El Instituto de Informática de Oldenburgo presenta en la Feria de Hannover un robot volador que puede abrirse camino entre las ruinas

El trabajo de rescate de víctimas en casos de incendios o terremotos suele representar para los socorristas un peligro mortal. El Instituto de Informática de Oldenburgo presenta en la Feria de Hannover robots voladores que permiten, en esas situaciones, que los equipos de rescate cuenten con un panorama de la situación sin arriesgar vidas adicionales.



Guard se llama el robot volador que presenta el Instituto de Oldenburgo y su apariencia recuerda bastante a un objeto volador no identificado (OVNI). Basta oprimir un poco la palanca del acelerador de su mando a distancia y Guard, de 50 centímetros de diámetro, se eleva con cierto ruido.



Poco esfuerzo, bastantes resultados



No hay que hacer mucho más; después el helicóptero se mantiene solo en el aire y avanza centímetro a centímetro. Una persona que nunca ha piloteado necesita diez minutos para aprender a manejarlo, dicen sus diseñadores. Del resto se encarga Guard.



En esta mezcla de robot y ovni se encuentran cuatro rotores que le permiten quedar suspendido en el aire y avanzar lentamente. Esto lo hace ideal para la inspección de edificios derrumbándose o en llamas. “Del interior de los edificios, suele no haber planos, lo que significa que el robot tiene que abrirse camino en un entorno desconocido. Para ello tiene que reconoce paredes y obstáculos. Los seres humanos pueden hacerlo muy bien, pero para los sistemas representa una dificultad”, explica Matthias Brucke del Instituto de Oldenburgo.



Mucha tecnología



Para abrirse camino entre las ruinas, Guard requiere de mucha electrónica, por ejemplo aparatos de ultrasonido para medir el espacio y reconocer obstáculos, un GPS para las coordinadas geográficas, un barómetro para determinar las alturas, cámaras sensoras de calor para encontrar a los heridos. También se le pueden adicionar aparatos de análisis de la composición atmosférica e incluso un contador Geiger para medir la radioactividad.



Guard está pensado para ser autónomo, es decir para que no requiera de personal que lo maneje. “Bastaría con enviar el aparato y los bomberos, por ejemplo, dispondrían permanentemente de imágenes desde el aire”, explica Brucke, quien afirma que cuando la batería del robot se acaba, éste puede aterrizar solo.



Sólo 20 minutos



La alimentación de energía es uno de los problemas que el equipo de 250 investigadores del Instituto de Oldenburgo tiene que solucionar todavía, pues sólo 20 minutos puede trabajar Guard sin tener que ser recargado.



Varios prototipos se presentan en la Feria de Hannover, con diferentes propósitos: para explorar edificios, controlar costas, vigilar oleoductos.



Los investigadores trabajan también en dotar al robot de una cámara termográfica: sobrevolando los tejados se podría determinar dónde se encuentran sus puntos débiles. “El que por los tejados se pierda un 30 por ciento de la energía, supone para nosotros nuestro primer gran mercado”, asevera Brucke. Dentro de diez años, los robots voladores que sirvan para restaurar y controlar los inmuebles serán algo normal, dicen los investigadores del instituto de Oldenburgo, quienes no descartan que los Guards del futuro también puedan entregar la pizza a domicilio.



Autor: Mirra Banchón



Editor: Pablo Kummetz

fuente:
http://www.dw-world.de

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