedentes del propio lugar: hurones o vasijas de tronco de árbol ahuecado y un rale o amplia fuente plana del mismo material. Tampoco falta un simbólico caballo en fierro negro del escultor Juan C. Dörr.
Un Rugendas, "Huaso laceando", resulta el más adecuado encabezamiento para una exhibición, donde nuestros hombres del mundo rural, su entorno, sus trabajos y celebraciones son representados por artistas del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. De esa manera, el gallardo dinamismo de jinete y cabalgadura, en el Rugendas magnífico, obliga a evocar el romanticismo de Delacroix. Entre los nombres novedosos concurrentes, hay que recordar a Guillermo Walton y a Manuel Thompson. El primero, por el violento contraste de luz y sombra, quehacer más protagónico al corcel que al huaso; y el Thompson, por la limpidez del claroscuro dentro de un escenario no poco monumental. Entretanto, Giovanni Mocchi resalta por su realismo minucioso, mientras E. Charton de Treville aporta la visión de un desperdigado rodeo. Thomas Somerscales, por su parte, ante todo entrega un solitario campo precordillerano de, para entonces, atrevida composición.
Las cumbres de los pintores nacionales del ayer se hacen admirar: Pedro Lira -muy bello cuelga "Recolectando leña", de exquisitez casi monocromática y capaz de hacer sentir la humedad invernal-; Alberto Valenzuela Llanos -dos paisajes de invierno con árboles de ramificaciones agresivas- y Juan Francisco González, con tres precisos panoramas rurales y construcciones de adobe, cuya potencia de factura parece querer pulverizar los respectivos marcos de circunstancia. A ellos se agrega Alfredo Helsby: un florido rancho campesino y la delicadeza brumosa de "Camino rural con vaca". De Pedro Luna, llama la atención el vigor del empastado en su colorida estampa sureña, en tanto que el paisaje de Arturo Gordon emerge menos visto que su "Zamacueca" espectral.
Tampoco faltan aquí revelaciones como "Rinconada de los Andes", de Guillermo Grossmacht, cuya atmósfera azulosa nace de una refinada luminosidad. O la inesperada soltura vigorosa de Rafael Correa, en su "Yunta de bueyes", o la bonita y detallada visión de Onofre Jarpa para "Casas de la hacienda El Romeral". Completa el conjunto pictórico ofrecido por la Corporación Cultural de Las Condes, junto con un grupo de espuelas de plata de grandes rodajas; tres chamantos de huaso, tejidos entre fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX.
Texto: Diario El Mercurio. Domingo 12 de diciembre de 2010.
FUENTE: Municipalidad de Las Condes
Obras de Pedro Lira, Rugendas, Alberto Valenzuela Llanos, Arturo Gordon, entre otros, se presentan en el reciente inaugurado Museo de la Chilenidad, ubicado en la Casona Santa Rosa de Apoquindo (Av. Padre Hurtado 1155)
La decimonónica casa de Santa Rosa de Apoquindo, de arquitectura ecléctica y donada flamante, no escapó de los estragos del reciente terremoto. Así, la actual exposición de pintura dedicada a nuestro pasado se muestra en una de las reconstruidas bodegas, donde el ambiente de época se ha sabido rescatar. En ese adecuado marco, un conjunto de pintura tiene el campo chileno como temática fundamental. Pero antes de ingresar a él, ya destacan unos viejos y hermosos objetos en madera procedentes del propio lugar: hurones o vasijas de tronco de árbol ahuecado y un rale o amplia fuente plana del mismo material. Tampoco falta un simbólico caballo en fierro negro del escultor Juan C. Dörr.
Un Rugendas, "Huaso laceando", resulta el más adecuado encabezamiento para una exhibición, donde nuestros hombres del mundo rural, su entorno, sus trabajos y celebraciones son representados por artistas del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. De esa manera, el gallardo dinamismo de jinete y cabalgadura, en el Rugendas magnífico, obliga a evocar el romanticismo de Delacroix. Entre los nombres novedosos concurrentes, hay que recordar a Guillermo Walton y a Manuel Thompson. El primero, por el violento contraste de luz y sombra, quehacer más protagónico al corcel que al huaso; y el Thompson, por la limpidez del claroscuro dentro de un escenario no poco monumental. Entretanto, Giovanni Mocchi resalta por su realismo minucioso, mientras E. Charton de Treville aporta la visión de un desperdigado rodeo. Thomas Somerscales, por su parte, ante todo entrega un solitario campo precordillerano de, para entonces, atrevida composición.
Las cumbres de los pintores nacionales del ayer se hacen admirar: Pedro Lira -muy bello cuelga "Recolectando leña", de exquisitez casi monocromática y capaz de hacer sentir la humedad invernal-; Alberto Valenzuela Llanos -dos paisajes de invierno con árboles de ramificaciones agresivas- y Juan Francisco González, con tres precisos panoramas rurales y construcciones de adobe, cuya potencia de factura parece querer pulverizar los respectivos marcos de circunstancia. A ellos se agrega Alfredo Helsby: un florido rancho campesino y la delicadeza brumosa de "Camino rural con vaca". De Pedro Luna, llama la atención el vigor del empastado en su colorida estampa sureña, en tanto que el paisaje de Arturo Gordon emerge menos visto que su "Zamacueca" espectral.
Tampoco faltan aquí revelaciones como "Rinconada de los Andes", de Guillermo Grossmacht, cuya atmósfera azulosa nace de una refinada luminosidad. O la inesperada soltura vigorosa de Rafael Correa, en su "Yunta de bueyes", o la bonita y detallada visión de Onofre Jarpa para "Casas de la hacienda El Romeral". Completa el conjunto pictórico ofrecido por la Corporación Cultural de Las Condes, junto con un grupo de espuelas de plata de grandes rodajas; tres chamantos de huaso, tejidos entre fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX.
Texto: Diario El Mercurio. Domingo 12 de diciembre de 2010.
FUENTE: Municipalidad de Las Condes
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