Astronauta en tierra :Comienza el experimento Marte de la Agencia Espacial Europea

De niño, Oliver Knickel, 28 años, capitán del Ejército alemán, quiso ser portero en el equipo de fútbol más exitoso de Alemania, el Bayern Múnich, o sino maquinista de locomotora o piloto. Ahora participa en una simulación de expedición a Marte de la Agencia Espacial Europea (AEE).
Oliver Knickel fue escogido entre 5600 candidatos como único alemán para participar en el programa. Cuatro rusos y un francés pasarán con él 105 días en la imitación de una nave espacial que se encuentra cerca de Moscú. El objetivo de este experimento es observar y medir qué efectos tiene un aislamiento prolongado sobre la “tripulación”. Un primer test bajo condiciones casi reales para una misión real tripulada a Marte.
Durante ese tiempo, los seis astronautas están bajo permanente observación, viven juntos en un espacio muy reducido y no tienen contacto con el mundo exterior. Oliver Knickel lo sobrelleva para “ser una ruedita en el aparato de relojería que permitirá que algún día los seres humanos vuelen a Marte”.
Bildunterschrift: Superficie de Marte
Todo empezó en el Ejército
Después de su bachillerato en 1999, Knickel decidió entrar en el ejército alemán, según él una profesión interesante y polifacética. En 2002 estuvo tres meses en Afganistán, en la fuerza de seguridad ISAF. Sin embargo, la astronáutica siempre le interesó, y por ello participa en el proyecto Marte de la AEE
No le cuesta mucho cumplir los criterios más importantes, como tamaño, peso y condición física, pero también tiene buenos nervios. Ante todo la estabilidad emocional es muy importante, destaca Knickel, que da una impresión de madurez mayor que la de sus 28 años.
Bildunterschrift: Últimos exámenes médicos
Knickel maneja también varias lenguas extranjeras. Habla fluidamente el inglés y tiene muy buenos conocimientos de ruso. No obstante, lleva diccionarios de las dos lenguas, para el caso de que no lo entiendan sus compañeros rusos.
Cocina bávara en mínimo espacio
En todos los lugares de la nave espacial se encuentran cámaras de observación, excepto en los dormitorios, de sólo 3 metros cuadrados. El hecho de ser observado permanentemente no es problemas para Knickel. “No somos observados por mucha gente, ni en Internet ni en una cadena de televisión.”
Sus alimentos con nota bávara se los mandan desde Alemania. Vitamina y nutrientes adicionales los tiene que tomar en forma de alimento para bebés.
Los astronautas a plazo tienen que abstenerse de duchas, porque en la ingravidez no se las puede instalar. Lavarse sólo es posible con un trapo, dice, pero la higiene diaria es importante.
Llamadas con retraso
Knickel tiene consigo fotos de su novia y su familia, por si sufre de nostalgia. Pues sólo es posible ponerse en contacto con sus seres queridos una vez por la semana y con un retraso en la transmisión de correos electrónicos y llamadas telefónicas de 20 minutos.
A la pregunta de si, en vista de tantas restricciones, durante los preparativos le surgieron dudas, Knickel responde decididamente: ¡no! En vista de ello no sorprende que en el caso de que se le ofreciera viajar realmente a Marte dijera: ¡sí!
Autor: Sabine Gogolok
Editor: Pablo Kummetz
fuente. http://www.dw-world.de

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