La bendición de la gripe A . Algunos piensan hacerse ricos vendiendo mascarillas
No todo van a ser malas noticias sobre la gripe A (H1N1). Aunque el virus puede llegar a ser mortal y el riesgo de pandemia amenaza a la economía mundial, sumida en una grave crisis, para algunos no es una plaga maldita, sino más bien una bendición caída del cielo.
Es el caso de las empresas chinas que fabrican las típicas mascarillas de papel que han proliferado estos días por los aeropuertos, así como esos fantasmagóricos trajes espaciales de plástico que visten los médicos cada vez que entran en el hotel Metropark de Hong Kong, donde unas 300 personas – entre ellas 8 españoles – siguen en cuarentena hasta el viernes.
Una de dichas compañías es Chinahawk, dirigida por Jerry Harmon, un empresario estadounidense afincado en Pekín a quien la epidemia ha desbordado de trabajo y lleva camino de hacerle rico. “Ahora mismo estamos efectuando turnos de 16 horas diarias porque en la última semana hemos recibido pedidos de un millón de máscaras por parte de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Suiza, Italia y Brasil”, explica Harmon a ABC desde su fábrica de Tianjin, a unos 150 kilómetros al este de la capital china.
En esta factoría de 6.200 metros cuadrados, sus 500 operarios se afanan a destajo en una precisa cadena de producción de la que cada día salen 74.000 monos desechables y 1,6 millones de mascarillas, provistas de finas capas que impiden que nada mayor de 0,3 micras (y por consiguiente el temido virus de la nueva gripe) pueda penetrar en las mismas y contagiar a su portador. Junto a los guantes, gorros y cubrezapatos antideslizantes, todas estas prendas de usar y tirar están compuestas de polipropileno, un material altamente resistente, flexible e impermeable.
“Por supuesto que la enfermedad nos ha beneficiado económicamente, pero no me alegro por ello porque las noticias sobre el virus son preocupantes, sobre todo ahora que llega el frío al hemisferio sur y la situación puede ser dramática en Australia, Suramérica, el Sureste Asiático y África”, alerta Harmon, quien se encuentra en permanente contacto con importantes compañías sanitarias, como Kimberly-Clark, que requieren sus productos.
Kits anti-gripe
Desde la época de la gripe aviar, que para el empresario fue una verdadera gallina de los huevos de oro, Chinahawk comercializa unos competitivos “kits anti-gripe” que incluyen el lote completo (traje, gorro, mascarilla, guantes y cubrezapatos). Así, Harmon vende las máscaras faciales a cinco céntimos de euro y los trajes desechables a unos 50 céntimos, mientras que el conjunto completo cuesta algo más de dos euros.
Aunque la empresa juega con la ventaja de que todas estas prendas sólo se pueden utilizar una vez y deben ser destruidas de inmediato, sus considerables beneficios se convierten en calderilla comparados con los ingresos de las multinacionales que las distribuyen a nivel mundial, que venden los monos de aislamiento a tres euros y la equipación totalmente dotada a diez.
“El país que mejor se ha preparado es Francia, que hizo un acopio de mascarillas y trajes temiendo la gripe aviar y se ha encontrado con la porcina”, indica Harmon, que en 2006 llegó a vender a una firma gala 100 millones de mascarillas por valor de 2,5 millones de euros y otros 90 millones de antifaces al ejercito americano.
Ningún pedido de España
De momento, ningún pedido procedente de España ha llegado hasta Chinahawk, una de las principales firmas del sector en China al facturar cada año más de 20 millones de euros y comercializar su material en 32 países.
Debido a la situación de emergencia que ha provocado la nueva gripe, los últimos pedidos no se van a enviar por barco, sino en avión. Hasta ahora, Chinahawk embarcaba cada día un gran contenedor de 59 metros cúbicos en el cercano puerto de Tianjin, pero la amenaza del virus A (H1N1) obliga a las empresas y Gobiernos a moverse con rapidez y evitar los lentos transportes marítimos.La gripe estacional afecta cada semana a entre 57.000 y 96.000 pacientes y se cobra entre 4.800 y 9.600 vidas“Pero no vamos a poder tener los encargos a tiempo aunque sigamos trabajando al 110 por ciento de nuestra capacidad”, se queja Harmon, quien cree que “esta epidemia es muy peligrosa porque podría parecerse a la 1918, que dejó 40 millones de muertos en todo el mundo”. Una opinión que, por supuesto, no es compartida por todos los expertos, quienes aseguran que, aunque es probable que se produzca un segundo brote, no será tan virulento como el que tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial.
En los últimos diez días, el nuevo virus ha contagiado a 1.124 personas y matado a 26 en todo el mundo, mientras que la gripe estacional afecta cada semana a entre 57.000 y 96.000 pacientes y se cobra entre 4.800 y 9.600 vidas. El problema es que, de momento, las únicas armas contra la gripe A son, aparte del antiviral Tamiflu, las mascarillas y trajes de Jerry Harmon.
fuente: http://www.abc.es/
Es el caso de las empresas chinas que fabrican las típicas mascarillas de papel que han proliferado estos días por los aeropuertos, así como esos fantasmagóricos trajes espaciales de plástico que visten los médicos cada vez que entran en el hotel Metropark de Hong Kong, donde unas 300 personas – entre ellas 8 españoles – siguen en cuarentena hasta el viernes.
Una de dichas compañías es Chinahawk, dirigida por Jerry Harmon, un empresario estadounidense afincado en Pekín a quien la epidemia ha desbordado de trabajo y lleva camino de hacerle rico. “Ahora mismo estamos efectuando turnos de 16 horas diarias porque en la última semana hemos recibido pedidos de un millón de máscaras por parte de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Suiza, Italia y Brasil”, explica Harmon a ABC desde su fábrica de Tianjin, a unos 150 kilómetros al este de la capital china.
En esta factoría de 6.200 metros cuadrados, sus 500 operarios se afanan a destajo en una precisa cadena de producción de la que cada día salen 74.000 monos desechables y 1,6 millones de mascarillas, provistas de finas capas que impiden que nada mayor de 0,3 micras (y por consiguiente el temido virus de la nueva gripe) pueda penetrar en las mismas y contagiar a su portador. Junto a los guantes, gorros y cubrezapatos antideslizantes, todas estas prendas de usar y tirar están compuestas de polipropileno, un material altamente resistente, flexible e impermeable.
“Por supuesto que la enfermedad nos ha beneficiado económicamente, pero no me alegro por ello porque las noticias sobre el virus son preocupantes, sobre todo ahora que llega el frío al hemisferio sur y la situación puede ser dramática en Australia, Suramérica, el Sureste Asiático y África”, alerta Harmon, quien se encuentra en permanente contacto con importantes compañías sanitarias, como Kimberly-Clark, que requieren sus productos.
Kits anti-gripe
Desde la época de la gripe aviar, que para el empresario fue una verdadera gallina de los huevos de oro, Chinahawk comercializa unos competitivos “kits anti-gripe” que incluyen el lote completo (traje, gorro, mascarilla, guantes y cubrezapatos). Así, Harmon vende las máscaras faciales a cinco céntimos de euro y los trajes desechables a unos 50 céntimos, mientras que el conjunto completo cuesta algo más de dos euros.
Aunque la empresa juega con la ventaja de que todas estas prendas sólo se pueden utilizar una vez y deben ser destruidas de inmediato, sus considerables beneficios se convierten en calderilla comparados con los ingresos de las multinacionales que las distribuyen a nivel mundial, que venden los monos de aislamiento a tres euros y la equipación totalmente dotada a diez.
“El país que mejor se ha preparado es Francia, que hizo un acopio de mascarillas y trajes temiendo la gripe aviar y se ha encontrado con la porcina”, indica Harmon, que en 2006 llegó a vender a una firma gala 100 millones de mascarillas por valor de 2,5 millones de euros y otros 90 millones de antifaces al ejercito americano.
Ningún pedido de España
De momento, ningún pedido procedente de España ha llegado hasta Chinahawk, una de las principales firmas del sector en China al facturar cada año más de 20 millones de euros y comercializar su material en 32 países.
Debido a la situación de emergencia que ha provocado la nueva gripe, los últimos pedidos no se van a enviar por barco, sino en avión. Hasta ahora, Chinahawk embarcaba cada día un gran contenedor de 59 metros cúbicos en el cercano puerto de Tianjin, pero la amenaza del virus A (H1N1) obliga a las empresas y Gobiernos a moverse con rapidez y evitar los lentos transportes marítimos.La gripe estacional afecta cada semana a entre 57.000 y 96.000 pacientes y se cobra entre 4.800 y 9.600 vidas“Pero no vamos a poder tener los encargos a tiempo aunque sigamos trabajando al 110 por ciento de nuestra capacidad”, se queja Harmon, quien cree que “esta epidemia es muy peligrosa porque podría parecerse a la 1918, que dejó 40 millones de muertos en todo el mundo”. Una opinión que, por supuesto, no es compartida por todos los expertos, quienes aseguran que, aunque es probable que se produzca un segundo brote, no será tan virulento como el que tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial.
En los últimos diez días, el nuevo virus ha contagiado a 1.124 personas y matado a 26 en todo el mundo, mientras que la gripe estacional afecta cada semana a entre 57.000 y 96.000 pacientes y se cobra entre 4.800 y 9.600 vidas. El problema es que, de momento, las únicas armas contra la gripe A son, aparte del antiviral Tamiflu, las mascarillas y trajes de Jerry Harmon.
fuente: http://www.abc.es/
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