España, Castilla y León: La pasión por el vino salta fronteras
NIEVES CABALLERO VALLADOLID.
a la última generación de expertos de la zona de Saint Emilion .Enólogos de Burdeos visitan algunas de las bodegas más emblemáticas de la región.Han sido generaciones y generaciones de bodegueros y técnicos españoles los que han aprendido en la cuna mundial del vino, Francia. Era una época en la que España se miraba en Burdeos. Rioja fue la primera comarca vitivinícola española en quitarse la venda de la mediocridad. También le llegó la hora a Castilla y León, que nunca ha dejado de mirar hacia el río Garona para intentar descubrir los secretos y peculiaridades de los viñedos regados por su propio río Duero. Porque estaba claro que existían otras formas de obtener vinos de calidad y tocaba desterrar el granel. Muchas de esas bodegas han encontrado su propio estilo y sus peculiaridades.
Hoy, los logros de algunas bodegas de Valladolid y del resto de Castilla y León despiertan el interés al otro lado de los Pirineos. Así lo confirma la visita que un grupo de jóvenes enólogos y expertos procedentes de la región productora de vinos más prestigiosa del mundo han realizado recientemente a las bodegas vallisoletanas Belondrade y Lurton, Pingus, Vega Sicilia y Abadía de Retuerta, y a la zamorana Numanthia Termes (Valdefinjas).
Fréderic Faye (Chateau Figeac); Nicolas Corporandy y Pierre Olivier (Chateau Cheval Blanc); Gerald Gabillet (Cheteau Beau Regard-Pomerol), Thomas Dullos y Jean Marc Domme (Chateau Lanoze-Côte de Castillon) son amigos y todos ellos están enamorados del vino. Estos jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 27 y los 35 años, han mamado la cultura vitivinícola, bien por tradición familiar o bien por proximidad a esos 'terroirs' (viñedos) de los que proceden los vinos más famosos del mundo. Todos los años emprenden un viaje para conocer otras zonas vitivinícolas de vinos de calidad. Por ejemplo, en el 2009 visitaron el Priorato. Este año decidieron adentrarse más en la geografía española para visitar varias bodegas de Castilla y León en una ruta que han cerrado en La Rioja. Fréderic Faye es el que mejor habla español, aunque no el único, y será el encargado de contarnos su experiencia en estas tierras. «Venimos a encontrarnos con otras personas que aman el vino y, como nosotros, tienen pasión por la viticulturas», señala.
Vinos con personalidad
Desde luego no han elegido al azar las bodegas para conocer cómo se elabora en otras zonas. Su aventura comenzó por Bodegas Belondrade y Lurton de La Seca, el mejor ejemplo de los blancos criados en barrica elaborados en la Denominación de Origen Rueda. Si en algo coinciden estos jóvenes con su compatriota Didier Belondrade es en su pasión por el vino, que le hizo abandonar su tierra para echar raíces junto a las cepas viejas de la variedad verdejo. «Didier elabora blancos tipo Borgoña de gran calidad. Con la misma variedad que su vecino consigue vinos diferentes con mucha personalidad», destaca Faye. «Es el ejemplo de la pasión de los hombres, esa historia personal que se traslada a sus vinos», enfatiza.
La siguiente visita fue a Bodegas Dominio de Pingus, donde conocieron a otro extraordinario extranjero apasionado por los vinos de la Ribera del Duero. Se trata del enólogo sueco Peter Sisseck que se asentó hace dos décadas en Quintanilla de Onésimo para crear uno de los vinos más caros del mundo. En su periplo por la Ribera del Duero era otra parada obligada Bodegas Vega Sicilia, marca mítica de esta comarca regada por el Duero.
Aunque fuera de los dominios de la Denominación de Origen por decisiones administrativas que trazaron la línea hasta Quintanilla de Onésimo, ya en Sardón de Duero, los jóvenes franceses comprobaron el buen hacer de Abadía de Retuerta, ubicada en un monasterio del siglo XII de la denominada 'milla de oro' y en el que en la actualidad se acomete uno de los proyectos enoturísticos más ambiciosos con la construcción de un hotel en las antiguas dependencias de la hospedería.
No podían marcharse sin acercarse a una de las comarcas vitivinícolas con mayor proyección nacional e internacional, la DO Toro, donde visitaron Numanthia Termes, una bodega que la familia Eguren vendió en el año 2008 al grupo francés Louis Vuitton-Möet Hennessy, líder mundial del mercado del lujo, con otras bodegas en California, Argentina y Estados Unidos.
Tras su experiencia, los enólogos franceses encontraron diferencias con Burdeos, entre ellas la tierra y el clima, que les ha provocado mucha sorpresa. «En Burdeos, la diversidad la da la tierra, el suelo, y las distintas variedades», explica Fréderic Faye. Hay que tener en cuenta que allí los vinos tintos se elaboran generalmente a partir de una mezcla de uvas de las variedades Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Petit Verdot y Malbec, y los blancos, a partir de Sauvignon Blanc, Semillón y Muscadelle.
Sorpresa
Por ese motivo, lo que más sorprendió a los jóvenes franceses la diversidad de vinos logrados en la Ribera del Duero con una única variedad, la Tempranillo, también conocida como Tinta del País o Tinto Fino; en Toro con la Tinta de Toro, de la misma casta que la anterior; y en Rueda, con la uva Verdejo. «Nosotros tenemos más parámetros, es sorprendente la peculiaridad de los vinos con prácticamente una variedad única», añade.
A pesar de la gran competencia que ejercen los países productores en todo el mundo (California, en Estados Unidos; Argentina y Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda), estos jóvenes están convencidos de que Francia, España e Italia van a seguir siendo los países elaboradores de los grandes vinos.
fuente: http://www.nortecastilla.es
a la última generación de expertos de la zona de Saint Emilion .Enólogos de Burdeos visitan algunas de las bodegas más emblemáticas de la región.Han sido generaciones y generaciones de bodegueros y técnicos españoles los que han aprendido en la cuna mundial del vino, Francia. Era una época en la que España se miraba en Burdeos. Rioja fue la primera comarca vitivinícola española en quitarse la venda de la mediocridad. También le llegó la hora a Castilla y León, que nunca ha dejado de mirar hacia el río Garona para intentar descubrir los secretos y peculiaridades de los viñedos regados por su propio río Duero. Porque estaba claro que existían otras formas de obtener vinos de calidad y tocaba desterrar el granel. Muchas de esas bodegas han encontrado su propio estilo y sus peculiaridades.
Hoy, los logros de algunas bodegas de Valladolid y del resto de Castilla y León despiertan el interés al otro lado de los Pirineos. Así lo confirma la visita que un grupo de jóvenes enólogos y expertos procedentes de la región productora de vinos más prestigiosa del mundo han realizado recientemente a las bodegas vallisoletanas Belondrade y Lurton, Pingus, Vega Sicilia y Abadía de Retuerta, y a la zamorana Numanthia Termes (Valdefinjas).
Fréderic Faye (Chateau Figeac); Nicolas Corporandy y Pierre Olivier (Chateau Cheval Blanc); Gerald Gabillet (Cheteau Beau Regard-Pomerol), Thomas Dullos y Jean Marc Domme (Chateau Lanoze-Côte de Castillon) son amigos y todos ellos están enamorados del vino. Estos jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 27 y los 35 años, han mamado la cultura vitivinícola, bien por tradición familiar o bien por proximidad a esos 'terroirs' (viñedos) de los que proceden los vinos más famosos del mundo. Todos los años emprenden un viaje para conocer otras zonas vitivinícolas de vinos de calidad. Por ejemplo, en el 2009 visitaron el Priorato. Este año decidieron adentrarse más en la geografía española para visitar varias bodegas de Castilla y León en una ruta que han cerrado en La Rioja. Fréderic Faye es el que mejor habla español, aunque no el único, y será el encargado de contarnos su experiencia en estas tierras. «Venimos a encontrarnos con otras personas que aman el vino y, como nosotros, tienen pasión por la viticulturas», señala.
Vinos con personalidad
Desde luego no han elegido al azar las bodegas para conocer cómo se elabora en otras zonas. Su aventura comenzó por Bodegas Belondrade y Lurton de La Seca, el mejor ejemplo de los blancos criados en barrica elaborados en la Denominación de Origen Rueda. Si en algo coinciden estos jóvenes con su compatriota Didier Belondrade es en su pasión por el vino, que le hizo abandonar su tierra para echar raíces junto a las cepas viejas de la variedad verdejo. «Didier elabora blancos tipo Borgoña de gran calidad. Con la misma variedad que su vecino consigue vinos diferentes con mucha personalidad», destaca Faye. «Es el ejemplo de la pasión de los hombres, esa historia personal que se traslada a sus vinos», enfatiza.
La siguiente visita fue a Bodegas Dominio de Pingus, donde conocieron a otro extraordinario extranjero apasionado por los vinos de la Ribera del Duero. Se trata del enólogo sueco Peter Sisseck que se asentó hace dos décadas en Quintanilla de Onésimo para crear uno de los vinos más caros del mundo. En su periplo por la Ribera del Duero era otra parada obligada Bodegas Vega Sicilia, marca mítica de esta comarca regada por el Duero.
Aunque fuera de los dominios de la Denominación de Origen por decisiones administrativas que trazaron la línea hasta Quintanilla de Onésimo, ya en Sardón de Duero, los jóvenes franceses comprobaron el buen hacer de Abadía de Retuerta, ubicada en un monasterio del siglo XII de la denominada 'milla de oro' y en el que en la actualidad se acomete uno de los proyectos enoturísticos más ambiciosos con la construcción de un hotel en las antiguas dependencias de la hospedería.
No podían marcharse sin acercarse a una de las comarcas vitivinícolas con mayor proyección nacional e internacional, la DO Toro, donde visitaron Numanthia Termes, una bodega que la familia Eguren vendió en el año 2008 al grupo francés Louis Vuitton-Möet Hennessy, líder mundial del mercado del lujo, con otras bodegas en California, Argentina y Estados Unidos.
Tras su experiencia, los enólogos franceses encontraron diferencias con Burdeos, entre ellas la tierra y el clima, que les ha provocado mucha sorpresa. «En Burdeos, la diversidad la da la tierra, el suelo, y las distintas variedades», explica Fréderic Faye. Hay que tener en cuenta que allí los vinos tintos se elaboran generalmente a partir de una mezcla de uvas de las variedades Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Petit Verdot y Malbec, y los blancos, a partir de Sauvignon Blanc, Semillón y Muscadelle.
Sorpresa
Por ese motivo, lo que más sorprendió a los jóvenes franceses la diversidad de vinos logrados en la Ribera del Duero con una única variedad, la Tempranillo, también conocida como Tinta del País o Tinto Fino; en Toro con la Tinta de Toro, de la misma casta que la anterior; y en Rueda, con la uva Verdejo. «Nosotros tenemos más parámetros, es sorprendente la peculiaridad de los vinos con prácticamente una variedad única», añade.
A pesar de la gran competencia que ejercen los países productores en todo el mundo (California, en Estados Unidos; Argentina y Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda), estos jóvenes están convencidos de que Francia, España e Italia van a seguir siendo los países elaboradores de los grandes vinos.
fuente: http://www.nortecastilla.es
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