Brasil, visita papal: La fe más fuerte que el frío y la lluvia

«Vosotros demostráis que la fe es más fuerte que el frío y la lluvia». El Papa Francisco abrió la fiesta de acogida de los jóvenes, que tuvo lugar el jueves 25 en el paseo marítimo de Copacabana, con un elogio a los cientos de miles de jóvenes —ya se habla de más de un millón— allí presentes a pesar del mal tiempo. En el saludo inicial conquistó inmediatamente al pueblo de la JMJ, con unas sencillas palabras: cuando alabó a los anfitriones, esto es, los muchísimos jóvenes cariocas que acogen en estos días a sus coetáneos llegados de todas las latitudes; cuando dirigió su recuerdo a Benedicto XVI, exhortando a aplaudirle, porque —confesó— «nos está viendo» por televisión; y cuando pidió un minuto de recogimiento por Sophie Morinère, la joven parisina de veintitrés años fallecida en un accidente automobilístico durante la semana misionera que precede a la JMJ. Y junto a ella el Pontífice recordó también a cuantos no pudieron venir por problemas económicos o de salud.

La fiesta mundial de la juventud concluirá en este mismo escenario, porque los organizadores han optado por trasladar aquí la vigilia del sábado por la noche y la misa conclusiva del domingo, inicialmente previstas en Guaratiba. Una decisión tomada pocas horas antes, vista la imposibilidad de hacer accesible para el sábado por la noche la inmensa explanada rebautizada “Campus fidei”, donde se había preparado un imponente palco para las celebraciones papales. Lamentablemente, las abundantes han hecho intransitable la zona.



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