El Tejo:Una mata que mata, pero también salva vidas

El cardiólogo de Tubinga Christian Herdeg desarrolló un método eficaz para reparar arterias coronarias taponadas y conservar, a largo plazo, el libre flujo de sangre.

El secreto se esconde en un árbol milenario y venenoso conocido: el tejo. Una deficiente irrigación del corazón impide el necesario transporte de oxígeno. La causa de esto puede estar en la arterioesclerosis, un taponamiento progresivo de las paredes internas de las arterias provocado, generalmente, por el exceso de grasas y alcohol, las toxinas aspiradas al fumar y otras causas.

Alcanza dicha obstrucción niveles insoportables para el paso de la sangre, empieza a sentir el o la afectada severos dolores en el pecho y/o la espalda, un mal conocido como angina pectoris que se presenta acompañado de dificultad para respirar. Las enfermedades coronarias son males de masas en las sociedades industrializadas.



.Una situación que llevó al profesor Christian Herdeg, de Tubinga, a construir un “stent”, un tubillo de malla que es implantado en las partes afectadas y que tiene como función sostener las paredes internas para permitir la libre circulación de la sangre.

Pero el método Herdeg tenía aún una desventaja: la implantación de los “stents” deja, a menudo, cicatrices en las arterias. Cicatrices que pueden causar nuevas obstrucciones o restenosis, probable fuente de nuevos ataques cardiacos.

El problema fue solucionado por los expertos de Tubinga con la ayuda de la naturaleza. Las cicatrices progresivas desaparecen si sobre el tejido circundante se aplica un medicamento llamado “paclitaxel”, sintetizado del taxol, que ataca la formación de tejidos protuberantes sobre las cicatrices y facilita la estabilización de las arterias.

Con este método se disminuye la probabilidad de un nuevo taponamiento de las arterias y se hace innecesaria la implantación de bypass, dice Herdeg.

El tejo: antiesclerótico, antiofídico y anticancerígeno

.Paclitaxel es una sustancia extraída de la corteza del tejo del Pacífico (taxus brevifolia). Debido a que los pocos árboles existentes no pueden cubrir la demanda mundial, la sustancia se saca del tejo europeo (taxus baccata).

Ya en tiempos del emperador Claudio (41 d.C.- 54 d.C) el tejo era conocido como antiofídico. En la actualidad, del tejo se obtiene el taxol, un potente anticancerígeno, cuyo aprovechamiento casi extingue la subespecie del Pacífico.

Autorin: Judith Hartl / jov

Editora: Emilia Rojas

fuente: http://www.dw-world.de

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