AGUSTÍN ARTURO PRAT CHACÓN. Capitán de Fragata - 1848-1879

Su Niñez.
Arturo Prat nació en la aldea de Ninhue, departamento de Itata, provincia del Ñuble, cerca de Quirihue,en la casa patronal de la hacienda de San Agustín de Puñual, el 04 de abril de 1848, según se desprende de su certificado de bautismo, signado por el cura párroco de Ninhue, a fojas 03 del libro en que se asientan las partidas de bautismo de la iglesia parroquial de esa localidad.

Fueron sus padres don Pedro Agustín Prat Barril, de antiguos ancestros en la villa de Santa Coloma de Farnés, corregimiento de Gerona, en la región de Cataluña, en España, y doña María Luz Rosario Chacón y Barrios, hija de don Pedro Chacón y Morales, propietario de la hacienda y de doña Concepción Barrios.

Por enfermedad de don Agustín, la familia se trasladó a Santiago, radicándose en una propiedad agrícola que poseía don Pedro Chacón y poco después instaló su domicilio en la calle Nueva de San Diego. (Llamada hoy día Arturo Prat).

En 1856 el niño Arturo ingresó a una escuelita inaugurada ese año en la misma calle, que tenía una torre con una campana para llamar a clases y por ello se le conocía como la "Escuela de la Campana". Era dirigida por el visitador general don Bernardo Suárez y el subdirector, el normalista don Eliseo Otaíza.

El Cadete Prat.

A los diez años de edad, Arturo Prat se incorporó a la Escuela Naval. Por motivos de la enfermedad de su padre, que había quedado paralítico, su tío, don Jacinto Chacón fue apoderado del joven cadete y al mismo tiempo padre político de Luis Uribe Orrego, niño dos años mayor de Prat.

Ambos muchachos ingresaron juntos a la Escuela Naval, el 28 de agosto de 1858. Dirigía la escuela ese año el marino francés Juan Julio Feillet y lo secundaba otro francés, don Anatolio Desmadryl.

A ellos les cupo el honor de dirigir y contribuir a la instrucción de un grupo de selección entre los oficiales de la Marina, que con toda justicia fue llamado posteriormente el "Curso de los Héroes". Entre quienes formaron dicho curso figuran Constantino Bannen Pradel, Carlos Condell de la Haza, Wenceslao Frías Urrutia, Miguel Gaona Yáñez, Juan José Latorre Benavente, Francisco Javier Molinas Gacitúa, Carlos Moraga Suzarte, Jorge Montt Alvarez, Guillermo Peña Urizar, Arturo Prat Chacón, Luis Uribe Orrego, Emilio Valverde Prieto y otros.

En la Escuela Naval, tuvo muchos sinsabores en su primer año de estudios. Prat tenía la viveza y la energía de carácter, más que una inteligencia fecunda y precoz; abarcaba con suma facilidad un sistema, pero no penetraba con rapidez todos y cada uno de los detalles de un libro.

De estirpe genuinamente tenaz, implacable consigo mismo en sus propósitos como objetivo, pero sin prisa para conseguirlos. Debía luchar con sus años y con las dificultades de ciertas asignaturas que, como las matemáticas, requieren raciocinio y un desarrollo vasto y profundo de las facultades intelectuales. Pero su tesón se fue sobreponiendo a todos los obstáculos, aún los físicos.

En el segundo año le tocó embarcarse para llevar a la práctica los conocimientos técnicos adquiridos. Hizo su primer viaje de instrucción en el vapor "Independencia" comandado por el Capitán de Corbeta don Nicolás Saavedra.

Más o menos en diciembre de 1859 zarpó a Caldera y de regreso siguió viaje al sur llevando víveres para el vapor "Maipú" , de estación en la costa de Arauco. En estos primeros trajines marítimos el cadete Prat visitó los puertos del litoral, tomando un buen conocimiento de ellos.

En enero de 1860 los cadetes se embarcaron en la corbeta "Esmeralda" , que comandaba el Capitán de Fragata José Anacleto Goñi Prieto, un hombre enérgico y duro, pero profesional íntegro y de preparación. Permaneció allí hasta marzo de ese año, regresando luego a la Escuela.

Ya el joven cadete Arturo Prat había enriquecido considerablemente sus conocimientos y adquirido una personalidad clara y definida.

Su comportamiento y dedicación lo colocaron pronto en un lugar descollante entre sus condiscípulos y logró en los exámenes finales destacadas distinciones.

A mediados de 1860 volvió a embarcarse en la "Esmeralda", que en unión de los vapores "Independencia", "Maipú" y "Maule"se dirigían a Quintero a las órdenes del Contralmirante Robert Winthrop Simpson a ejercicios de tiro, maniobras varias y otros propios de la Marina de Guerra.

En el tercer año de estudios Arturo Prat había hecho desaparecer su timidez inicial y fue positivamente progresando. Así, en julio de 1861, en sus pruebas finales de teoría, fue recompensado con el primer lugar entre sus compañeros, egresando con el grado de Guardiamarina sin examen.

El Guardiamarina.

Dos semanas después se embarcó nuevamente en la "Esmeralda" y partió a Talcahuano para seguir a Lota a aprovisionarse de carbón. El buque estaba mandado por el Capitán de Fragata Manuel Segundo Escala. Hizo luego varios viajes llevando tropas al sur.

Hallándose en Valparaíso el 1o. de octubre de 1861, a mediodía apareció una negra y gruesa humareda en el pontón francés "Infernal" fondeado en la bahía.

En este transporte de la Armada francesa, mantenido como almacén flotante en Valparaíso, había carbón, artículos navales y según se supo por el Almirante francés embarcado en el "Douguay Trouin", también surto en el puerto, había a su bordo explosivos y municiones. En consecuencia, el pontón "Infernal" podría constituirse rápidamente en una nave que haría honor a su nombre.

Inmediatamente todos los botes de la "Esmeralda" y del "Maipú" se enviaron tripulados con el mayor número de elementos para extinguir el fuego.

En la falúa de la "Esmeralda" iba una bomba de achique y en la lancha a vapor, un cañón y municiones. Esta iba mandada por el Teniente 2o. Enrique Simpson Baeza y uno de los botes lo dirigía Arturo Prat. Acudieron también botes y lanchas del navío francés "Douguay Trouin" y otros buques surtos en la bahía, llevando varias bombas de achique, que no tardaron en ponerse en acción.

La cubierta de la nave fue invadida por oficiales y marinería que no cesaban de echar agua en abundancia por las escotillas y cubierta del buque. Entre ellos estaba Arturo Prat, tiznado por el hollín y el humo y sofocado por el calor reinante. Después de más de dos horas de duro batallar y cuando las llamas hicieron imposible la permanencia a bordo, se tuvo que abandonar la nave.

Perdidas las esperanzas de salvar el buque, la lancha a vapor de la "Esmeralda" comenzó a dispararle algunos cañonazos en el costado, pero sin conseguir echarlo a pique. Tanto el "Maipú" como la "Esmeralda" calentaron máquinas para alejarse del pontón, transformado en un brulote de fuego, que podría estallar de un momento a otro.

Todos los buques de guerra incluso el "Douguay Trouin", cañonearon al pontón, pero éste no se hundía. Los esfuerzos resultaron inútiles y como a las cinco y media de la tarde, ante unos 10.000 espectadores de tierra, sobrevino una tremenda explosión en la santabárbara del barco.

Arturo Prat, tranquilo, permaneció de pie e incluso ayudó a levantarse a algunos, mientras sobre ellos llovían trozos de metal y madera. Después de esta explosión, el pontón se hundió lentamente. Aquí se mostró claramente el temple y la impasibilidad ante el peligro del joven Guardiamarina Prat.

La "Esmeralda" continuó haciendo viajes al sur y en uno de ellos fue a las islas de Juan Fernández.

También se envió a la corbeta en busca del vapor inglés "Lima", que se había varado y naufragado en el bajo Lagartos, frente a la península de Mejillones, salvándose todos sus pasajeros, que fueron llevados a Cobija por un clipper norteamericano.

Prat regresó a Valparaíso y luego siguió a Talcahuano, Valdivia y después Caldera.

Poco después la "Esmeralda" cambió de comandante y esta vez lo fue el Capitán de Corbeta Galvarino Riveros Cárdenas. Con el buque fue a Chiloé a carenarse en la isla Tenglo. Ello ocurrió en julio de 1863 y ya el buque se hallaba bastante deteriorado. Reparada la nave regresó a Valparaíso, donde tomó su mando el Capitán de Corbeta Juan Williams Rebolledo, quien hizo un viaje hasta Mejillones a defender los intereses de los chilenos vejados por las autoridades bolivianas de Cobija.

Poco más tarde hizo otro viaje al mismo lugar, para desbaratar una extracción de guano que efectuaba un brasileño autorizado por el gobierno de Bolivia, en terrenos pertenecientes a Chile.

El 21 de julio de 1864 era nombrado Guardiamarina examinado.

Llegó así el año 1865 y con él la Guerra contra España. Embarcado en la "Esmeralda" le tocó participar en el Combate Naval de Papudo, donde fue capturada la goleta cañonera española "Virgen de Covadonga", el 26 de noviembre de 1865. Al asumir Manuel Thomson Porto Mariño el mando del buque, pasó a constituir parte de la oficialidad, conduciendo a Papudo a los prisioneros españoles.

Reparada la goleta en Los Vilos, se dirigió a carbonear a Lota, puerto desde el cual siguió viaje a Chiloé.

El Teniente 2do.
La acción del Combate Naval de Papudo le valió a Arturo Prat, como a los demás, el ascenso a un grado más y así, el 29 de noviembre fue nombrado Teniente 2o. Además del ascenso recibió como recompensa el valor de la presa que le correspondía según el reglamento respectivo, el que alcanzó a mil setecientos pesos, de los cuales la mayor parte remitió a su madre.

El 24 de diciembre la goleta "Covadonga" zarpó de Abtao hacia Magallanes con el propósito de apresar al vapor español "San Quintín", que se presumía venía a relevar al "Marqués de la Victoria" o a traer pertrechos de guerra para la escuadra española. La goleta carboneó en Ancud y tomó la ruta de canales más frecuentada para llegar al Estrecho. Reconoció varias naves extranjeras y llegó a Punta Arenas el 7 de enero de 1866, donde el Gobernador manifestó que ningún buque hispano había cruzado el Estrecho después del "Marqués de la Victoria".

Una cañonera rusa allí fondeada le informó a Manuel Thomson Portomariño, que a su paso por Montevideo no había buque español alguno en ese puerto, ni tampoco noticias de que llegara alguno.

El 9 avistó un vapor que venía del Atlántico y salió a reconocerlo. Era otra cañonera del zar de Rusia en tránsito al río Amur, en Manchuria. Por ella se tuvo noticias que en Montevideo había un pequeño vapor español y un bergantín que no había reconocido. En la imposibilidad de obtener noticias más recientes, la "Covadonga" regresó al norte, fondeando en Playa Parda, donde halló varada a la cañonera rusa "Sobel" que había zarpado horas antes de Punta Arenas. La sacó a flote a remolque por lo que permaneció allí dos días.

En esta maniobra de reflotamiento, el Teniente Arturo Prat tuvo una destacada actuación, demostrando iniciativa y pericia.

Después de soportar tiempos desfavorables, la "Covadonga" llegó a Abtao el 3 de febrero, después de una rebusca inútil. Afortunadamente su llegada ocurrió cuatro días antes que se presentaran frente al apostadero, las fragatas "Blanca" y "Villa de Madrid".

En consecuencia, participó en el llamado Combate Naval de Abtao, que no fue más que un cañoneo sin resultado, pero se logró que se retiraran la "Blanca" y "Villa de Madrid", después de algunas horas de tiroteo contra la escuadra aliada chileno-peruano, donde la única unidad que tuvo una actitud verdaderamente activa fue la "Covadonga", que al cortarse la espía que la unía a los buques peruanos, tuvo que permanecer tras la isla Abtao, desde donde disparó contínuamente a la "Blanca".

Después de esto, el buque fue al apostadero de Huito que se fortificó concienzudamente, al extremo que cuando llegaron la fragata acorazada "Numancia" y la "Blanca", éstas desistieron de atacar, pues ello habría sido infructuoso y regresaron al norte.

Poco antes de llegar la Escuadra a Valparaíso y cuando la flota española había abandonado las aguas del Pacífico, el Almirante Manuel Blanco Encalada, que la comandó para evitar susceptibilidades por antiguedades entre los buques peruanos y chilenos, el día 30 de septiembre culminó una situación de indisciplina entre las naves peruanas con un motín en la corbeta "Unión", encabezado por el Capitán Varea, sobrino del General Balta, jefe del movimiento revolucionario ocurrido en el Perú. Blanco comisionó a Thomson, de la "Covadonga" para que dominase tal motín. Para ello se desprendieron botes de la "Esmeralda" y "Covadonga", al mando, respectivamente, de los Tenientes Juan José Latorre Benavente y Arturo Prat Chacón. Bastó esto, para que el cabecilla se ocultara cuando los botes llegaron al costado de la "Unión", y luego huyera a tierra. Los cómplices fueron inmediatamente apresados, terminando así aquella ridícula intención de sublevar un buque peruano, que formaba parte de una escuadra mandada por un chileno y en un puerto chileno.

Mientras la escuadra estuvo en Valparaíso y aún cuando la flota española había desaparecido del Pacífico Sur, se mantuvo estrecha vigilancia sobre los transportes peninsulares rezagados que pudieran llegar a nuestras costas.

Así fue capturada la barca inglesa "Thalaba" que traía víveres y pertrechos para los buques hispanos. Ello se hizo con un bote tripulado por Arturo Prat.

La barca fue declarada buena presa por los Tribunales y pasó a desempeñarse en el futuro como pontón maestranza de la Armada, donde Prat permaneció muy corto tiempo, para retornar a la "Covadonga".

En este buque, Prat zarpó el 6 de diciembre de 1866, en misión de auxilio del barco británico "Uruguay", que viajaba de Valparaíso a Le Havre, cargado de trigo y que fue afectado por un furioso temporal. Se rebuscó intensamente sin encontrarse resto alguno de la nave en peligro y la "Covadonga" regresó a puerto. Poco después se confirmó su naufragio.

A comienzos de 1867, después de reparaciones y cambio de su antiguo armamento por otro de 70 libras, la "Covadonga", en marzo hizo una exploración hidrográfica en la costa norte hasta Carrizal Bajo, continuando en ejercicios hasta el archipiélago de Juan Fernández, viaje que se repite a fines de año.

En julio de 1868, Arturo Prat se embarcó en la corbeta "O'Higgins", flamante buque que mandaba el Capitán de Fragata Ramón Cabieses.

Estando a su bordo llegó la triste noticia del terremoto y maremoto del 13 de agosto de 1868 ocurridos en la costa sur del Perú, que destruyó enteramente la población de Arica, causó graves daños en sus aledaños, como asimismo en la ciudad de Arequipa.

Chile mandó en el acto alistar el vapor "Maipú"mandado por el Capitán de Corbeta don Julio Lynch Zaldívar, para que a toda prisa partiese a los lugares afectados, llevando los socorros necesarios para aliviar la desgracia.

Prat fue uno de los oficiales que integraron la dotación de esta nave en su humanitaria misión. Terminada su labor, volvió a la "O'Higgins".

En este buque, el 9 de diciembre zarpó nuevamente al Perú en unión de las corbetas "Esmeralda" y "Chacabuco" para repatriar a Chile, los restos del benemérito padre de la patria, don Bernardo O'Higgins Riquelme, sepultado en Lima. El mando de la Escuadra lo tomó el anciano Almirante don Manuel Blanco Encalada, quien izó su insignia en la corbeta "O'Higgins".

El 26 de enero de 1869, Prat, siempre en el mismo buque, hizo una excursión al archipiélago de Juan Fernández, llevando cadetes navales en instrucción. De regreso fue transbordado al vapor "Ancud" en calidad de oficial del detall. Su Comandante era don Julio A. Lynch Zaldívar. En este transporte se llevaba víveres a la colonia de Magallanes.

A mediados del año, volvió Prat al pontón "Thalaba" por un corto tiempo y luego nuevamente al "Ancud", continuando sus viajes a Arauco, Valdivia y el Estrecho de Magallanes.



El teniente 1ro.
El 9 de septiembre obtuvo los galones de Teniente 1o. y en enero de 1870 volvió a la "O'Higgins", como detall, a las órdenes del Comandante don José Anacleto Goñi Prieto.

No obstante el intenso trabajo que conlleva el cargo de oficial del detall, o segundo Comandante, Prat jamás tuvo un tropiezo cuantas veces tuvo que desempeñarlo y, aún más, se dio tiempo para dedicarse a las matemáticas, especialmente cosmografía y trigonometría esférica, por las cuales tenía predilección. También estudiaba otros ramos que le eran necesarios para obtener su licencia en Humanidades y poder así ingresar a la Universidad, con el propósito de estudiar Derecho.

El 8 de enero de 1870 la "O'Higgins" ponía rumbo en demanda de la isla de Pascua. Conducía cadetes de la Escuela Naval y aprendices de marineros, en viaje de instrucción, con el encargo de levantar planos de las costas que tuvieran que visitar.

La comisión que llevaba el buque fue cumplida en todas sus partes. Se hizo un plano general de la isla, dirigido por el director de la Escuela de Aprendices de Marineros, Teniente Ignacio Gana, al que cooperaron los oficiales del buque y los cadetes de la Escuela Naval.

En el ínterin, Prat, con singular preocupación, terminaba la reparación completa de la arboladura del buque y se esmeraba en que imperara a bordo una estricta disciplina y una buena vigilancia y limpieza.

Lo más importante es que debió conciliar el duro y a veces intratable carácter del Comandante José Anacleto Goñi Prieto con las actividades de los subalternos, manteniendo siempre gran lealtad hacia ambos, permitiendo que en el buque reinara permanentemente la alegría y el deseo de progreso profesional.

Antes de dejar la isla de Pascua, se discutió a bordo de la conveniencia de embarcar en el buque algunos de los nativos que solicitaron incorporarse a la dotación del buque, pues virtualmente no pertenecían a nadie y no tenían otra nacionalidad que la de pascuenses. Prat obtuvo de Goñi que seis de ellos se embarcaran como grumetes y otros tantos como camareros de oficiales, como una obra de caridad por el desamparo total en que se hallaban esos indígenas.

De Pascua el buque siguió a Mejillones y Coquimbo, tocando en Juan Fernández, para fondear en Valparaíso el 6 de marzo de 1870.

Para poder rendir varios exámenes que le faltaban para quedar apto para ingresar a la Universidad, elevó la solicitud correspondiente al Consejo Universitario pidiendo se le concediera el derecho a rendir estas pruebas, en la fecha en que juzgaba estaría de regreso de una comisión que debía cumplir su buque en Mejillones.

Al llegar a Valparaíso, el 30 de octubre el joven Teniente solicitó licencia por asuntos particulares, la que le fue concedida. Prat dio sus exámenes pendientes en el Liceo de Valparaíso y en el Instituto Nacional de Santiago, obteniendo su título de bachiller en Humanidades, quedando listo para postular al ingreso a la Universidad.

Todo esto lo logró en una época en que no sólo necesitaba dividir su tiempo, sino que además se veía seriamente entorpecido para presentarse en el momento oportuno a rendir sus pruebas de competencia, debido a sus funciones a bordo.

El 1o. de abril de 1871 tomó el cargo de Segundo Comandante del vapor "Arauco", que bajo las órdenes del Capitán Santiago Hudson, hizo un viaje a Mejillones, para regresar a Valparaíso, después de carbonear en Lota.

Recalando a Valparaíso el 12 de mayo, en un día de neblina cerrada, el buque se estrelló en la costa de Viña del Mar, varándose en la playa, no obstante las precauciones tomadas.

No fue suficiente que el fondo de mar en que descansaba la nave fuera sólo de arena, ni que el día estuviera en calma para poder salvar ese buque, un anciano comprado a toda carrera cuando apremió Guerra contra España.

El Comandante envió a Prat a Valparaíso a procurarse los auxilios necesarios para salvar siquiera los pertrechos y el aparejo, obteniendo rápido y efectivo éxito en su misión, aún cuando sus esfuerzos resultaron estériles.

Del malogrado "Arauco" Prat pasó al vapor "Valdivia", buque ya transformado en pontón y donde por reciente disposición funcionaba la Escuela Naval, cuyo director era el Capitán de Corbeta Luis Alfredo Lynch Zaldívar. El Comandante del buque era el Capitán Ignacio Gana.

Prat pasó a integrar el cuerpo docente de la Escuela Naval junto a Ramón Vidal Gormaz, quien era el subdirector y los Tenientes Miguel Gaona, Ignacio Serrano Montaner y Federico Chaigneau.

El 26 de abril de 1871 la Escuela Naval se trasladó a la corbeta "Esmeralda", tomando su mando el Capitán Luis Alfredo Lynch Zaldívar. Este buque, sin perjuicio de servir de escuela, tuvo que desempeñar también algunas misiones requeridas por el gobierno, especialmente en Mejillones, donde algunos políticos bolivianos levantaban disensiones en la costa, que hacían peligrar los intereses de los ciudadanos chilenos avecindados en ella y que era necesario hacer respetar. Asimismo, la "Esmeralda" tuvo que desarrollar ejercicios para mantener el adiestramiento, especialmente en la artillería.

A fines de 1871 la "Esmeralda" zarpó a Mejillones, permaneciendo allí de estación hasta febrero de 1872, pasando al regreso por Juan Fernández.

En su permanencia en Mejillones, Arturo Prat desempeñó funciones de profesor de Ordenanza Naval, obligándose con ello a estudiar detenidamente un texto, compuesto de cláusulas de los cánones españoles monárquicos de Carlos III, en la cual se contrariaban obvios principios de libertad.

Es por ello que Prat comenzó por dictar a sus alumnos las teorías del derecho público y administrativo que pudiesen servir de guía para clarificar las atribuciones que la señalada Ordenanza fijaba en una sola persona.

Estos mismos estudios de la Ordenanza lo hicieron un experto en ella y le sirvieron, por la ligazón que le cabe, para sus futuros estudios de leyes que pensaba iniciar tan pronto el tiempo se lo permitiera.

Poco después, en abril de 1872, Ramón Vidal Gormaz cambió destinación, al ser designado como Comandante de la goleta "Covadonga", quedando desde esa fecha el Teniente 1o. Arturo Prat como subdirector, profesor y oficial del detall de la "Esmeralda".

Por enfermedad del director, en ese mismo mes de abril, Prat quedó como Comandante accidental, hasta junio, en que Luis Alfredo Lynch Zaldívar volvió a tomar el mando del buque y dirección de la Escuela Naval.

El buque fue comisionado nuevamente a Mejillones y allá empezaron a mermar los oficiales por motivos de enfermedad, incluído el propio Comandante Lynch, que regresó a Valparaíso. El 21 de noviembre Prat fue nombrado Comandante y director accidental de la "Esmeralda" y la Escuela Naval, respectivamente. El 28 de ese mismo mes, la corbeta fue relevada por la corbeta "Abtao", zarpando a Valparaíso al día siguiente.

El Capitán de Corbeta.
El 12 de Febrero de 1873 ascendió a Capitán de Corbeta.

El 5 de mayo de 1873 desposó a Carmela Carvajal Briones, con quien tuvo tres hijos: Carmela de la Concepción, Blanca Estela y Arturo Héctor.

Permaneció en el mando accidental de la corbeta hasta junio de 1873, fecha en que la entregó al titular, Capitán de Fragata Luis Alfredo Lynch Zaldívar, quedando siempre como Segundo Comandante.

El 24 de mayo de 1875 hallándose en Valparaíso en la corbeta "Esmeralda", se desencadenó uno de esos temporales que han hecho historia en Valparaíso, puerto que en ese entonces no contaba con las obras portuarias de hoy en día.

El buque se hallaba amarrado con cadenas a su boya en Valparaíso. Como el tiempo se había presentado bonancible y nada hacía esperar un cambio meteorológico de magnitud en pocas horas, sus dos jefes superiores estaban en tierra. Lynch había bajado como cualquier día y Prat, con licencia por una ligera enfermedad.

En la noche del 23 al 24 de mayo el ligero viento del norte fue arreciando rápidamente y se transformó en temporal. Cuando amaneció, Valparaíso hervía enloquecido y el mar se precipitaba en furibundas olas contra los arrecífes de la playa y el viento rugiente sacudía como plumas las frágiles embarcaciones y tesaba las cadenas y amarras de los buques mayores hasta términos peligrosos.

Cuando las olas se agigantaron y bañaban las cubiertas de las naves y los tripulantes a duras penas podían caminar contra ese viento de fuerza incontrolable, el vapor "Valdivia" fue arrojado contra la "Esmeralda" cortándole las cadenas, rompiéndole el bauprés y echándole abajo el palo trinquete. En tal emergencia, la vieja corbeta quedó al garete y se atravesó chocando con el vapor "Maipú", su camarada en Guerra contra España y a la sazón convertido en pontón.

En esta angustiosa situación llegó Lynch a bordo, quien hubo de subir por un cabo lanzado desde cubierta al bote fletero en el cual llegó. Poco después lo hacía el Segundo Comandante, Capitán de Corbeta Arturo Prat, quien no obstante su licencia por enfermo, abandonó el lecho y se fue a bordo en una embarcación fletera que pagó a precio de oro. Los más animosos remeros habían rehusado llevar al personal a bordo y ni aún pagándoles precios exorbitantes, pero ante las exigencias de Lynch, por un lado y de Prat, por el otro, cada bote accedió, a su turno, a dejarlos a bordo.

Prat bogó junto a los remeros y todos se afanaron para llegar a la corbeta, subiendo y bajando sobre las crestas espumosas de las olas, exponiendo la vida, tanto a la ida, como a su regreso a tierra.

A pocos metros del costado de la corbeta y no pudiendo el bote atracar, so pena de atravesarse y darse vuelta. Prat se lanzó al agua y se acercó al buque a nado. Fueron sólo algunos pocos metros y desde a bordo le arrojaron un cabo y por él se ayudó para subir a cubierta, donde trabajó febrilmente, con el extremo de un cabo amarrado a la cintura y el otro a un mástil, de modo de tener la suficiente libertad de movimiento y a la vez le sirviera de seguridad para no caer al agua por las grandes escoras del buque. Igual procedimiento había adoptado Lynch en la toldilla.

Después de ímprobo trabajo y porfiada lucha, Lynch consiguió varar al buque de proa, ya de noche, frente a la actual estación de Ferrocarriles, El Barón.

Allí, como se pudo, se pasaron cabos a tierra. Prat se despojó del cabo que lo ataba y procedió a dirigir la maniobra de pasar espías, tanto para afirmar el buque como para poder abandonarlo, pues ya no podía hacerse otra cosa a bordo, sino que esperar en tierra que pasase la tormenta. Los oficiales de marina y la tripulación que se hallaba en tierra procedieron al salvamento de la gente, lográndose hacerlo sin ningún percance como a las tres y media de la mañana, gracias a la brillante labor desplegada desde a bordo por el denodado Capitán Prat. El último que dejó el buque fue el Comandante Lynch. Se hallaba en la playa el Comandante General de Marina, Francisco Echaurren García-Huidobro, el infatigable Mayor de Ordenes Juan Williams Rebolledo y muchos otros.

Pasado el temporal y vuelta la tranquilidad, se logró salvar la "Esmeralda" gracias a las atinadas medidas tomadas por Juan Williams Rebolledo y sus colaboradores, con ayuda del vapor "Ancud" y el remolcador "Adela," que pudieron zafarla y remolcarla lejos de la playa, para ser llevada al dique.

En muchas ocasiones Prat reemplazó a Lynch como director accidental de la Escuela Naval y allí su labor fue brillante, de una preocupación permanente, como exigía la importancia de su cargo, con espíritu de responsabilidad y siempre teniendo en mente la equidad, rectitud e imparcialidad en los problemas disciplinarios internos.

Sus notas a la Comandancia General de Marina, fueron siempre juiciosas y al pedir los elementos indispensables para la Escuela Naval revelaron su honestidad funcionaria, incorruptible, pero humana.

El Estudiante de Derecho y Abogado.
No obstante su tesonera labor como subdirector de la Escuela Naval, o frecuentemente, como director, Prat siguió estudiando para titularse de abogado, haciendo sus estudios, no en aulas universitarias, sino a bordo de la "Esmeralda".

Así, el 26 de julio de 1876 obtuvo su título de licenciado en leyes. Para ello presentó como Memoria un tema que era de actualidad en la fecha: las observaciones a la ley de elecciones recién publicada. En su trabajo se revelan dos aspectos interesantes y destacados de su inteligencia: sus tendencias filosóficas y su espíritu de investigación.

Licenciado en Leyes, Arturo Prat inició los trámites para obtener el título de abogado y el 31 de julio de 1876, vestido de uniforme de parada, con su espada al cinto llegó a la Corte. Llamó la atención y curiosidad en el recinto de los Tribunales al ver por primera vez un marino en trámites para obtener el título de abogado; hombre sencillo y sin vanidad, quiso en esa ocasión, para él solemne y de imperecedero recuerdo, presentarse con lo mejor que tenía.

Al anunciarle el portero, a la hora fijada, que no habría examen y en consecuencia podría retirarse y esperar se le fijara una nueva fecha para este examen, Prat, no acostumbrado a estas manifestaciones tan en desacuerdo con la Ordenanza Naval, como faltar a la puntualidad y al respeto a la palabra o compromiso contraído, se incomodó visiblemente, pues se le había hecho concurrir desde Valparaíso en un día y hora determinados, prescindiendo que esto para él era un sacrificio.

Por lo tanto, reclamó con toda justicia al primer oficial de la Secretaría de la Corte, quien le aconsejó pidiera audiencia para hablar con el Presidente del Tribunal, don Manuel Montt Torres.

Prat, sin dilación alguna, consiguió la audiencia solicitada y expuso a Montt la urgencia de volver a su buque y le rogó se sirviera tomarle el examen correspondiente.

El señor Montt consultó el caso con sus colegas y sin vacilaciones, su petición fue aceptada por unanimidad y el portero recibió orden de hacer entrar a la sala, a aquel oficial de Marina tan justamente molesto.

Pero al entrar, nuestro héroe fue detenido por el portero, quien le manifestó que al Tribunal no era permitido llegar ni con bastón ni mucho menos con espada y que tuviera a bien quitársela.

Por primera y única vez en un acto oficial, Arturo Prat entregó su espada en manos ajenas, sólo ante la majestad de la ley, en la portería del primer Tribunal de la República.

Ello no lo habría de conseguir ni siquiera la abrumadora superioridad del "Huáscar", ni aún la misma muerte en la cubierta del monitor; pero sí los jueces de la Corte Suprema de Justicia de Chile.

De tal manera, Arturo Prat entró en la sala despojado de su espada y como simple licenciado en leyes, aún cuando vistiera su más elegante levita de Capitán de Corbeta.

Dio un brillante examen y luego de ser aprobado unánimemente, terminada la audiencia fue felicitado por el secretario, señor Infante, en nombre de la comisión que lo examinó, por la extraordinaria competencia demostrada en el examen.

Se le hacía justicia al talento, a la perseverancia en el estudio y a las dotes naturales de este hombre de excepción.

Antes de ser examinado, ya Prat había desempeñado con brillo labores de abogado al defender al ingeniero Ricardo Owen, acusado de desobediencia y después a su amigo y compañero Luis Uribe Orrego, acusado del delito de desobediencia y desacato a sus superiores.

En una defensa notable por su precisión y habilidad magistral, dejó de manifiesto la actitud arbitraria e increiblemente enconada del Almirante José Anacleto Goñi Prieto, el no menos censurable proceder del Ministro Alberto Blest Gana en Europa y la poca versación en estos menesteres del fiscal. Fue un gran triunfo de Arturo Prat, pues el Consejo de Guerra absolvió al acusado, dándole por cumplido el tiempo de seis meses en que Uribe estuvo arrestado y le concedió todas las indemnizaciones a que tenía derecho.

Sin contar al fiscal, Capitán de Fragata Luis Ignacio Gana y al defensor, Capitán de Corbeta Arturo Prat, el Consejo estuvo compuesto por el Contralmirante Santiago Jorge Bynon, Capitanes de Fragata Galvarino Riveros Cárdenas y Luis Alfredo Lynch Zaldívar, los de Corbeta Oscar Viel Toro y Luis Pomar Avalos, el auditor de guerra Ramón Huidobro y de los secretarios Luis Angel Lynch Irwing primero y Constantino Bannen Pradel, después.

A la muerte del Vicealmirante Manuel Blanco Encalada, ocurrida el 5 de septiembre de 1876, entre otros oradores, hizo oír su voz en sus funerales en Santiago, leyendo un discurso que reveló su erudición.

Igual cosa ocurrió el 27 de diciembre de 1877 en los funerales del Vicealmirante Robert Winthrop Simpson, en que despidió sus restos con una brillante elocuencia.

El año 1876 la Escuela Naval se cerró y Prat pasó a desempeñarse como ayudante en la Gobernación Marítima de Valparaíso y fijó su estudio de abogado en la Plaza de la Justicia, en los altos del Banco Consolidado de Chile.

Esto le permitía atender sin inconvenientes, en horas de franco su clientela y en horas de servicio los deberes de su cargo.

Cuando se presentó en la Camara de Diputados el proyecto de Ley de Navegación, con fecha de 14 de diciembre de 1876, algunos de sus autores tomaron contacto con Arturo Prat, para que éste emitiera un juicio al respecto e insinuara modificaciones que estimara conveniente.

Después de algunos meses de trabajos incesantes, Prat manifestó sus observaciones y presentó a los autores del proyecto una gran cantidad de comentarios fundamentados en 152 artículos. Muchas de sus propuestas fueron aceptadas y la ley salió aprobada el 24 de julio de 1878 y permaneció vigente cien años.

El Capitán de Fragata.
Ascendió a Capitán de Fragata el 25 de Septiembre de 1877.

En 1878 se produjeron incidentes internacionales entre Chile y Argentina y los ánimos se caldearon al extremo de prepararse el país para la guerra.

El gobierno del Presidente Aníbal Pinto lo eligió por su absoluta discreción y confianza, para mandarlo como agente especial confidencial a Uruguay y con instrucciones de trasladarse a Buenos Aires para obtener informaciones de la apresto armamentista argentino.

La labor desarrollada fue descollante. Con su informe el gobierno chileno se formó una imagen clarísima de los preparativos argentinos.

No bien se hubo superado el litigio con Argentina, se presentó el viejo problema con Bolivia, que se agravó a tal extremo cuando se conoció un tratado secreto que involucraba a los tres países limítrofes, pero que no fue ratificado por Argentina.

Al iniciarse la Guerra del Pacífico, Prat fue designado ayudante de la Comandancia General de Marina, puesto que Prat rechazaba. Cuando don Rafael Sotomayor debió ir a Antofagasta con instrucciones del Gobierno, solicitó un ayudante, siendo designado Arturo Prat. Estando ambos embarcados en el blindado "Blanco", fue designado para notificar el bloqueo de Iquique a sus autoridades, lo que realizó sin amilanarse de la actitud hostil de sus pobladores.

Se le asignó el mando de la goleta "Covadonga" , en reparaciones en Valparaíso, la que debía llevar a Iquique. Aprovechando esta situación el Almirante Juan Williams Rebolledo y Rafael Sotomayor, lo enviaron con la comisión de pedir personalmente al gobierno la compra urgente del vapor "Amazonas".

Terminada su misión en Santiago tomó el mando de la "Covadonga", cuyas reparaciones estuvieron listas a principios de mayo. El 3 de mayo la corbeta "Abtao" , al mando del Capitán de Corbeta Carlos Condell de la Haza y la goleta "Covadonga", al mando de Arturo Prat, zarparon a Iquique recalando en ese puerto el día 10 de mayo.

Para dar cumplimiento al plan concebido por el Almirante Williams Rebolledo, de atacar a la escuadra peruana en el puerto de El Callao, éste designó como Comandante de la corbeta "Abtao" a Manuel Thomson Porto Mariño, que comandaba en ese momento la corbeta "Esmeralda", siendo reemplazado por Arturo Prat y designando Comandante de la goleta "Covadonga" a Carlos Condell de la Haza.

El héroe y Su Legado.
El 16 de mayo, la Escuadra zarpó a El Callao con el plan de sorprender a los buques peruanos, pero simultáneamente ese mismo día zarpaban desde ese puerto el monitor "Huáscar" , la fragata blindada "Independencia" y los transportes "Oroya" y "Chalaco", con destino a Arica, con el objeto de llevar refuerzos, armamento, municiones y vituallas, cruzándose ambas escuadras, sin avistarse.

Allí el Capitán de Navío Miguel Grau Seminario se impuso que en Iquique se encontraban sólo dos buques chilenos bloqueando ese puerto, cuya inferioridad combativa en comparación al "Huáscar" e "Independencia" era inmensa y que un convoy con 2.500 soldados chilenos, había zarpado de Valparaíso con destino a Antofagasta. Entonces su plan fue hundir las naves chilenas para levantar el bloqueo de Iquique y atacar el convoy para apoderarse de los buques, tropa, armamento, víveres y vituallas. Como acción secundaria, destruir la máquina resacadora de agua de Antofagasta para evitar su suministro a las tropas allí acantonadas.

En las primeras horas del día 21 de mayo de 1879, se hicieron presente en la rada de Iquique los dos buques peruanos, el monitor "Huáscar" y la fragata blindada "Independencia", que en el Combate Naval de Iquique y Combate Naval de Punta Gruesa, se batieron con la corbeta chilena "Esmeralda" y goleta "Covadonga", respectivamente.

No se narrarán ambas acciones bélicas en esta biografía, porque se describen en los combates mencionados anteriormente, pero se señalarán algunos hechos relevantes que justifican el fervor patriótico que existe por la figura del insigne marino, Arturo Prat Chacón.

Aunque la diferencia de potenciales era tan evidente, Arturo Prat en vez de asumir la posición lógica de que no podría obtener una victoria y era mejor rendirse, optó por la decisión más difícil, de desafiar a la muerte y de combatir sin rendir el pabellón.

Su arenga a la tripulación antes del combate:

"Muchachos, la contienda es desigual, pero, ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Por mi parte , os aseguro que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber", es un mensaje de ultratumba, que transmitido de generación en generación, ha sido preservado como un emblema invaluable dentro de las tradiciones chilenas de "vencer o morir", lema grabado en las ruedas de gobierno de todos los buques de guerra nacionales, como asimismo mantenido vigente en un lugar preferente por las otras FF.AA.

Su temerario abordaje al monitor "Huáscar" y su muerte en la cubierta del buque enemigo, reforzó la decisión de su tripulación, de combatir hasta la muerte, aunque su inferioridad combativa aumentara a cada momento.

Asimismo, alentó a que el Teniente Ignacio Serrano Montaner y doce marineros intentaran nuevamente apoderarse del monitor a través de un segundo abordaje. Y por último, fue un ejemplo para el Guardiamarina Ernesto Riquelme Venegas, quien cuando la "Esmeralda" se estaba hundiendo y las aguas llegaban a sus pies, disparó un último cañonazo, que no cambiaría el curso de los acontecimientos, pero que significaba que los chilenos morían combatiendo.

En Iquique, Chile perdió un buque viejo, pero allí se gestó el principio de la victoria en la Guerra del Pacífico, porque con la muerte de Prat y de ciento treinta y nueve marinos, se creó una mística que llevaba a los hombres a hacer enormes sacrificios por la Patria, lo que fue ratificado en el Combate Naval de Angamos, asalto y toma de Pisagua, la batalla de Tarapacá, la batalla del Campo de la Alianza, la toma del morro de Arica, las batallas de Chorrillos y Miraflores y el combate de La Concepción.

Con razón Chile entero venera la imagen de Prat y sus camaradas, que señalaron el camino de la victoria y que sirven como ejemplo para las generaciones actuales y futuras de la nación.

fuente. http://www.armada.cl

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
A las personas que creen que la vidas se les ha hecho difícil y se rinden al primer escollo, favor lean estas líneas para que se den cuenta que con tenacidad se sale adelante y se cumplen los objetivos.
A los autores, muy buen resumen de la vida de uno de los tantos héroes chilenos, gracias.
Anónimo ha dicho que…
EXCELENTE RESUMEN, UN VERDADERO HEROE NO SOLO NACIONAL, SINO UNIVERSAL, QUIEN DEMUESTRA CON TODOS SUS ACTOS, LO MEJOR DE LA NATURALEZA HUMANA, ALGO HOY EN PLENO SIGLO XXI, DEMASIADO AUSENTE, DONDE LA VANIDAD Y EL PODER,ESPECIALMENTE EN INSTITUCIONES ARMADAS DE NUESTRO PAIS, SE HA PERDIDO POR COMPLETO.

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