España, Granada .Medicina pide a los alumnos llegados de México que no vayan a clase hasta el lunes

Los primeros universitarios que han ido a México de viaje de estudios vuelven a Granada y se toman las primeras medidas. La Facultad de Medicina de la Universidad de Granada (UGR), que es donde estudian la mayoría de estos ‘viajeros’, le ha recomendado a sus alumnos que no vayan a clase hasta el próximo lunes. Las clases no se suspenden, quienes no han ido al viaje tendrán a los profesores explicando la lección, pero los alumnos de cuarto que volvieron ayer de Cancún «es aconsejable que hagan una vida social lo más restringida posible», explicó el decano de la Facultad de Medicina, Indalecio Sánchez-Montesinos.
En este viaje, que se terminó ayer, han participado más de 120 estudiantes de la Facultad de Medicina. Los alumnos que no son de Granada y están en colegios mayores deberán irse a sus casas. Les han pedido que no vayan a los colegios mayores.Así se lo comunicó también el decano a los estudiantes.
Sánchez-Montesinos argumentó que ayer se habían reunido en la facultad y tomado esta medida para que «todos podamos estar un poco más tranquilos». Agregó que «nos vamos a correr ningún riesgo». Por eso, desde primera hora de la mañana tenían claro que estos alumnos tampoco iban a participar en ninguna práctica clínica en hospitales. «Para esta semana no habían previstas, pero en el caso de haberlas también se hubieran suspendido». Algunos padres de alumnos de esta facultad ya llamaron ayer al centro para saber qué estaba pasando y se quiere evitar la alarma.

fuente. http://www.ideal.es/

Hay más miedo en Granada que en MÉXICO

«La parte buena de todo esto es que no tendrán problemas para aprobar la asignatura de Epidemiología. Vamos, digo yo. Con lo que han pasado, tendría guasa que suspendieran».
Los cerca de cien estudiantes de Medicina de la Universidad de Granada que ayer regresaron de su vacaciones de ‘paso del ecuador’ en México, fueron recibidos por sus aliviadas familias con chistes y bromas. Una mujer, por ejemplo, se dedicó a repartir mascarillas entre varias futuras galenas, que premiaron el ‘brote’ de cachondeo con carcajadas. No hay mejor vacuna que la risa para prevenir eventuales ataques de nervios.
Bronceados y fatigados, los médicos en ciernes llegaban con una paradoja en la mochila:hasta que no llegaron a España, no sintieron los ‘efectos’ colaterales de la epidemia mexicana de gripe porcina. Allí, en la Riviera Maya –uno de los santuarios turísticos charros–, nada de bocas tapadas o recetas de ‘Tamiflú’, el fármaco antiviral que se hizo célebre cuando lo de la gripe aviar. Sólo playa, sol, alguna que otra excursión y diversión hasta última hora. Y no es una frase hecha. La mayoría de los excursionistas se subió al avión que debía traerlos a España sin haber pegado ojo.
Fiesta de despedida
La fiesta de despedida se alargó hasta el mismo momento de partir hacia el aeropuerto. La gripe porcina era un lejano rumor y, en algunos casos, ni eso. «Parece que hay más alarma aquí que en México. Muchos nos hemos enterado de lo que estaba pasando allí al llegar a España. Algunos familiares comentaban cosas por teléfono, pero no hacíamos demasiado caso. Es que en la zona de la Riviera Maya y Cancún la situación es de total normalidad. Nosotros no hemos percibido ninguna preocupación. Y, además, es lógico que sea así. Somos estudiantes de Medicina y estamos ante una gripe... vale, parece que es una gripe más grave de lo normal, pero hay que estar tranquilos», indicaba un joven, cuyo equipaje incluía un aparatoso sombrero de mariachi.
Fue aterrizar en Barajas y el paisaje cambió radicalmente: policías con guantes de látex y mascarillas, formularios, preguntas, esperas, impaciencia... «Estuvimos unos tres cuartos de hora en el avión antes de poder bajar. Rellenamos un papel con nuestros datos personales y nos dieron otro con una serie de consejos. Eso fue todo. Nos habían dicho que igual nos tomaban la temperatura, pero al final no se hizo... Después, al bajar del avión, había gente que pasaba a nuestro lado y contenía la respiración para no contagiarse. Es que éramos los que veníamos de México y nos tenían como apartados. Una exageración», relataba otra de las expedicionarias de la Facultad de Medicina de Granada, una joven que confesaba estar harta de la expectación periodística que había causado su peripecia. «Las televisiones también estaban en esperándonos en Madrid. Y lo único que podemos decir es que estamos bien. No nos pasa nada. Estaremos unos días atentos por si aparecen posibles síntomas. Si es así, iremos al médico y ya está», agregó la estudiante en medio de una de esas concentraciones de cámaras y antenas parabólicas tan habituales cuando se trata de equipos que juegan la ‘Champions’ o de estrellas del rock and roll.
Ellos no eran ni lo uno ni lo otro. Su fama –efímera, por otra parte– se la deben a un virus conocido como A/H1N1, un microorganismo mutante del que el mundo no sabía nada hasta hace unos pocos días. Ahora es una verdadera ‘celebridad’ y todo lo que tenga relación con él es de interés para una opinión pública ávida de información. Es normal.
El miedo de los padres
Como es normal que los futuros médicos no se sintieran amenazados durante sus nueve días de asueto en la Riviera Maya. No había razones para ello y nadie hace un viaje transoceánico para pasarlo mal. Y menos cuando se tienen veinte años. El A/H1N1 –que puede que algún día de estos les ‘caiga’ en un examen– no iba a aguarles la fiesta.
En cambio, el estado de ánimo de sus padres sí que presentaba alguna que otra grieta. Y también es lógico, Su principal preocupación era que sus hijos no enfermasen en México –de un simple resfriado, por ejemplo–, lo que habría supuesto una verdadera epopeya para las familias y una carga ya insoportable de incertidumbre. «Yo le decía a mi hija que ni se le ocurriera toser hasta que estuviera en España», explicaba con una sonrisa nerviosa una mujer poco después de la llegada de los autobuses que traían a los estudiantes desde Madrid.
Seguro que a estas alturas del reportaje habrá desconfiados que quieran saber si hubo besos y abrazos en el recibimiento –dos efusiones un tanto ‘criminalizadas’ últimamente por culpa del virus– . Pues sí. Ya mansalva.
El cariño también es una epidemia muy contagiosa.
-- carlosmoran@ideal.es

fuente: http://www.ideal.es

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