Haití: Un año de avances y desafíos

PUERTO PRÍNCIPE, enero 10, 2011




Polynice Sardia aún recuerda cuando debía pasar sobre los escombros de la escuela donde enseña para llegar a su clase de primer grado, prácticamente vacía, en los días posteriores al devastador terremoto que azotó a Haití el 12 de enero de 2010.



Hoy día, frente a decenas de estudiantes en una sala de clases improvisada, la rutina diaria de Sardia refleja la combinación de











resistencia y esperanza en un futuro mejor que se ha convertido en el sello de millones de haitianos al cumplirse un aniversario del fatal terremoto.



Pese a estar contenta porque los niños han vuelto a clases y porque se está construyendo una nueva escuela básica para reemplazar a la que resultó destruida, no deja de preocuparse por los avances de la reconstrucción.



Después del terremoto todo era muy difícil, había que trabajar entre los escombros; pero ahora las cosas han mejorado" señala Sardia, al tiempo que agrega que de todos modos sería mejor tener una escuela hecha de ladrillos y cemento.



La respuesta de emergencia del Banco Mundial en Haití se concentra en buscar ayuda inmediata para las víctimas del terremoto y al mismo tiempo, apoyar la recuperación a largo plazo a través de medidas clave de reconstrucción de infraestructura, vivienda, limpieza, finanzas públicas y educación, entre otras.











El terremoto del 12 de enero de 2010 alcanzó una magnitud de 7 grados; 1,3 millones de personas quedaron sin hogar y los daños se evalúan en US$7.900 millones o 120% del producto interno bruto (PIB) del país. Las proyecciones señalan que Haití, considerada como una de las naciones más pobres del hemisferio occidental, verá su economía contraerse en 8,5% en el ejercicio de 2010. Sin embargo, en el primer semestre del mismo año, la actividad comenzó a repuntar principalmente gracias a los sectores agrícola, textil y construcción. Se espera que el déficit fiscal general llegue a 2,9% del PIB contra el 4,4% del PIB en 2008/09, debido a un nivel de donaciones excepcionalmente alto.



Respuesta rápida desde el comienzo

El Grupo del Banco Mundial participó en la recuperación desde el mismo momento en que cesaron los movimientos del 12 de enero.



Solo horas después de la arremetida del terremoto, la institución movilizó una donación por US$100 millones destinados a apoyar la recuperación y la reconstrucción. Además, se encargó de enviar expertos para trabajar con el Gobierno y sus asociados internacionales a objeto de evaluar las necesidades y pérdidas y planificar las labores posteriores.



Como respaldo a las operaciones de emergencia en terreno, a mediados de enero se dio inicio a una iniciativa global "virtual" sin precedentes para evaluar los daños. Desde una " sala de situación " ubicada en las oficinas centrales del Banco, los expertos se pusieron en contacto con miles de desarrolladores voluntarios de todo el mundo —en particular Crisis Camp, Google y NASA— a fin de generar un geomapa posdesastre, herramientas en nube para gestión de desastres e imágenes satelitales de última generación; con ello, el tiempo de evaluación preliminar de daños se redujo de varias semanas a solo 36 horas.



Poco después, el Banco realizó una Evaluación de Necesidades posteriores a un Desastre (PDNA, por sus siglas en inglés) en asociación con las Naciones Unidas y la Unión Europea, la que fijó los costos de reconstrucción en US$11.000 millones. La PDNA se convirtió en un verdadero programa de reconstrucción de Haití y en un punto de referencia para los donantes.



El 31 de marzo, en una conferencia con donantes en Nueva York, la comunidad internacional comprometió US$5.300 millones para financiar la primera fase de la reconstrucción. En total, se reunieron más de US$9.000 millones en donaciones para el Plan de Reconstrucción de Haití.



En mayo, Brasil se convirtió en el principal colaborador con una donación de US$55 millones al Fondo para la Reconstrucción de Haití (HRF, por sus siglas en inglés), un mecanismo de financiamiento multilateral administrado por el Banco cuya finalidad es canalizar los esfuerzos internacionales de reconstrucción.



Poco después, el Banco canceló el resto de la deuda de US$36 millones que Haití mantenía con la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco dedicado a los países más pobres. Esta cancelación fue posible gracias a contribuciones realizadas por Bélgica, Canadá, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, Noruega, España, Suecia y Suiza. En julio de 2009, el país obtuvo un alivio de la deuda por US$1.200 millones del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros acreedores.



Después del terremoto, se reestructuró la cartera del Banco para dirigir los recursos a prioridades urgentes, modificando las actividades a fin de adaptarse a cambios en las capacidades institucionales. Prestar apoyo a las comunidades es un aspecto clave de dicho esfuerzo.



Las comunidades lideran la recuperación

El proyecto Prodepur dirigido por la comunidad ha apoyado actividades de generación de ingresos entre los haitianos pobres desde antes del terremoto hasta la fecha. Cerca de US$46 millones del total de fondos provistos por la AIF se destinaron a financiar iniciativas identificadas por las propias comunidades, lo cual resultó fundamental en la reconstrucción de las zonas más golpeadas de Puerto Príncipe.



La arquitecta Saline Malebranche, experta en gestión de riesgos de desastre de la Société d'Aménagement et de Développement , ha liderado esta labor.



"Estamos trabajando en un proyecto financiado por el Banco llamado Sonadere, que se concentra en la reconstrucción después del desastre. Con él podemos identificar las necesidades de los vecinos y determinar el tipo de intervención que se necesita para que las comunidades se recuperen rápidamente", comentó Malebranche.



Un millón trescientos mil haitianos resultaron desplazados y aún viven en campamentos temporales, por lo que el Banco y sus asociados intensificaron las iniciativas relacionadas con la vivienda para garantizar el regreso seguro de las familias a su hogar. Tras realizar inspecciones de seguridad en unas 400.000 edificaciones, ingenieros capacitados por el Banco decidieron que prácticamente la mitad era habitable, cerca del 20% necesitaba reparaciones y el resto debía demolerse. Además, se aprobó una donación por US$30 millones para ayudar a los afectados a reconstruir o reparar su vivienda con la condición de que adhieran a los nuevos códigos de construcción.



Hasta ahora, el Banco Mundial ha comprometido US$479 millones para la reconstrucción, US$320 millones de los cuales se han destinado a varios proyectos gubernamentales. US$39 millones cancelaron la deuda de Haití con el Banco y las empresas privadas recibieron US$49 millones en apoyo provenientes de la rama para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés).



"El proyecto de emergencia del Banco se implementó en forma oportuna y rápida. Pudimos recuperar pronto las funciones básicas a pesar de los daños en Puerto Príncipe", señaló el Ministro de Finanzas Roland Baudin.



La respuesta del Banco arrojó los siguientes resultados:



• Fondos para el retiro de 100.000 metros cúbicos de basura y escombros de los principales canales de drenaje de Puerto Príncipe (con lo que se redujo el riesgo de inundación en los campamentos de la capital) y fondos para la construcción de la única planta de tratamiento de desechos de la ciudad.



• Entrega de 50.000 faroles solares a familias de Puerto Príncipe con lo que aumentó la seguridad y se redujo el riesgo de incendio.



• Entrega de complementos alimenticios a 200.000 niños menores de dos años y servicios de salud para niños y mujeres lactantes y embarazadas en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Panamericana de la Salud.



• La posibilidad de que 250.000 niños asistan a la escuela y 80.000 reciban al menos una comida caliente al día. Se espera que una nueva donación aumente las cifras a 390.000 y 210.000 niños, respectivamente.



• Evaluación de 400.000 edificios en las zonas más afectadas de Puerto Príncipe y entrega de asistencia técnica y financiera para la reparación y reconstrucción de viviendas gracias a una donación de US$30 millones.



• Desarrollo de cinco proyectos actualmente en marcha del sector privado en la banca y en las industrias de vestuario, hotelería, minería y energía por un total de US$14,6 millones, de un total de US$49,6 millones aprobados por IFC.



• Instalación y equipamiento del Ministerio de Economía y Finanzas y la Oficina de Impuestos (más de 500 funcionarios), lo que facilitó el pago de sueldos y la recaudación de ingresos. Además, se entregó una donación de US$30 millones para ayudar a cerrar la brecha presupuestaria y abordar sus necesidades más urgentes.



• Finalización de las obras en seis sistemas de abastecimiento de agua que benefician a 37.000 personas de comunidades rurales del sur, las que enfrentan el éxodo desde la capital.


fuente: Banco Mundial

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