Papa Francisco: Un viaje entre las nuevas pobrezas
Papa Francisco: Un viaje entre las nuevas pobrezas
Ha sido un viaje en las diversas formas de sufrimiento que golpean a los jóvenes de nuestro tiempo. Es el viaje que realizó el viernes por la tarde el Papa Francisco y la marea de jóvenes que con él participaron en el sugestivo Via Crucis en la playa de Copacabana. Y precisamente para subrayar su proximidad con cuantos más directamente viven el malestar de las “periferias” humanas y existenciales, el Santo padre quiso de nuevo a su lado —como sucedió en la misa del 19 de marzo, de inicio de pontificado— a una representación de cartoneros y de trabajadores excluidos argentinos, una treintena en total, llegados con sus uniformes azules con franjas fluorescentes en amarillo, que resaltaban bajo los reflectores del palco.
Se vivió un espectáculo de color, sonido, luces. En un kilómetro se reconstruyeron fragmentos de la Jerusalén antigua con ropa de época y escenarios característicos, como la iglesia del Santo Sepulcro y el arco del Ecce homo, el balcón desde el que Pilato mostró a Jesús flagelado a la multitud. Junto a cada escenario se había situado el atril desde el que se propusieron los pasajes del Evangelio y las distintas meditaciones. Autores de los textos fueron dos sacerdotes-cantantes, muy conocidos entre los jóvenes de Brasil: los padres dehonianos Zezinho y Joãozinho, a quienes prestó su voz un joven misionero, un joven convertido, un joven de una comunidad de recuperación, una joven madre, un seminarista, una religiosa que lucha contra el aborto, una pareja de enamorados, una joven símbolo de las mujeres que sufren, un estudiante discapacitado en silla de ruedas, una joven usuario de las redes sociales, un detenido, un joven enfermo terminal, un joven con discapacidad auditiva y también jóvenes de los cinco continentes.
de nuestro enviado Gianluca Biccini
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